XLVII.

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Hera Mitch

Estoy jugando con Charlotte mientras estamos todas en el aeropuerto, por cosas de la vida el vuelo de mamá Lana sale a la misma hora que el de Michelle y aquí estoy sentada esperando. Siento unas inmensas ganas de llorar pero tuve el mejor fin de semana en muchos meses. Nos levantamos todas para despedirnos, el primer llamado me hizo reaccionar.

- ¿Cuidas de tu mami? – preguntó mamá Lana y asentí –
- Nos vemos pronto – dije y nos abrazamos –
- Chao castaña, nos vemos luego – se despide Regina y sonreí asintiendo –
- Vale cariño – dije y me acerqué a Charlotte – nos vemos preciosa – dije y le di un beso en la frente –

Regina le quitó la bebé a Michelle para acercarse a Lana y Judith, me acerqué lentamente a Mich y ella sonríe de lado, no quería que llegará este momento, incluso quería que se quedarán aquí pero eso suena tan imposible.

- ¿Me esperaras? – pregunté y Michelle asintió –
- Esto – se quitó el collar de plata que lleva con un dije de motorizado – era de mi abuelo – dijo con la voz quebrada – llévame contigo hasta que nos volvamos a ver – me colocó el collar y me dio un beso en el hombro –
- Nos volveremos a ver – susurré en un hilo de voz –

Otro llamado y ambas nos miramos unos segundos largos, suspiré y Michelle se acercó a mí para darme un beso en la frente, luego uno en la nariz y finalmente un suave beso en los labios con sabor a despedida, un par de lágrimas corrieron por mis mejillas y la vi irse con su hija, con Regina y con mi madre.

Mi mamá Judith se acercó a mí y pasó su brazo por mis hombros, suspiré pesadamente para acercarme al ventanal que da vista hacia los aviones y la vi subirse, otra vez nos separamos y esta vez sé que será por muchos años, no sé cuántos pero si sé que la voy a extrañar demasiado.

- Es hora hija – susurró mamá y asentí –
- Vamos a casa, debo arreglar mis maletas – dije y mi madre suspiró triste –

Volvimos al coche y nos subimos, cada una se puso el cinturón de seguridad y me apoyé de la ventanilla mientras miraba el paisaje de New York sentí la mano de mi madre y volteé a verla, ella sonríe y me hizo sonreír, suspiré suavemente volviendo a ver el paisaje mientras que en la radio va sonando Love is a game, un par de lágrimas corren por mis mejillas mientras mamá maneja hasta casa. Un rato más tarde llegamos y nos bajamos para así subir hasta mi habitación, su perfume sigue impregnado, respiro profundo mientras cierro los ojos y sonrío nostálgica.

- Me toca seguir adelante – susurré y fui por mi maleta –







1 año después…

- ¡Mamá! – chillé emocionada al llegar a casa –
- Cocina – gritó de regreso –
- ¿Vamos? – pregunté y mi rubia asintió nerviosa – tranquila – digo riendo y le doy un casto beso –

Caminamos lentamente hasta la cocina y allí está mamá de espalda mientras cocina, hablo y voltea a vernos confundida, pero a la vez sin mucha expresión, le presente a mi novia y ambas estrecharon sus manos, unos minutos después ambas reían como si se conocieran de toda la vida y sonreí satisfecha. Estaba en mi mundo admirándolas cuando mi celular sonó y aquel número me puso pálida, me levanté y caminé lentamente hasta la sala.

Llamada

- Hola – susurré –
- Hola – saluda también en un susurro –
- Tiempo sin saber de ti – dije volteando a ver si venía alguien –
- Un año – dijo aceptándolo –
- Te llamé muchas veces y jamás contestaste – dije molesta y triste –
- Necesitaba alejarme para que cumplieras tus etapas – dijo en un hilo de voz –
- ¿Para qué me llamaste entonces? – pregunté seca –
- Porque te extraño Hera – dijo unos segundos después y suspiré cabizbaja –
- Yo… - me quedé sin saber que decir sabiendo lo que siento – también te extraño – dije tragando saliva –
- Fue lindo escucharte Mitch – dijo y sonreí de lado –
- Hasta luego señora Rojas – me despido y reía por lo bajito para finalmente colgar –

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