XX.

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Hera Mitch

- Oh… Heraaa – dice Michelle mientras mi lengua entra y sale de su vagina –

Sus manos se aferran a mi cabello, hundiéndome más y su pierna izquierda se enreda en mi cuello, succiono aquella tecla que la hace gemir más fuerte y maldiciendo haciéndome sonreír, sigo un rato más hasta que llega al orgasmo gritando mi nombre y limpio lentamente cada gota de fluido, subo con besos por todo su cuerpo hasta llegar a su boca y besarnos, enreda sus brazos en mi cuello, aprovecho en el beso para entrar en ella con dos dedos, muerde mi labio inferior mientras clava sus uñas en mi espalda y sube lentamente en ella, haciéndome gemir de dolor y placer a la vez, muevo mis dedos lentamente mientras la oigo gemir y calló aquellos gemidos con besos.

- Más… por… favor – dice sobre mis labios –
- Claro que sí, señora Rojas – susurro sensual y sonríe cerrando los ojos y clavando más sus uñas –

Muevo rápidamente mis dedos y sus caderas se mueven sincronizadas, la embisto rápidamente haciendo que sus gemidos sean más fuertes y ahogados, hasta que un par de embestidas más se corre haciéndola desplomar finalmente, apoyo mi cabeza en su pecho y escucho su corazón latir rápidamente, saco mis dedos y alzo la mirada, sus ojos están cerrados y su boca entre abierta, aprovecho en meter mis dedos a su boca y se ríe, pero luego con toda la sensualidad que la desborda saborea cada dedo y siento haber tenido al menos tres orgasmos más con ese acto.

- Contigo puedo tener mil orgasmos sin siquiera me toques – confieso y ella se ríe para abrazarme por las caderas –
- Imagínate yo cuando te veo con ese uniforme – dice y me rio ahora yo –
- Pervertida – dije y me deja un beso en la coronilla –
- Somos cariño… Somos – dijo ella finalmente –


Unas horas después, agarradas de mano nuevamente nos fuimos, al salir del ascensor nos despedimos del portero y salimos del edificio, nunca podría olvidar este lugar definitivamente, Michelle me abre la puerta del copiloto y le agradezco riendo, me subo y ella cruza el coche para subirse al piloto, coloca la cartera atrás y nos ponemos los cinturones para volver a nuestra realidad.

- Otra vez la realidad – digo al estacionarse en mi casa –
- Hera – me llama Michelle finalmente y volteo a verla, ella no quita la mirada de al frente – si… si yo estuviera embarazada ¿Qué pasaría con nosotras? – pregunta con miedo y pongo mi mano en su muslo –
- Nosotras, es lindo como suena, pero todo depende de ti, no de mí y si lo estuvieras todo sería muy diferente por el bien de todos – veo una lágrima rodar por su mejilla y voltea a verme –

Sus ojos marrones están con lágrimas y me abraza muy fuerte y allí entendí algo, estoy muy mal y aunque ella nunca lo sepa, me gusta demasiado, cierro los ojos fuertemente y enredo mis brazos en su cuerpo, nos separamos y agarro mi mochila.

- Hera – dice y la veo atenta – no estoy embarazada – confiesa finalmente y sonrío –
- Sí, estoy saliendo con Catalina – Michelle me mira y una lágrima se escapa pero logro borrarla –
- Nunca olvides todo lo que hemos vivido aunque estés con ella – dice dándome un casto beso y sonrío –
- Jamás lo haría – susurro en sus labios –
- Sea feliz señorita Mitch – dice y sonrío –
- Usted también señora Rojas – digo y ella asiente –

Me bajo y siento mi corazón latir rápidamente, no quiero ver atrás, camino lentamente y al llegar a la puerta escucho su coche irse y por fin caigo en cuenta que todo eso fue una maldita despedida o al menos así lo siento yo, mis lágrimas caen con todo lo que siento en mi corazón y me siento en las escaleras para poder respirar profundo, no está embarazada, todo era puros chismes baratos de la gente, sonrío triste porque yo sí estoy con Catalina, pero no la dejaré, no mientras Michelle esté con Alondra, pero venga ¿Qué le puede ofrecer una niña de 17 años que en unas semanas cumple 18 años? Nada la verdad, en cambio Ashton lo tiene todo, Michelle lo tiene todo, lloro amargamente.

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