Capítulo 38

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Las horas se pasaron más rápido de lo esperado y salí antes del mediodía al hotel dónde estaban los chicos. Estacioné mi auto dónde pude y entré, no sin antes dedicarles unas miradas a las chicas que esperaban en la puerta... Si supieran quien soy. Me reí y seguí mi camino. Pregunté en la recepción dónde podía encontrarlos y tomé el ascensor al noveno piso. Todavía estaban en la entrevista así que los esperé fuera del salón dónde se suponía que estaban. Cinco minutos más tardes se abrieron las puertas. Tres personas salieron y yo entré. Tres de los cuatro chicos se pararon del sofá dónde estaban sentados y se acercaron a saludar - ¡Qué sorpresa!

-          Yo tampoco sabía que tenía que venir... bueno, sí pero lo había olvidado – al haberlos saludado noté que Bill seguía en el sofá y desde ahí movía una mano en forma de saludo - ¿no te levantás?

-          No se puede levantar – dijo Tom a mis espaldas

-          ¿Tan fuerte te golpeaste? – lo vi hacer una mueca en forma de respuesta. Me acerqué a él a saludarlo - ¿Cómo vas a hacer con las personas que entran ahora?

-          Estoy sentado para poder mantenerme parado cuándo ellos lleguen. Después me vuelvo a sentar – miré sus pies

-          Al menos hoy no tenés esas plataformas gigantes

-          ¡Es lo que yo digo! – saltó Georg de fondo – le dije que no se las ponga, pero es cabeza dura

-          Bueno, chicos, espérenme que ahora vengo con los ganadores de los pases. Pónganse lindos – dije guiñándoles un ojo mientras volvía a la puerta a encontrarme con los representantes de Universal que también habían venido.

Todo salió bien. Bill intentó que no se note que casi no podía mover la pierna. Hicimos todo en dos tandas porque el lugar no era muy grande y todos salieron contentos, a pesar de haber sido más corto de lo que yo esperaba que fuera y estoy segura que los fans también esperaban algo más largo. Les dieron una pausa a los chicos para almorzar y luego seguir con las entrevistas. Acompañé a los chicos al restaurante antes de volver a la oficina. Seguía sin tener el mejor humor del mundo, a pesar de creer que volver a ver a Bill al menos podía relajarme un rato. Él tampoco estaba de buen humor, parecía. Seguramente era lo de la pierna. Ellos se sentaron – Chicos, yo tengo que volver a la oficina – les dije

-          Ay, Samanta ¿no te vas a quedar en nuestro último almuerzo? – decía Georg. Para mi sorpresa entre ayer y hoy era el que más me había hablado. Bill y Tom estaban casi mudos en lo que a mí se respecta. Los miré cruzando miradas.

-          No, no, gracias, pero mejor vuelvo al trabajo

-          Es menos de una hora – dijo Tom – no creo que haga mucha diferencia. Nosotros invitamos, dale. – Los miré a los cuatro que con una sonrisa aprobaban la oferta... o al menos tres. Bill seguía casi sin expresión en la cara

-          ¿Qué les pareció la bienvenida a Argentina? – dije acomodándome tímidamente a la izquierda de Bill en el único lugar libre

-          Increíble – dijo Gustav. Los chicos siempre me decían que él casi no hablaba, si lo hacía era para decir lo que en verdad pensaba, así que que lo haya dicho así me sacaba una sonrisa.

-          Sí, sin dudas. Estuvo muy bien – dijo Bill, mirando su plato de comida.

-          Entonces me parece que ya es más que seguro que Argentina la sumamos al tour – intentaba sonreír, fingir que estaba bien a pesar de seguir resonando en mi cabeza la discusión de hoy en la mañana

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