V.

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Michelle Rojas

Estaba hablando con Alondra sobre la reunión familiar de todos los años en la mansión de los Ashton cuando todas las chicas gritaban como locas y me levanté para ver que pasaba. Ver a Hera sin reaccionar y en el suelo me dio mucho terror, bajé corriendo hasta llegar a ellas, la profesora estaba intentando de socorrer a Hera pero aún así no reaccionaba, de repente alguien le echó agua y cuando volteé era mi esposa, suspiré suavemente y volví a ver a Hera quién gritaba del dolor.

Me llevé a la precursora de este desastre a dirección y a las demás les pedí que fueran a clase, estaba muy molesta pero también muy preocupada por Hera, cuando llegaron los paramédicos Alondra se fue con Hera y yo me quedé en la escuela pendiente, iba rápidamente a dirección junto a la profesora Teresa y el ambiente era muy pesado, al llegar estaba Kendra asustada y Catrina me miró sin entender.

-No me pases llamadas, ni mensajes, nada, al menos que sea Alondra – le dije a Catrina y la rubia asintió rápidamente –
- Siéntate – dije seca y eso hizo Kendra –

Teresa se quedó parada y cruzada de brazos, mientras se apoyaba de la puerta de dirección. Miré a Kendra quién temblaba y estaba pálida, esta vez no sonreía victoriosa ni se creía más como al ver a Hera en el suelo.

-¿Por qué? – pregunté firmé y Kendra seguía en silencio – Pregunté Kendra – grité y ella alzó la mirada –
- Fue sin querer – respondió titubeante y me reí –
- Vi tu mirada y sonrisa de que lo hiciste a propósito y quiero saber ¿por qué? O te expulsó y no creo que quieras eso – Kendra abrió sus ojos como platos y se puso a llorar –
- Me cayó mal y quería darle una cucharada de su propia medicina – dijo finalmente y puse mis dedos en el puente de mi nariz –
- Vete a tu casa y vas a volver en dos semanas – dije seria y Kendra lloró aun más –
- No directora, se lo suplico, no me haga esto, mis padres me mataran – dijo llorando y suplicando la rubia y negué –
- Catrina – llamé a mi secretaria quién a los segundos entró – llama a los padres de Marín y díganle que su hija está suspendida por dos semanas – dije rotundamente mientras Kendra lloraba – ahora vaya a esperar a sus padres señorita Marín – pedí y salió corriendo –
- No sabía que podías hacer tanto por una alumna – dijo Teresa y fruncí el ceño –
- Eso y más hago porque respeten a los alumnos – dije seria – anda a clases y Teresa – me miró de nuevo – a la próxima te despido a ti – me miró seria y se fue echando humo –

Suspiré pesadamente y quise llamar a Alondra para saber de Hera pero no quería molestar, así que decidí seguir pasando mis clases, a las 6 de la tarde llamé a Alondra para saber de Hera y me dijo muy seria la situación, sin embargo, me alegré de saber que ya la habían dado de alta, así que decidí ir a verla.

Cuando llegué, ella estaba llegando junto a sus madres, sonreí cuando nuestras miradas conectaron pero también me sentí muy nerviosa, caminé lentamente hasta llegar a ellas y nos saludamos, pregunté por su salud y terminé ayudándola a subir.

Un rato después llegó Lana y yo ya me iba, Hera me atrae tanto que alejarme es difícil, pero no es amor, yo amo a mi esposa, es más de que saca mis instintos, eso que jamás he podido sacar con Alondra. Bajo lentamente las escaleras y me encuentro con Judith, quién me saluda y nos sentamos a hablar.

Un rato después baja Lana y me puse a hablar con ella, mientras Judith terminaba la cena y se la llevó a su hija, quería subir pero no era momento y Lana me miraba atentamente.

-Ella estará bien – dijo y volteé a verla –
- Gracias, debo irme – agarré mi cartera –
- Michelle – me detuve y miré a Lana – tengan mucho cuidado – dijo y me fui –

Estaba camino a mi casa cuando las palabras de Lana me tenían pensando ¿tengan mucho cuidado? ¿Quiénes? Fruncí el ceño y llegué a casa un rato después, estaba la camioneta de mi esposa ya y suspiré pesadamente, me bajé con la cartera y el maletín.

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