Capítulo Quince - Debilidad.

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Subimos al auto y Harry empezó a manejar. No había momento en el que no estuviera sonriendo, o cantando, o riendo, no hubo ni una sola vez en la que tuviera ganas de alejarme y eso es algo que me suele pasar. A veces, cuando estoy sola con alguien, siento el impulso de alejarme sin ninguna razón. 

- ¿A dónde estamos yendo? - Le pregunté en un momento, mirando por la ventana para ver si reconocía donde estábamos.

- Mmm... Es un secreto. - Dijo sonriendo, mirándome de reojo.

- ¿No me estás secuestrando, verdad? - Le dije, riéndome.

- No, no te estoy secuestrando.

- Me quedo tranquila entonces. - Sonrió y siguió manejando mientras yo miraba la ciudad.

Era hermosa. Siempre me había gustado Londres, desde chica mis papás me llevaban a conocer los lugares a los que nunca habíamos ido  y eso me hizo amar la ciudad cada vez más. Y muchísimo más si era de noche, las luces hacían que la vista sea el doble de fascinante.

- Estás hermosa. - Escuché decir a Harry mientras me perdía en mis pensamientos.

- ¿Qué? - Pregunté, tal vez ni siquiera me había hablado, tal vez yo me lo había imaginado.

- Que estás hermosa. - Sentí que me ruborizaba, él de verdad había dicho eso. Me había llamado hermosa. Nunca nadie me lo había dicho, nadie que no fuera mi mamá o mi papá. Esto era diferente. 

Sonreí y miré hacia abajo, tratando de esconder lo rojas que estaban mis mejillas.

- Gracias. - Dije tímidamente, casi susurrando. Él sonrió y me miró, el auto ya estaba estacionado en uno de los lugares reservados para los clientes.

Estábamos en frente a un enorme restaurante, parecía muy lujoso, sólo el cartel del nombre habría costado una fortuna.

- Y... Eso es muy tierno. - Dijo sin moverse de su lugar, apoyando su brazo en el volante después de desabrocharse el cinturón de seguridad.

- ¿Qué es muy tierno? - Le pregunté sonriendo mientras yo también me desabrochaba el mío.

- Como te ponés colorada y tratás de que no lo vea. - Sentí que el color volvía a mis mejillas de nuevo y me reí. 

- Bueno, es que no es muy lindo, mis mejillas me delatan mucho.

Se rió y apoyó su codo en el respaldo de mi asiento, bajando su mano hacia mi rostro, haciendo que sus dedos rocen mi mejilla. Sentí que mi corazón palpitaba más y más rápido.

- A mí me parece muy lindo. - Dijo susurrando poniendo un mechón de pelo detrás de mi oreja, mirándome a los ojos.

Podía sentir mi respiración volverse más pesada y mis latidos más ruidosos pero por alguna razón, me concentré en sus ojos. Había algo que me hacía tener esa increíble debilidad por sus ojos.

Verdes y luminosos. Profundos. Podría haberme quedado horas mirándolos mientras él acariciaba mi mejilla con su pulgar.

De repente, sonrió de nuevo y apartó su mano, me miró y después abrió la puerta bajándose del auto.

Bajé yo también y caminé hacia su lado. Sentí que me tomaba de la mano y me conducía hacia adentro del restaurante.

- Bienvenida al mejor restaurante de Londres. 

- Pensé que ese era Nando's. 

- No, eso es lo que dice Niall. Este es el mejor lugar. 

Me reí y caminé a su lado, casi no había gente en la calle. Viendo por las ventanas, había gente muy elegante dentro del lugar. Vestidas en traje y vestidos largos, con muchas joyas por todas partes. Me sentí incómoda por cómo me había vestido pero después miré a Harry, que llevaba puesto unos jeans y una camisa simple y todo ese sentimiento desapareció. Es más, me sentí cómoda. 

- Ahora empieza nuestra primera cita oficial. - Dijo él sonriendo antes de cruzar la puerta.

- Yo diría que ya empezó mucho antes. - Le susurré.  

Lost in your eyes. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora