- Estaba… estaba buscando a Gucci y creo que me perdí.
- Sí, es en ésta dirección, nosotros vamos para allá
- No, vos vas para allá, yo solo te acompaño. Puedo acompañarlos a los dos – dijo el moreno levantando una ceja, medio sonriendo, igual que lo hizo ayer. El rubio lo miró, sonrió y me miró a mi
- Mala idea no sería… ya que estás sola… a menos que no quieras. Te muestro como llegar y ya, no se – dijo nervioso. Hubiese preferido la segunda opción pero no podía simplemente ir detrás de ellos como si nada. Si me tomaba un taxi de igual forma los iba a encontrar allá, y mi humor está perfecto para charlar con un barbudo que se cree chistoso y su gemelo “soy perfecto”…
- No, no, malo no sería – sonreí o eso intenté. Que linda forma de arruinar lo que podía ser un buen día. Yo no tenía intenciones de hablar. Mi humor era el peor. Encontrarme a posibles clientes en la forma en que pasó, no. Y Martín. Martín que no salía de mi cabeza, ese “tal vez ya estoy cansado que sea así”.
Me encontraba caminando con dos extraños que hablaban entre sí, en un idioma que yo a penas manejaba, mientras me encontraba en un estado de trance. De un momento a otro quise llorar… no se cuándo fue la última vez que lloré, creo que el trabajo no me dejaba tiempo ni para reaccionar a éstas cosas. De un segundo a otro mis ojos se llenaron de lágrimas, ya no veía en que dirección caminaba – Hey ¿estás bien? – dijo una de las voces
- Si… solo… creo que mejor me vuelvo al hotel. Gracias por querer acompañarme pero… mejor me vuelvo
- ¿Estás segura?
- Se que no nos incumbe, pero en verdad ¿te encuentras bien? Te ves fatal
- Sí, estoy… estoy bien, gracias – cerré los ojos con fuerza para evitar que las lágrimas siguieran amontonándose en mis ojos. Respiré hondo y me dirigí a la calle para llamar un taxi
- ¿Qué haces? – volvió a hablar el rubio
- Voy a por un taxi. Ustedes pueden seguir su camino, chicos. Nos vemos mañana – dije sin pensar siquiera
- ¿Mañana? – dijo Tom entusiasmado
- ¿Eso significa que vas a trabajar con nosotros? – al Rubio le apareció una sonrisa en la cara ¿sería muy tonto decir que esa sonrisa acababa de hacerme sonreír? Me refiero a ver una sonrisa tan pura ¿qué acaba de decir?
- ¿Trabajar con… - quedé a medio completar la oración
- Dijiste que mañana vendrías a la conferencia de prensa
- ¿Yo?
- Sí – estúpida, estúpida, estúpida. Los miré a ambos, se veían confundidos. Tal vez tanto como yo, tal vez un poco menos. Eso es tu inconsciente hablando, Samanta. Ya sabés como funcionan éstas cosas. Respirá profundo. Inhalá, exhalá, calmate, pensá lo que vas a decir ahora.
- Nos vemos mañana, chicos – sonreí y seguí mi camino, levantando una mano y apurando mi paso ya que había visto un taxi. ¿Cómo podía una sensilla frase haberme cambiado el humor? ¿o fue la reacción que generó esa frase? El ver esa expresión de conseguir lo que se quiere… lo que en verdad se quiere. Escuché un silbido de fondo, me di vuelta y ambos gemelos me saludaron y regalaron una sonrisa. Las lágrimas y esa congoja en el pecho desaparecieron y me encontraba sentada en un taxi sin haber dicho a donde iba. Dije que me volvía al hotel porque sí, pero no, seguía queriendo mi cartera, así que volví a mi idea principal. Minutos después me encontraba en una de mis tiendas favoritas frente a dos carteras, una gris y una roja, decidiendo cual se vería mejor en mi
