Capítulo Treinta y Cinco - Locura.

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Tan pronto como estuvimos listos, nos subimos a su auto sin siquiera pensar con qué nos podíamos encontrar. 

- ¿A dónde estamos yendo? - Pregunté mientras Harry manejaba concentrado, con la vista hacia el frente.

- Al estudio, me olvidé por completo que hoy nos íbamos a reunir.

Sentí una extraña preocupación que me causó dolor en el estómago. Harry se había olvidado de su trabajo por mi culpa, eso no era para nada bueno, mucho menos en estos momentos en los que no sabíamos qué iban a decidir sobre nosotros, el los que nuestro futuro estaba en manos de otros. 

- Perdón. - Confesé murmurando casi para mis adentros. Me miró de reojo y tomó mi mano con la que tenía libre. 

- No es tu culpa Iri, no te culpes, ¿sí?. - Tal vez tenía razón. Últimamente lo único que sentía era ser una molestia, sentía que, aunque el tiempo que pasara con Harry era cada segundo uno de los más hermosos de mi vida, siempre había algo en lo que yo le estaba impidiendo a él hacer bien las cosas, concentrarse más en su trabajo y en lo que amaba hacer. 

Antes de que pudiera decir nada más, vimos lo que nos estaba esperando en la puerta del estudio.

Cientos de chicas amontonadas, gritando y empujándose unas a otras, sosteniendo carteles en lo alto con sus brazos estirados y frases escritas por todo el cuerpo se encontraban detrás de las vallas blancas que separaban la entrada del edificio de la calle en la que ellas se encontraban.

- Oh, oh. - Escuché susurrar a Harry antes de que tomara su teléfono y empezara a hablar con alguien al otro lado de la línea. 

Estacionó el auto unos metros antes del lugar al que nos dirigíamos y tomó mi mano mientras entablaba su conversación. 

- Tenemos un problema por acá. - Dijo con una voz que ya no sonaba tan tranquila como minutos atrás. - ¿Cómo vamos a poder bajar?

Siguió hablando normalmente unos segundos más hasta que su cara tomó una expresión completamente diferente. 

- No. Eso no. Nunca. - Dijo duramente, su mano soltó la mía y apoyó su codo en el volante para luego pasar sus dedos por los rizos que le caían sobre la frente.  - No puedo dejarla acá entre toda esta locura. 

Estaba hablando de mí, obviamente estaba hablando de mí. Yo era a la que no tenían que ver entrar al estudio con Harry, yo era la que se tenía que esconder en el amontonamiento, yo era la que tenía que pretender ser una chica más. 

- Harry, no importa. - Dije poniendo mi mano en su brazo. - No hay problema, yo bajo acá y vos seguí, voy a conseguir la forma para volver. 

- No, no vas a quedarte ahí sola. Te puede hacer mal, ¿no te acordás? - Tenía el celular en su mano sin prestarle atención a la casi inaudible voz que provenía de este. 

- No, no me va a hacer mal. Por favor, andá, no quiero causarte más problemas. - Pasé mis dedos por su pelo y puse mis labios sobre los suyos. - Todo va a estar bien. 

Abrí la puerta del auto y bajé rápidamente. Me acerqué hasta la ventanilla del lado del conductor y le dí un pequeño beso en la mejilla. 

- Nos vemos después. - Después de eso me alejé y empecé a caminar en dirección al amontonamiento de chicas, ya que mi casa se encontraba del otro lado de toda la gente. Le dediqué una última mirada a Harry, que me mostró una de esas sonrisas en las que no se forman sus hoyuelos, una sonrisa falsa que me muestra para que no me preocupe. 

Tomé aire profundamente y me adentré en la muchedumbre. 

Lost in your eyes. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora