Capítulo Veintiocho - Tres años.

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La mañana en la escuela se me hizo larguísima, sentía que no iba a pasar más. Cuando por fin sonó el timbre de salida, saludé a Lucy con un abrazo mientras ella me deseaba suerte. 

Y la necesitaba. Tenía mucho miedo de que Harry no quisiera verme, y el hecho de que no supiera que estaba yendo empeoraba las cosas, aún así, me tomé un taxi hasta su casa.

Al llegar, pagué y bajé del auto tan rápido como pude. Me fijé que nadie me vea cuando tocaba el timbre de la entrada y escuchaba como sonaba al otro lado de la puerta.

Guardé mis manos en los bolsillos de mi abrigo para que dejen de temblar, o por lo menos para que no se note. Podía escuchar el latido de mi propio corazón mientras retumbaba dentro de mi pecho y sentía esa sensación en el estómago que solo aparecía en las situaciones en las que me encontraba más nerviosa. 

Escuché pasos detrás de la puerta antes de que se abra.

El corazón se me cayó al suelo cuando ví que Louis abría la puerta, esperaba que fuera Harry quien me recibiera pero aún así, fingí una sonrisa y lo saludé antes de que me invitara a pasar.

- Esperame acá. - Dijo antes de seguir caminando por el pasillo de la entrada hacia donde estaba el living. Observé la casa con un nudo en el estómago, dos semanas atrás, este era uno de los lugares en los que me pasaba horas junto a Harry. Extrañaba eso más que nada en el mundo. 

Escuché unas voces desde el final del pasillo y Louis, luego de unos minutos, apareció de nuevo.

- Mi turno de irme. - Dijo cuando llegó hasta donde estaba yo. - Suerte.

Me guiñó un ojo y atravesó la puerta de entrada haciendo que el viento entre alborotando mi pelo. Caminé nerviosa por el pasillo y me quedé helada cuando llegué al living.

Ahí estaba él, parado ante mí, tan hermoso como siempre. Estaba usando unos jeans y una remera simple de manga corta que hacía que los tatuajes de sus brazos y su pecho se notaran debajo de la tela.

Me miraba de la misma forma que siempre me había mirado, como atravesando cualquier muro que yo quiera poner entre nosotros, mirando mi interior. Pero no sonreía como la última vez que lo había visto.

- Pensé que no ibas a querer verme. - Dijo acercándose a mí, con sus manos en los bolsillos. Su voz sonaba apagada, sin esas chispa de felicidad que siempre tenía al hablar conmigo.

- Bueno, yo estuve pensando eso de vos las últimas dos semanas. - Dije tratando de apartar la mirada de sus ojos sobre los míos, sin éxito.

- Me moría de ganas de verte. - Dijo acercándose más. Me apoyé sobre el marco de la puerta, con los brazos cruzados sobre mi estómago.

Suspiré, no sabía qué decir, él lo notó y volvió a hablar de nuevo.

- Escuché tu mensaje. - Dijo.

- Harry, lo lamento, no quería hablarte así...

- No. - Me interrumpió. - Estabas en todo tu derecho, tenías razón.

Hizo una pausa para acercarse más, estaba parado enfrente mío, tan cerca que tenía que levantar mi cabeza para poder mirarlo a los ojos.

- El problema es que yo sí quería que estuviéramos juntos, pero no me dejan, no me permiten verte porque sería malo para la imagen de la banda.

- ¿Por qué? Sé que no soy una supermodelo perfecta por todas partes pero...

Sus manos encontraron mi cintura. Me acercó más a él, tenía ahora una pequeña sonrisa dibujada en su rostro. 

- Sos hermosa, no tiene que ver con eso. - Sentí como me ruborizaba. Puse mis manos en sus brazos, quedándome encerrada en los de él, que me sostenían con fuerza por la cintura. 

- ¿Entonces por qué?

- Tenés dieciséis años, yo diecinueve. Tres años a nuestra edad es mucho y aunque a mí no me importe a otras personas sí. Por eso no me dejan estar con vos. 

Lost in your eyes. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora