XIII.

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Michelle Rojas

- ¿Y que te dijeron? – pregunté volviendo a la sala y volteó a verme sonriendo –
- Que me cuide y saludos a Julián – respondió y me reí –
- ¿Ahora soy Julián? – pregunté burlona y asintió –
- ¿Y tú que dijiste para venir a la playa? – preguntó de vuelta –
- Que iba a salir con mi mejor amiga Regina – respondí y ahora se reía ella –
- ¿Es guapa? – alcé una ceja y asentí – Al menos sé que soy Regina guapa – dijo y me reí negando – pero ahora quiero hacer algo ya que no tengo nada de ropa puesta – dijo y sonreí alzando una ceja –
- Esa idea me gusta más – me quité el vestido y caminé hasta ella mientras sus ojos se oscurecían –
- Hazme tuya – susurró estando frente a frente y asentí –
- Hasta mañana serás solo mía – susurré con voz ronca y la besé –

Mi lengua entró a su boca y batallábamos como si mañana se acabará el mundo, jadeábamos y nuestras respiraciones se volvían más erráticas, mis manos fueron a su trasero y le di un par de nalgadas haciéndola gemir, mientras yo sonreía perversa, sus manos masajeaban mis senos mientras echaba la cabeza hacía atrás y la volvía a besar.

Bajó con besos hasta el valle de mis pechos y metió uno primero a su boca haciéndome gemir por lo bajito, luego mordió el pezón y chillé, estaba húmeda con sólo tenerla en mis pechos, sabe hacer magia con esa lengua.

- Ahora no – dije mientras sus dedos llegaban a mi centro –
- ¿Qué? – preguntó agitada y sonreí –

Pasé mi pierna encima de ella y nuestros centros chocaron haciéndonos gemir, nos movíamos lentamente mientras ambos cuerpos se calentaban más y más, la atraje en un  beso, nuestras caderas tomaban vidas propias y empezaban a moverse más y más, los choques sonaban más, hasta que nos corrimos y me subí a darle un beso.

- Oh Dios – dijo frenética –
- Y ahora falta – dije ronca bajando hasta sus senos –

Metí un seno primero a mi boca mientras sus uñas subían y bajaban en mi espalda y de su boca salían sonidos gutural aparte de maldiciones, sonreí y subí la mirada para verla volverse loca, jugué un rato con ambos senos, bajé con besos y mordiscos por su abdomen, hasta llegar a su centro, que esta totalmente húmedo.

Alcé la mirada y la vi apoyada por los hombros, su respiración agitada, viéndome a los ojos, los labios entreabiertos y su cabello suelto, mientras que una gota de sudor rodaba por el valle de sus pechos.

- No quiero que me quites la mirada de encima – le dije y asintió –
- Es… esta bien – susurró como pudo –

Masajeaba ambos senos mientras mi lengua limpiaba cada fluido del orgasmo anterior, sus gemidos eran cada vez más fuertes, mi lengua entraba y salía de ella, iba al clítoris hasta que sentí que iba a venirse y me detuve para sentarme y darle la vuelta para ponerla en cuatro. Le daba besos en la espalda, hasta que llegué a su trasero el cual mordí, lo ansiaba tener sólo para mí y aquí lo tengo, sonreí maliciosa y le di tres nalgadas seguidas haciendo que se retorciera entre mis manos.

Pasé mi lengua desde la punta del trasero hasta su clítoris y la oí chillar, sonreí y metí tres dedos mientras agarraba su cabello con mi mano izquierda, movía rápidamente mis dedos, entrando y saliendo, mientras sus gritos eran cada vez más y sus caderas se movían al compás de mis embestidas, mordía y lamia su cuello hasta que se corrió gritando mi apellido y así sostenerse del sofá para no caer, saqué lentamente mis dedos y los metí a mi boca para limpiarlos, se giró y bajo su mirada los lamía para sonreír y acercarme a besarla.

- Tú no te vas a salvar – susurró y me reí –
- Soy toda tuya – dije y me levanté para ofrecerle mi mano – vamos arriba, te va a encantar – dije y agarró mi mano para levantarse –

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