Capítulo Setenta - La sorpresa perfecta.

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Una vez que la noche cayó sobre la ciudad, le avisé a mi padre que saldría sin decirle exactamente a dónde ya que eso sería la causa de más problemas. Me respondió asintiendo con su cabeza, sin decirme una sola palabra.
Me dirigí a la casa de Harry, es decir, crucé la calle y toqué el timbre, esperando a que aparezca con una de sus sonrisas que siempre me muestra al verme. Y así fue como, un minuto después, él apareció por detrás de la puerta y me acorraló entre sus brazos. 
- Hola mi amor, hermosa, te extrañé mucho. - Dijo muy rápido dándome un beso en la frente.
Me eché a reír y lo abracé por la cintura. 
- Yo también te extrañé mucho. - Dije contra su pecho. 
Entramos y hablamos unos minutos sobre nuestro día mientras nos poníamos cómodos, recostándonos en el sofá. 
- Tengo tu sorpresa. - Confesé repentinamente.
- ¿De verdad? - Preguntó mientras una sonrisa se iba dibujando en sus labios. 
- Sí. - Me acerqué y le dí un beso rápido en la mejilla. - Pero tiene dos partes. Una parte cortita y una más larga. Vos elegís cuál querés primero. 
Rodeó mi cintura con sus brazos, atrayéndome hacia él para que me siente en su regazo. Coloqué mis brazos alrededor de su cuello mientras él miraba hacia todos lados, decidiendo su respuesta. 
- Primero la sorpresa larga. - Eligió sonriendo, ansioso. - ¿Es un beso?
- No, no es un beso. - Contesté riéndome. - Creo que es mejor. 
Sin moverme de donde estaba, tomé mi bolso y saqué el sobre que estaba ya perfectamente doblado y cerrado, con su nombre escrito en tinta negra. 
- ¿Qué tiene el sobre? - Preguntó intrigado, al ver lo que yo hacía. 
- Abrilo.  
Sacó la carta del sobre y la observó un momento para luego dedicarme una mirada de complicidad.
Sus labios se movían repitiendo mentalmente las palabras escritas en la hoja, sus  ojos recorrían de un lado al otro la página mientras seguían las líneas. Todas las emociones cruzaron por su rostro, desde una sonrisa deslumbrante hasta esa fina linea de emoción que se forma con sus labios. Me miraba cada vez que terminaba de leer un párrafo y, llegando hacia el final de su lectura, sus ojos se veían brillosos, llenos de lágrimas. 
Apoyó el papel en la mesa delante del sillón y, en un abrir y cerrar de ojos, sus labios estaban sobre los míos. Me besó lenta y dulcemente, sosteniendo mi rostro con sus manos. 
- No te das una idea de lo mucho que te amo. - Susurró al apartarse. - Eso fue... muy, muy hermoso. Fue perfecto. La sorpresa perfecta.
- Es lo que siento. - Contesté susurrando. - Me alegro mucho que te haya gustado. 
- Me hizo completamente feliz. Gracias, gracias, gracias. Te amo, muchísimo. 
- Te amo. - Susurré antes de besarlo de nuevo. - ¿Querés saber la otra sorpresa ahora?
- ¡Sí! - Contestó emocionado. 
Me levanté y lo tomé de la mano, guiándolo hasta la ventana de su casa que daba a la calle. 
- ¿Ves esa casa de ahí? - Dije apuntándo con mi mano para que se dé cuenta. 
- Sí, ¿qué pasa con esa casa? - Preguntó mientras sus brazos rodeaban mi cintura. 
Me dí vuelta para mirarlo de frente.
- Esa es la casa nueva de mi papá.

Lost in your eyes. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora