Capítulo Dos - Amontonadas.

6.5K 299 0
                                    

Dos semanas después de ese día en que decidí que acompañaría a Lucy a conocer a sus ídolos estábamos las dos esperando para entrar al estadio y acomodarnos en nuestros asientos.

Los nervios no me dejaban tranquila y la aglomeración de gente me empezó a preocupar mientras trataba de convencerme a mí misma de que él no me iba a reconocer. Al menos eso esperaba y era lo más probable.

- Ya entramos Iri, no te preocupes, en nuestros lugares no vamos a estar tan amontonadas como acá. – Dijo Lucy poniendo su mano en mi hombro al notar que me estaba empezando a afectar ese miedo que me había perseguido toda mi vida.

Le sonreí. Después de esperar quince minutos, ya estábamos sentadas esperando que comience el concierto.

Primera fila, todo se veía perfecto. Tan perfecto que desde mi lugar podía distinguir cada frase de las remeras de las personas que había en el escenario, cada detalle en sus rasgos y cada movimiento que hacían. ¿Por qué teníamos que estar tan cerca? Ah, cierto, son sus ídolos. Estaba siendo bastante egoísta dejando de lado el hecho de que Lucy se veía mucho más feliz que en ninguna otra ocasión.

- ¡Ya falta poco! – Le dije tratando de sonar lo más entusiasmada posible.

Me dedicó una sonrisa llena de emoción y algo de nervios.

Tal vez no era tan malo estar ahí, al fin y al cabo, estaba en un concierto de un grupo que me gustaba bastante y lo más probable era que él no me reconociera.

Después de que se presentaran delante de nosotras los grupos teloneros, las luces empezaron a cambiar, haciendo que se iluminara cada mínimo espacio del estadio.

La cuenta regresiva empezó.

Cinco. No, no me iba a reconocer, era imposible.

Cuatro. Mi corazón empezó a palpitar mucho más rápido, los nervios me estaban consumiendo. Tres. Lucy apretó mi mano, presa de la emoción, gritando a cada segundo.

Dos. No podía estar ahí, tenía que irme, me sentía mal, la gente gritando, los brazos que se alzaban sobre mí, tratando de tocar el escenario me hacían creer que me iba a ahogar. No podía pasarme esto de nuevo, no podía tener miedo otra vez.

Uno.

Con una explosión que casi me deja sorda, esas cinco personas prácticamente perfectas salieron eufóricas desde detrás de escena. El público se volvió loco. El estadio se lleno de gritos ahogados, llantos y voces que cantaban desesperadamente la canción que estaba sonando en esos parlantes tan cercanos a mí.

Empezó a faltarme el aire, yo no estaba hecha para estar en esos lugares llenos de gente y gritos por todos lados. No me gustaba ese ambiente en el que estaba. Pero no le podía hacer eso a Lucy, no podía irme si ya le había prometido que la iba a acompañar a cumplir su sueño.

Me aferré con todas mis fuerzas a la baranda que tenía delante de mí, esquivando los codazos que venían en todas direcciones.

Lu de vez en cuando me miraba, gritando de la emoción, con lágrimas en los ojos.

No, no podía irme con ella disfrutando de esa manera. Tenía que disfrutar como ella.

Con toda mi voluntad, puse mi atención en el concierto que esos cinco chicos estaban disfrutando tanto como toda la gente en el estadio. Bueno, casi toda la gente.

Y pasó justo lo que yo había evitado tanto.

Ni bien dirigí mi mirada al escenario, unos ojos verde esmeralda se cruzaron con los míos y una sonrisa tonta apareció en ese rostro abarrotado por los rulos castaños.

Me reconoció.

Sonreí, no sé por qué, estaba pasando justo lo que no quería que pasara. Pero sonreí mientras recordaba lo que había sucedido días atrás. 

Lost in your eyes. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora