XXIV.

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Hera Mitch

- ¿Preparadas? – grité eufórica –
- Sí – gritaron al unísono –
- ¡A ganaaaaar! – grité e hicimos nuestro ritual para salir al campo –

Miré hacía las porristas y estaban emocionadas, sonreí con aquella energía, miré a las gradas y estaba hasta más no poder de lleno, pero entre toda esa gente la vi sentada con las piernas cruzadas, sus ojos marrones claros estaban encima de mí y me hacía sentir nerviosa. Tenía una camisa sencilla blanca, una chamarra negra y un jean, sonreí y volví de nuevo cuando el silbato sonó, corrí hacía las chicas y el árbitro que tocó el silbato se acercó a saludarnos.

- ¿Águila o cara? – preguntó y sonreí –
- Águila – respondo rápidamente –

La capitana del otro equipo estaba seria, sólo me miraba con ganas de matarme y es que fácilmente si podía hacerlo cuando media el doble que yo, quizá y pesaba el triple que yo, el hombre gritó águila y sonreí satisfecha. Después de sonar el silbato saque dándole la pelota a Hanna, corrí hacía la cancha contraria y Hanna se la pasó a Kendra, aunque ella y yo nos odiamos, debía aceptar que en la cancha somos una buena dupla, Kendra llegó hasta abajo y me la pasó para que segundos después meter el primer gol y salir corriendo a abrazarla eufórica.

Un par de faltas, un gol de Sofía el cual salió a abrazarme y me reí, el primer tiempo había acabado, volvimos a los baños y las chicas gritaban eufóricas, mientras tanto yo me senté a analizar el partidos, el equipo contrario es muy fuerte, no podemos bajar la guardia.

- Chicas – llamé y todo quedó en silencio – yo sé que estamos felices por los dos goles – alcé la mirada –
- Pero – dijo Hanna y me reí –
- No podemos bajar la guardia, ellas son un equipo fuerte, nos confiamos y nos pueden dejar sin jugadoras ¿okey? – pedí levantándome y escuchamos a los narradores anunciar que debíamos salir – es hora de ganar para llegar a octavos – dije gritando y todas aplaudían –
- A ganar – gritamos al unísono –
- Hey – me detuvo Sofía –
- ¿Sí? – puse mis manos en mis caderas y ella sonreía sonrojada –
- Quería preguntarte si ¿querías salir conmigo? – preguntó mirando al suelo y sonreí enternecida –
- Vale, pero el sábado no puedo – respondo y ella asintió –
- Esta noche – acepté sonriendo y me fui –

Volvimos al campo donde comenzó el segundo tiempo, todo iba a nuestro favor, la pelota la teníamos nosotras, Kendra llegó hasta la cancha quedando frente a frente con la portera, vi a una de las más grandotas correr hacía la rubia y le grité para que me pasará la pelota, pero todo fue muy rápido, aquella castaña la derribó pero segundos antes Kendra había metido el tercer gol, corrí hacía Kendra quién se quejaba gritando.

- Hey, escúchame aquí estoy – dije agarrando de las mejillas a la rubia – ¡Ayuda! – grité mirando a los lados –
- Kendra – dijo su hermana llegando hasta ella –
- Tranquila allí vienen los paramédicos – dije levantándome, alejando a Catalina para darle espacio a los chicos – tú – señalé a la castaña que sólo sonreía – ¿Qué te crees idiota? – grité pero sentí unas manos agarrarme de las caderas –
- Basta – susurró Sofía en mi oído, lo cual me calmó pero me estremeció –

Me giré quedando a centímetros de su rostro, sus ojos verdes me miraban preocupada, el hombre pitando me sacó del trance y me alejé rápidamente de Sofía, miré hacía las gradas y aquel rostro que me debilita me miraba tensa, negué y volví hacía el partido, tarjeta roja y aplaudí, debía irse esa perra, sonreí satisfecha. El partidos siguió, aunque ya no con Kendra, tuvieron que hacer cambios. Minutos más tarde, un nuevo gol de Hanna hacía el partidos 4-0 y unos minutos antes de acabar el partido el equipo contrario metió un gol quedando 4-1. Gritamos eufóricas cuando el partidos acabó, habíamos ganado y estamos ya a octavos, me acerqué a Kendra y me senté a su lado.

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