Capítulo 19

70 5 7
                                    

"Martín, ¿vas a querer que pase por vos el lunes por la mañana? Puedo tomarme libre en el trabajo para hacerlo.

Solo para corroborar ¿está todo bien?"

Ayer que no me respondió más y ese último mail me había dejado pensando ¿hice algo? ¿Dije algo? Revisé todos y cada uno de nuestros últimos mensajes pero no había nada que pudiese haberlo enojado. Me quedé esperando una respuesta.

Por la tarde volví a escribir "Hey, ya llegué del trabajo ¿te parece que te llame?" y seguía en nada. Mi celular sonó, era Ludmila "¿POR QUÉ NO CONFIRMARON MEXICO Y ARGENTINA AL MISMO TIEMPO?"

-          ¿Quién confirmó qué?

-          Hoy escribieron de los 40 que vienen, pero de México lo dijeron hace días.

-          Sí, ya sé, pero ¿ellos no pusieron nada?

-          No

-          ¿Y de México?

-          Tampoco.

Les dije que lo hicieran ellos primero. Tiempo para una fiesta tienen pero no para tomarse dos segundos y escribir dos palabras en Facebook. Enojada, llamé a Bill

-          ¿Sí?

-          Bill, soy yo ¿escribieron ya en sus páginas que viajan a México y Argentina?

-          ¿Cómo?

-          Les dije que lo hicieran cuánto antes ¿Lo hicieron? – poco a poco fui calmando mi tono. No podía sonar enojada.

-          No, nosotros no...

-          Te pedí por favor que lo hagas antes que los otros medios

-          Si, ya sé que dijiste eso.

-          Hacelo, por favor, Bill. – y ahí es cuándo se notaba todo.

-          Bueno, ya voy.

-          Gracias. ¿Salió bien la entrevista hoy? – y cuando empiezo a sacar charla.

-          Sí

-          ¿Te pasa algo?

-          No... solo me siento algo mal...

-          Ah, bueno, entonces, que tengas un buen día y te mejores –Y cuando noto que sonaba mal, contestaba corto y no quería hablar.

-          Gracias

-          Adiós

-          Que tengas un buen día – y corté. Me sentí mal, me sentí enferma. Sentí que lo que creía que estaba bien, en realidad no lo estaba. Y quise verlo. Y la imagen de Martin cruzó mi mente y supe que lo que estaba mal no era lo que creía, sino que era yo.

By Bill

Seguía cansado y mi cabeza todavía molestaba. Tom se había acostado. Yo llamé a Shannon, la chica que había mantenido el departamento mientras nosotros estábamos en Europa, para ver si podía venir a limpiar el desorden que quedó de anoche. Siempre me sacaba de esos apuros. Una hora más tarde llegó así que yo fui a mi cuarto para dejarle el camino libre. Recostado, noté sobre mi cómoda la bolsa con el regalo para el bebé de Jessy, con la fiesta y las entrevistas lo había olvidado. La tomé y salí, hoy debería estar ahí. Intenté poner mi mejor cara y lucir lo menos resacoso posible. Toqué el timbre. Todo estaba muy silencioso ¿se habrán ido? Esperé, sosteniendo la bolsa frente a mí, con ambas manos, mirando la fachada de la casa, aunque ya la conocía. Seguí esperando. Tal vez no hay nadie... Tal vez... Volví a tocar el timbre. Poco después se escuchó un portazo y los pasos bajando por la escalera y la puerta la abrió Martin, otra vez. Había olvidado que él estaría acá. Había olvidado que estaba acá. Había olvidado todo y ahora recordaba todo y en un flash en mi mente apareció él, a centímetros míos, otra vez y recordé lo que había pasado la noche anterior. Mal momento para recordar. Me sonrojé al recordarme hablándole al oído, al recordarme mirando sus labios. Mal momento para recordar. Lo miré, me estaba mirando. Ninguno dijo nada, otra vez. Di un paso atrás, nervioso, intentando que la distancia entre ambos sea mayor, aun sabiendo que no era lo que quería. No, no lo quería. Bajé mi mirada a la bolsa que colgaba de mis manos y sonreí. Lo miré - ¿No está? – el sólo negó con la cabeza. También sonreía, incómodo, se notaba. Volvimos a quedar en silencio. Lo vi levantar su brazo y volver a rascar su cabeza ¿lo hace siempre? - ¿Cómo... - ¿debía? ¿Quería? Tomé aire - ¿cómo lo pasaste ayer? – reí, nervioso. Me balanceé sobre mis pies y le dediqué una media sonrisa

-          Bien... pero creo que tomé un poco de más

-          Sí... yo también – reímos. Ver que chistaba hizo que no me sintiera tan tenso, aunque su presencia me seguía poniendo nervioso.

-          Qué pena que ya me voy – dijo descolocándome. Creo que se pudo ver en mi cara – digo... porque... si hicieras más fiestas... ya sabes – lo miré sorprendido ¿debía contestar algo? ¿qué? Solo sonreí – Yo emmm... Jerry está arriba, si querés hablar con él o... no se – volvió a rascar su cabeza.

-          No emmm... bueno, sí. Bah, no es tan importante ¿cuándo te vas?

-          En tres días... el domingo. – vi que me miraba, quise correr la vista pero volvió a hablar – podes pasar, yo llamo a Jerry

-          No es... - iba a decir que no era necesario pero inconscientemente estaba entrando al departamento, cruzando a su lado mientras me invitaba a entrar. Decidí no decir nada.

-          ¿Querés tomar algo? – preguntó mientras me señalaba el sofá para que me sentara. Solo negué, siguiendo cada paso que daba – Ya vengo – dijo y comenzó a subir las escaleras. Suspiré. Poco después Jerry apareció en escena, seguido de su cuñado

-          Hey ¿qué te trae por acá? Buena fiesta la de anoche – reí otra vez. Martín seguía atrás suyo. Estaba mirando al suelo.

-          Sí ¿no? Debería hacer otra pronto antes de - ¿antes de qué? ¿Antes de las entrevistas que ellos no saben que tengo o antes que Martin se vuelva a Argentina como si fuese algo que debería importarme? – antes que tenga que ir de viaje otra vez

-          Ustedes dos viven de viaje, quien no hubiese deseado tener la suerte que tienen de haber tenido un abuelo con plata ¿no? -  rio - ¿quieres beber algo?

-          No, no, todavía me da vueltas la cabeza... Quería saber cuándo vuelve Jessy, olvidé darle algo

-          Ojo con mi mujer, rompecorazones – bromeó. Martín seguía parado aunque Jerry ya estaba sentado a mi lado. Levantaba y bajaba la vista. Movía los pies y las manos.

-          No yo... - levanté la bolsa que tenía apoyada en el suelo, entre mis piernas – les había traído algo de Alemania – y le extendí la bolsa. Hablé mientras el comenzaba a abrirla – en realidad es una pequeñez, pero me pareció que a Jessy le podía gustar – volví a mirarlo. Ahora miraba a su cuñado y sonreía al ver lo que éste sacaba de la bolsa

-          Oh Bill... No debías hacerlo . Es muy linda ¿no lo crees? – le preguntó a Martín

-          Sí, lo es.

-          En realidad no era más que eso... Creo que tal vez debería...

-          ¿En verdad no querés tomar nada? – preguntó Martin, interrumpiéndome. Vi como Jerry lo miró sorprendido, casi tanto como yo. Volvió a sonreír

-          Creo que... Tom debe estar esperándome – estaba nervioso. Su insistencia me puso nervioso. Sus ojos clavados en mi me ponen nervioso. No poder mirarlo me pone nervioso. Me paré – Tal vez... en otro momento, antes que te vayas – él solo asintió y yo me dirigí a la puerta – Gracias por la invitación, igual. – Jerry fue conmigo, Martín nunca se movió de su lugar.

Volví a casa con una mezcla de cosas que no puedo describir en mi cabeza. Estaba nervioso, por sobre todo, intentando entender por qué me negué a quedarme. Cerré la puerta para encontrarme con Shannon ahí dentro. Le sonreí torpemente, más que todo para intentar creer yo mismo que podía sonreír.

-          ¿Pasa algo?

-          No... no pasa nada – dije por lo bajo. – Sí pasa. Pasa que me pasa algo que no debería – pensé en voz alta.

GirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora