LXI.

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Michelle Rojas

- ¡¿Tuvieron sexo?! – gritó Catrina y vire los ojos –
- Anda grita más para que te escuche Arcadia completa – dije y me crucé de brazos –
- Disculpa Mich – dijo y negué – ¿Qué sentiste? – preguntó y mire hacia la ventana –
- Necesidad Catrina, amor, me sentí en casa por un momento – confieso y miro a mi secretaria quién sonríe anchamente –
- El amor nunca se fue, sólo estuvo en pausa – dijo y me rio en carcajada – ríete pero ya veras que tú ni te casas y ella ni se vuelve a ir – dice y niego riendo –
- Voy al cafetín – digo y Cat me sigue –

Salimos de dirección hablando y riéndonos, sobre todo de toda la boda, que fue realmente increíble, llegamos y me ofrezco a pedir por las dos, cuando camino hasta la caja mi corazón late desbocado y me sale una sonrisa ancha al verla esperar su pedido. Sin querer pensar en más nada, le pido una cita y acepta lo cual me pone tan feliz, minutos después la veo ir hasta la mesa de profesores y agradezco tanto que haya vuelto.

- Gracias Renata – dice mi subconsciente y asiento lentamente –
- Directora su pedido – dice la chica de caja –
- Gracias – digo y le guiño un ojo –

Me acerco hasta la mesa de profesores y todos hablan de la boda de Renata, pero también de la bienvenida para Hera, pero es raro sin Ren, la extraño mucho ahora, que bueno que sólo son dos semanas sin ella. El timbre sonó y cada uno se fue a sus labores, así las horas fueron pasando y cuando vi ya eran las 2 de la tarde. Agarré mis cosas y fui por Hera, cuando llegué a su salón la vi salir y sonreí para acercarme a ella.

- ¿Lista? – le susurró al oído y se asusta haciendo que me ría – ¿Vamos? – pregunto burlona y asiente –
- Vamos – responde y me sigue –

Salimos para ir al coche, llegamos y nos subimos, ponemos nuestras cosas detrás para luego ponernos los cinturones de seguridad, prendo el coche y ella la radio, hace años que no lo hacían aparte de Diana, normalmente cuando voy con Natalie, se le olvida y la prendo yo. Me latió rápidamente el corazón al punto de dolerme el pecho cuando dejó Love is a game, sonreí y Hera se reía, sabe que es nuestra canción. La cantamos a todo pulmón y luego comenzó Arcadia de Lana del Rey, así estuvimos hasta que llegamos al restaurante.

Es un restaurante italiano muy hermoso, honorable a Italia con lo pintoresco y familiar, cuando vine la primera vez hace semanas dije que necesitaba volver y aquí estamos, se acerca el mesero y pedimos nuestras comidas, hablando de todo pasó el tiempo y llegó nuestro pedido, agradecimos y comenzamos a comer.




- ¡En casa, sana y salva! – aviso mientras nos quitamos los cinturones –
- Gracias, linda tarde la que pase – dice y agarra sus cosas –
- A ti, por aceptar – digo y me acerco lentamente, Hera me mira fijamente –
- Debo – dice pero se queda pensativa – ¡a la mierda! – exclamó rendida y corta la poca distancia entre ambas –

Hera me besa, mis manos van a sus caderas y en un pequeño movimiento la siento en mis piernas, mis manos viajan por todo su cuerpo mientras que las suyas se quedan en mi cabello, pero suena mi celular y nos alejamos de golpe, nuestras respiraciones están agitadas y nuestros pechos suben y bajan rápidamente, miro el remitente y suspiro.

Llamada

- Mi amor – dice Nat y cierro los ojos fuertemente –
- ¿Pasa algo mi amor? – pregunto y sólo escucho la puerta del coche cerrarse –
- ¿Cenamos? – pregunta y veo a Hera entrar a su casa –
- No creo Nat, tengo mucho trabajo y estoy cansada – respondo y la oigo bufar –
- Cuando quieras y si quieres saber de los preparativos de la boda, todo va bien – dice sarcástica y cuelga –

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