VII.

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Michelle Rojas

Flashback

-Oírte gemir es un deleite – susurré en su oído derecho y se ahogó – no quise asustarte – le di un par de palmadas en la espalda y ella negaba –
- Esas cosas no se dicen mientras uno come – dijo luego de tomar agua y yo camino hasta quedar frente a ella, del otro lado de la barra –
- Tienes razón, lo siento – dije sonriendo victoriosa y suspiró –
- Estás hermosa – dijo cambiando el tema y me sonroje –
- Gracias – susurré y asintió –

Nos quedamos mirándonos un par de minutos y odié   cuando nos interrumpió la voz de mi querida esposa, quién me llama y suspiré para salir de la cocina, pero una fuerza superior a mí me detuvo mientras ella seguía dándome la espalda y respiré profundo para decir lo que siento.

-Quisiera oírte gemir en otras circunstancias – dije y terminé de irme –

Final flashback

- Es todo muy fuerte – dijo Regina y asentí –
- Y ¿Cómo van las cosas con Alondra? – tragué saliva y sonreí de lado –
- Muy bien – respondí mintiendo –

Fernando sólo me miraba atentamente, mientras las chicas y yo hablábamos sobre Hera y como en tres semanas me ha hecho dudar de tantas cosas.

- ¿La quieres? – preguntó finalmente Fernando y volteé a verlo –
- No, es más de placer ¿sabes? Quiero tenerla en mis sábanas gritando mi maldito nombre – respondí y tomé un trago más de mi cerveza –
- Le creo – finalizó Fernando y nos reímos –

Seguimos hablando y bebiendo hasta que se hizo la medianoche y todos decidimos irnos, Renata terminó pagando y nosotros nos quejamos entre risas, salimos del local y vimos a Regina irse, Ximena irse, Renata irse y a Dalia, quedando sólo Fernando y yo.

- ¿Eres feliz? – me preguntó mi mejor amigo y miré a la nada –
- Mientras no tenga un hijo, no creo que sea feliz – susurré y se me hizo un nudo en la garganta –
- No sigas perdiendo tu tiempo con ella, nunca te hará feliz – dijo y me abrazó, me aferré a aquel abrazo mientras lágrimas rodaban por mis mejillas –
- Michelle de Ashton – oímos a mis espaldas y me separé de Fernando para voltear a verla –
- Alondra – dijo Fernando y ella se cruzó de brazos –
- Anda a casa, luego hablamos – susurré y él negaba –
- No pienses que te dejaré sola – dijo abrazándome y negué –
- No me hará nada – dije –
- Sabes que sí y hoy no será la excepción – dijo y me paralicé –
- Vámonos Michelle – gritó Alondra ebria y empecé a sentir frío, más unos nervios horribles –
- ¿Nos vamos? – me preguntó Fernando y asentí – Hasta luego cuñada – dijo y subimos a su coche para irnos –

Sólo escuchamos los gritos de Alondra, cuando me vi lejos de ella pude respirar profundo y sentir que mi alma volvía a mí, no entiendo como sigo con ella si cuando bebe es otra persona, una horrible persona.

- ¿Dónde quieres que te deje? – preguntó Fernando y suspiré –
- Un hotel esta bien – respondo y volteé a verlo –

Fernando es aparte de mi mejor amigo, mi ex novio, a él lo dejé por Alondra, que absurdo, más porque Fernando me lo advirtió mil veces y jamás le hice caso, me había enamorado perdidamente de ella, sin darme cuenta me casé con alguien que llevo 10 años desconociendo.

Tal cual, Fernando me dejó en un hotel y hasta pagó mi habitación, le dije que luego se lo pagaría y se molestó, pero él sabe que no me quedaré quieta hasta hacerlo, mañana es otro día y debo estar perfecta para la escuela.

- Nos vemos Fer – lo abracé fuerte – Gracias por todo – dije y me dio un beso en la frente –
- Soy tu mejor amigo así que no agradezcas y Michelle – lo miré atentamente – intenta ser feliz aunque sea con alguien más – dijo y se fue –

Sus palabras no salían de mi mente y mi celular no dejaba de sonar, Alondra me dejó al menos 15 llamadas pérdidas y no cuento los mensajes, ni las notas de voz. Mañana hablaré con ella, ya ahora estoy muy cansada, me eché una ducha rápida y me pongo solamente la ropa interior ya que no tengo ropa y mañana debo ir a la escuela a primera hora, será que mañana paso a casa y me cambio antes de irme.



- Buenos días – dije sonriendo y el señor Andrés me miró como un padre a su hija –
- Buenos días señora Michelle – negué y seguí hasta la dirección –
- No corran – digo fuertemente y dos niños de primero de bachillerato se detienen cabizbajos y se van pausadamente –
- Que sexy se ve siendo así – dijeron a mi lado y me sobresalte –
- Señorita Mitch – me arreglé de nuevo y ella sonreía de lado – No debería de decirle esas cosas a su directora – dije bajo y ella se reía –
- Me lo dice la señora que hace días me dijo cosas impropias en mi casa – cerré los ojos recordando y sonreí –
- Fuera de la escuela puede decirme lo que quiera, dentro, respéteme – volteé a verla y su mirada jamás cambió seguía con aquella sonrisa cínica –
- Nos vemos directora Rojas – se despide suavemente y la miré unos segundos –
- Nos vemos señorita Mitch – me despido y ella asintió para irse luego –

Respiré profundo mientras la veía partir y negué para seguir a la dirección, al llegar saludé a Catrina y me hizo señas que no me gustaron para nada, entré lentamente a la dirección y allí estaba mi esposa en mi sillón, sentada y cruzada de piernas, la detalle pero aún así ni me inmute en saludarla.

- ¿Cómo estuvo el revolcón con el imbécil ese? – preguntó sin mirarme y sonreí con ganas de matarla –
- Buenísimo – respondí irónica y se levantó con los ojos llenos de fuegos, quedando frente a mí –
- Y tienes el maldito cinismo de no negármelo – me reí en su cara –
- ¿Para qué? Si igual no me prestas atención – respondí seria –
- Lo voy a matar si te tocó un pelo Michelle – dijo Alondra y bufé –
- Quién me toca un pelo siempre eres tú y ¿sabes qué? No te veo arrepentida por eso – me miró sorprendida y bajó la mirada –
- En casa te espero ahora – dijo y se dio la vuelta para irse –
- Como quisiera no volver – pensé mientras la vi irse –

Vi la hora y bufé, agarré mi maletín para irme hasta el salón de Hera donde daría química a primera hora, no soporto ese salón, pero me gusta ver a Hera y mientras más pasan los días, más me gusta o al menos más me atrae y no sé que hacer para dejar de sentir este placer de querer tenerla entre mis sábanas.

- Hola chicos – saludo entrando al salón y la primera persona que vi fue a ella –
- Hola profesora – saludan al unísono y di una vista panorámica –
- Abran sus cuadernos y comencemos la clase – me di la vuelta para sacar el marcador y comenzar la clase de hoy –

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