XII.

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Hera Mitch

- ¡Buenos días! – chillé emocionada bajando las escaleras y mis madres voltearon a verme, pero me detuve al verlas molestas – ¿Todo bien? – pregunté cautelosa –
- Sí hija – responde mamá Lana y asentí lentamente –
- ¿Estaban peleando? – pregunté cruzándome de brazos y mi madre Judith bufó para despedirse e irse –
- ¿Para dónde vas tan linda? – preguntó mamá Lana y sonreí sonrojada –
- A la playa con Julián – respondo sonriendo y ella entrecerró los ojos –
- Claro con Julián – dijo lentamente mientras me miraba atentamente y yo asentía –

Mi celular empezó a sonar y la dejé hablando sola para subir corriendo y contestar, era Michelle avisando que venía en camino, agarré mi bolso y bajé corriendo de nuevo, mamá Lana ya estaba en el jardín trasero y lo agradecí, salí al jardín y la vi sentada frente a la piscina pensativa, hablaré más tarde con ella, mi celular sonó y miré que era Michelle avisando que ya llegó, me despedí y salí de casa.

Me asombró ver otro coche, era un Mercedes BMW color negro, con los vidrios polarizados, sonreí y caminé hasta el para rodearlo y subirme, a lo que me abrió la puerta del copiloto puse el bolso en los puestos de atrás y volteé a verla después de sentarme.

- Que hermosa estás – dijo y sonreí sintiendo mis mejillas arder – y más cuando te sonrojas – me dio un casto beso y me puse el cinturón de seguridad –
- Tú eres una diosa con todo lo que te pongas – dije y me guiñó un ojo, para ponerse unos lentes de sol color marrones y miró al frente –

El viaje a la playa duraba al menos dos horas y en el camino íbamos cantando Lana de Rey, también Adele, Bachata y otros géneros más. Luego íbamos hablando y riéndonos de cualquier cosa. Así pasamos las horas hasta llegar a la playa.

- ¡Llegamos señorita! – avisa apagando el coche y miré al frente –
- ¡Wo! Es hermosa – dije viendo el mar frente a mí –
- Es mi favorita – dijo y salimos del coche para agarrar nuestros bolsos – Aquí suelo venir cuando quiero alejarme del mundo – dijo y agarró mi mano para entrelazarlas – así que bienvenida – me miró y no podía ver sus ojos ya que todavía llevaba las gafas de sol –
- Gracias por traerme – susurré y me dio un beso en la sien –
- Las veces que quieras – susurró y sonreí –

Llegamos a la orilla del mar y dejamos nuestras cosas en la arena, sacamos un par de toallas y nos sentamos en ellas, yo estaba anonadada de ver ese hermoso mar azul en calma, siempre he amado la playa.

- ¿Vienes? – preguntó y alcé la mirada –
- En un rato – respondí y ella sonrió pícara –

Entendí su sonrisa cuando se quitó el vestido y sólo tenía una braga de encaje roja, miré a todos lados para ver si había alguien pero parecía un desierto, algo que me sorprendió al saber que es sábado.

- La playa es privada, es de mi familia – dijo al ver mi cara de terror –
- ¿Tú familia? – pregunté aturdida y sonrió orgullosa –
- ¿Vienes? – preguntó nuevamente y me levanté de la arena –

Asentí frenéticamente y ella caminó lentamente hasta meterse al mar, me embelese cuando la vi salir al exterior, parecía propaganda de televisión. Suspiré pesadamente, me quité la ropa y yo sí tenía un traje de baño de dos partes.

- Hola – saludó sonriendo y me acerqué a ella –
- Hola – saludé y pasó un brazo por mis caderas para alzarme y enrede mis piernas a sus caderas –
- Me dijiste que me harías tuya aquí – susurró en mi oído y la piel se me erizó –
- Y es lo que quiero – dije titubeante –
- Hazlo – susurró lentamente y pasó la lengua por el lóbulo de mi oreja –

Mi piel se estremeció y jadee por aquel tacto, la atraje en un beso, mi lengua entró en su boca para explorarla, para conocerla un poco más, mis manos fueron a sus pechos y los fui masajeando lentamente mientras bajaba con besos y mordiscos por su cuello, por el hombro y la clavícula, Michelle echaba la cabeza hacía atrás mientras gemidos salían de su boca.

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