I.

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Michelle Rojas

- ¿Vienes temprano mi amor? – pregunta mi esposa y sonrío de lado –
- Es posible que si mi vida – respondo y me acerco a darle un beso –
- A veces le tengo envidia a tu trabajo, te tiene más que yo – me rio y niego –
- Nos vemos ahora Alondra – digo, agarro mi cartera y maletín para salir de casa –

Y esta es mi rutinaria vida. Mi nombre es Michelle Rojas de Ashton, la directora de Arcadia School desde hace 5 años, tengo 15 años casada con Alondra Ashton quién es la heredera de Arcadia School, pero por ejercer su profesión prefirió dejarme la dirección a mí, ella es médico y por tal nunca tiene tiempo para la escuela, lo cual agradezco, de ser así yo sólo sería una profesora más.

En Arcadia aparte de la directora, imparto las clases de Matemática y de Química, a los de penúltimo y último año de bachillerato, es tan encantador verles la cara de terror al último momento, pero finalmente siempre intento no dejarles la materia, de ese modo no los veo también en vacaciones, me basta con la dirección donde jamás tengo tiempo para mi familia.

Mi sueño siempre ha sido tener un hijo, pero Alondra nunca ha querido tener más que un perro y he aprendido a aceptar que ese sueño jamás será realizado, al menos no en esta vida, sin embargo, del lado profesional me siento realizada, aunque no pueda decir eso del lado personal.

-Buenos días señora Michelle – saluda el señor Andrés de seguridad –
- Hola señor Andrés, buenos días – saludo amablemente y le sonrío – ¿Algo nuevo por aquí? – él asiente –
- Dos jóvenes que los encontré durmiendo acá – fruncí el ceño y asentí lentamente –
- ¿Están en dirección? – el señor Andrés asiente – Gracias, cualquier cosa lo llamo – él asiente sonriendo de lado –
- Esta bien señora directora – dice amablemente –
- Llámame Michelle ¿vale? – asiente y sonrío –

El señor Andrés es el vigilante con más años en esta escuela, estuvo incluso cuando mi suegra estaba viva, así que por tal le tengo mucho respeto, distinto a los nuevos a los cuales siempre impongo órdenes, ya que no me gusta la idea que se sobrepasen de confianzudos. Entro al gran Arcadia School y todo el que me mira se queda paralizado viéndome pasar, quiero pensar que por respeto, pero cuando veo a los ojos tanto a los adolescentes como a los profesores sé que va más por el deseo o admiración, el brillo de sus ojos siempre los reconocería, así me veía mi esposa en su momento.

-Buenos días Catrina – le digo a mi secretaria y se levanta sonriendo – ¿Y los chicos que encontró el señor Andrés? – pregunto sin verlos –
- Michelle, buenos días – la miro seria y ella traga saliva – Disculpe yo – me echo a reír y me mira confundida –
- ¿Qué tenemos para hoy Cat? – le pregunto olvidando su susto y entro a mi despacho –
- Llega la nueva alumna – alzo la mirada confundida – La señorita – mira su tablet – Hera Mitch – dice y asiento recordando – a los chicos los dejé ir a clases, pero hay que llamar a sus representantes – asentí preocupada –

Hera Mitch, su madre es amiga de mi esposa así que tuve que hacer una excepción para meterla a la promoción de último año, a mitad de curso, suspiré pesadamente y seguí escuchando a mi secretaria quién me daba la rutina del día, reuniones detrás reuniones, clases y así sucesivamente hasta que caiga la noche y pueda irme, respiro profundo y le agradezco a Catrina quién se va más tranquila, enciendo la laptop para comenzar mi mañana.

– Cuando lo hagas me haces saber Catrina – la rubia asintió – Gracias – digo sonriendo y Catrina asiente –
- De nada directora – me rio y niego mientras la veo irse –

Catrina lleva conmigo lo que llevo de directora y como le agradezco su confianza y ayuda, sea la hora que sea, ella está allí para apoyarme, sin embargo, no siempre la trato de la mejor manera y a veces me siento mal por ello. Estoy terminando de revisar unos documentos del ministerio de Educación cuando entra la rubia y alzo la mirada.

-Dime Catrina – digo quitándome las gafas de pastas –
- Llegaron las Mitch – asiento y me levanto de mi sillón –
- Gracias yo las atiendo – digo y salgo con mi secretaria –

Salgo de dirección y en mitad del pasillo veo a dos mujeres y una chica de al menos 17 años, respiro hondo y sonrío para acercarme hasta ellas lentamente, cuando voltean me doy cuenta que la jovencita es el vivo retrato de una de ellas, ambas mujeres me sonríen y les regreso amablemente la sonrisa, miro a aquella chica con cabello largo y ojos azules casi grisáceos que me han hipnotizado y salgo de aquel trance cuando habla la señora de cabello negro azabache y ojos verdes.

-Un placer, Lana de Mitch – se presenta orgullosa y asiento sonriendo mientras estrechamos las manos –
- Y yo soy Judith Mitch – se presenta la mujer castaña ojos azules – es un placer conocer a la esposa de mi colega – dice sonriendo y asiento entendiendo –
- Michelle Rojas, un placer – me presento amablemente y ambas asienten –
- Ella es nuestra hija – dice Judith – Hera Mitch – vuelvo la mirada a aquella castaña y vuelvo a sentir que se me eriza la piel –
-Un placer, Michelle Rojas – me presento estrechando nuestras manos mientras una sonrisa de placer aparecía en mis labios –
- Hera Mitch – se presenta seria y sentí una corriente en mi vientre bajo al oír su voz –

Aquella voz ronca y suave no coordina con la chica que tengo frente a mí, pero algo dentro de mí le encantaría oír mi nombre viniendo de ella, disimuladamente la detallo, ojos azules casi grisáceos, cabello castaño largo, con el uniforme deja tanto a la imaginación, su cuerpo voluptuoso no me deja pensar, así que decido mirar a sus madres y sonrío disimulando el calor que siento por dentro.

-Bueno hija nosotras nos vamos, esperamos tengas un buen comienzo de clases – dice Lana y Hera asiente sonriendo –
- Te pones las gafas en las clases – dice esta vez Judith y sonrío por lo tiernas que se ven –
- Esta bien madre – dice Hera sin ánimos –
- Hasta luego directora – se despide Judith y niego –
- Dime Michelle, es justo ya que estaré siendo la directora de su hija, su profesora y aparte eres colega y amiga de mi esposa – Judith se ríe y asiente – igual usted Lana – digo mirando a la pelinegra y ella sonríe –
- Dime Lana solamente – acepto sonriendo –
- Hasta luego Michelle – se despiden al unísono ambas y se van –
- ¿Necesita algo señorita Mitch? – le pregunto a la castaña y voltea a verme pero esta vez sin disimulo de arriba a abajo y trago saliva – ¿Le gusta lo que ve? – pregunto cínicamente y finalmente me ve a los ojos y alzo una ceja –
- No querría saber mi respuesta, pero ¿puede decirme a qué salón pertenezco? – la miro unos segundos y me doy la vuelta –
- Sígame – respondo seria y camino hasta la dirección –

Al llegar le pido a Catrina que oriente a la señorita Hera y ambas se tratan muy bien, le dije también que le diera el horario y así me despedí de la señorita Mitch sin antes voltear a verla y se me hizo agua la boca de sólo verla de abajo a arriba, entré a mi despacho y respire hondo, negué rápidamente para borrar todo mal pensamiento y seguir en mis asuntos, era lo mejor.

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