Capítulo Diez - Trampa.

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Ni bien llegué al estacionamiento en el que estaba el auto de Harry tuve que detenerme y apoyar mi brazo en la pared para poder recuperar el aliento. No habíamos corrido mucho, pero el frío y las ganas que tenía de decirle "Gané" a él me cansaron más de lo que tendrían que haber hecho. 

Harry había llegado unos segundos antes que yo, igual de cansado. Sacó sus llaves del bolsillo y abrió el auto, haciéndome un gesto para que entrara. Cuando estábamos dentro me miró con una sonrisa pícara.

- ¿Qué? - Le pregunté sonriéndole de la misma manera. - No me vayas a decir que ganaste porque eso fue trampa. 

Se hechó a reir.

- Claro que no fue trampa. - Dijo arrancando el auto y empezando a manejar. - Gané de nuevo.

- No, eso no es cierto. - Dije yo, mi voz atragantada por la risa.

Harry sonrió y siguió manejando por las calles de Londres, ya casi no había gente, eso me parecía raro porque el estadio estaba repleto. Al parecer, la gente había vuelto rápido a sus casas.

El viaje fue de lo más gracioso. Él siempre me hacía reír con algo, y yo siempre contestaba para que él riera también. Considerando que estuvimos juntos en total no más de cuatro horas, nos llevábamos demasiado bien. Demasiado. Conocía muchas cosas de él, obviamente no eran todas, como yo tampoco le había contado cada detalle de mi vida, pero él me conocía lo suficiente.

El viaje duró un poco más de veinte minutos. Cuando llegamos a la puerta de mi casa, yo le dije que se detuviera.

- ¿Esta es tu casa? - Dijo Harry mirando por la ventanilla.

- Si, horrible... ¿No? - Dije imitándolo.

No me gustaba mi casa, no por el hecho de que no era linda, ni estética, sino porque la mayoría de las veces la pasaba mal ahí dentro. Siempre había alguien gritando. Mis padres no paraban de pelear y mi hermano dos años menor no paraba de quejarse de las cosas que tenía. 

Ya estaba cansada de todo el dolor que me causaba estar ahí, por eso me pasaba la mayoría del tiempo en la casa de Lucy, donde todos me recibían con una sonrisa.

- No, claro que no. - Contestó Harry a mi pregunta, haciendome volver de mis pensamientos. - Es muy linda.

- Sí, solo por fuera.

Me miró fijamente a los ojos, sabiendo que había algo que no le había contado sobre mí. Suspiré, aparté la vista para agarrar mi bolso que estaba en el piso del auto y lo miré de nuevo.

- Fue un placer vernos de nuevo. Gracias por todo, otra vez. - Le dije sonriendo.

- No agradezcas tanto, ¡ya lo dijiste muchas veces! - Dijo con una expresión de cansancio, que después se transformó en una sonrisa. Estallé en risas. - Y no te pensarás ir sin antes darme tu número.

Me quedé mirándolo.

- Que forma amable de pedir mi número. - Dije sarcásticamente, sacando el celular de mi cartera. - ¿Qué te parece si vos me das el tuyo?

- ¿Y qué pasa si nunca me mandás ningún mensaje y tengo que volver a buscarte como la última vez?

Me reí un poco y lo miré de nuevo a los ojos.

- Creo que va a ser mejor que te deje con la intriga.

Se rió y no tardó mucho en darme su número. Lo agendé en mi teléfono preguntándome si habría hecho bien en no darle mi número. Al fin y al cabo, lo único que ganaba era ese horrible sentimiento al no saber si era demasiado pesada al mandarle un mensaje demasiado pronto. 

No sé qué me hizo tomar la decisión de que yo sería la primera en hablarle. Pero simplemente lo hice.

Lo abracé y le susurré un "Gracias" antes de bajar del auto y entrar a mi casa. No había nadie así que subí a mi habitación y me tiré en la cama con el celular en la mano.

"Se terminó la intriga, ahora ya tenés mi número." Escribí y sin pensarlo dos veces, apreté el botón de enviar.  

Lost in your eyes. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora