VIII.

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Hera Mitch

- ¿Qué hiciste qué? – susurró Hanna y asentí lentamente –
- Lo sé, estoy mal y ella me regañó – susurré – pero… - me quedé pensando –
- Pero ¿Qué? – preguntó Hanna de regreso –
- Sus ojos mostraban deseo – susurré mirando a la dueña de mis fantasías dando clase –
- Señorita Bustamante y Mitch ¿tienen algo que contarnos a la clase? – preguntó Rojas y negamos –
- Disculpe profesora Rojas – dijo Hanna y vire los ojos –
- Silencio – nos dijo seria y volví a anotar –

La miraba de vez en cuando y se notaba distante, a excepciones cuando explicaba la clase, allí si estaba presente pero cuando se sienta, se va a otro lado y allí la pude detallar mejor, es hermosa, sus facciones, sus gestos, sus ojos perdidos, suspiré y el timbre me sacó de mis pensamientos, Hanna me dio un codazo y sonreí negando.

-Señorita Mitch ¿se queda? – miré a Hanna quién me vio con terror y sonreí confiada –
- Hasta luego profesora – se despide Hanna y agarré mis muletas para caminar hasta la profesora –
- Dígame profesora – dije sonriendo de lado –
- ¿Me aceptas un café? – preguntó mirándome suavemente y sentí mi pierna buena desfallecer –
- Claro, ¿Qué día? – pregunté y ahora sonreía ella –
- Ahora, en dirección – responde y se levantó para pedir mi bolso – la ayudo – me quedé paralizada hasta que la oí carraspear y la seguí –

Estaba embelesada con su manera de mover las caderas al caminar, Maldición como envidio a Alondra en estos momentos, tiene un monumento de mujer que ni siquiera ve a los lados. Llegamos a dirección y saludé a Catrina, quién sonreía al vernos.

- Tráenos dos cafés Cat – me miró esperando –
- Uno espresso por favor – dije y Catrina asintió –
- Vamos – dijo la directora y asentí –

Entramos a la dirección y me senté frente al escritorio, dejé las muletas al lado mientras Michelle lentamente dejaba las cosas en el sofá al costado de la oficina, mientras yo la miraba moverse de un lado a otro, cuando llegó Catrina con ambos cafés, agradecimos y se fue dejándonos solas.

- ¿Siempre es tan perfeccionista? – pregunté viendo todo punta en blanco –
- Desde chiquita – responde sonriendo removiendo su café –
- Ya veo – dije anonadada y tomé de mi café –
- ¿Cómo va la pierna? – preguntó y suspiré haciendo una mueca luego –
- Ya quiero que pasen los dos meses, aunque bueno falta menos – confesé resignada y ella asintió riendo –
- Ya pasarán, ya veras – dijo y asentí para volver a tomar de mi café –

La hora se nos pasó hablando, conociéndonos, Michelle no es para nada lo seria que aparenta en los pasillos y en clase, es una mujer auténtica, se ríe de todo y aunque tiene malos chistes a ella le quedan bien. Nos reímos muchísimo, era como un reinicio de energías, el timbre sonó y nos quejamos, pero me tocaba volver a clases.

- Vamos, te ayudo – dijo y negué –
- No se preocupe – dije agarrando mi bolso – estaré bien – sonreí y ella asintió derrotada –
- Vale, nos vemos otro día – dijo y asentí sonriendo –
- Hasta otro día Michelle – sus ojos brillaban y sonreí encantada –
- Hasta luego Hera – mi nombre jamás me gustó tanto como en sus labios –

Salí de la dirección y me despedí de Catrina quién siempre me recibe con una sonrisa, tan amable, lentamente caminé el pasillo hasta llegar a mi salón donde ya se encontraban Hanna, Jesús y Julián, me sonreían como si fueran guasón y me dio terror el hecho de acercarme pero no había remedio, gracias al universo llegó la profesora y suspiraron al unísono haciéndome reír, me senté junto con Hanna para ver clase.





2 meses después…

- Por fin estoy completa – chillé emocionada y Alondra se reía –
- Cuídate y con terapia vas a estar como nueva – miré mi pierna pálida y bufó –
- Lo que necesito es playa – dije y todas reían –

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