Capítulo Treinta - Promesa.

3.2K 116 2
                                    

Después de varias horas iguales a todas esas que habíamos pasado semanas atrás, llegó la hora de irme, mis padres estarían pronto en casa. 

Seguíamos recostados en el sillón, pero ahora la tele estaba encendida, teníamos una manta encima y los paquetes de las cosas que habíamos comido estaban todos encima de la mesa ratona que teníamos enfrente. 

- No quiero que te vayas. - Dijo cuando le recordé que pronto tendría que dejarlo para que mis papás no sospechen nada.

- Yo tampoco quiero irme, pero tengo que hacerlo. - Suspiré y me senté, él me miraba desde donde estaba con media sonrisa dibujada en el rostro. - Te ayudo a limpiar este desastre y me voy. 

- ¡No! - Dijo levantándose y rodeándome fuertemente con sus brazos. Estallé en carcajadas.

- No puedo levantarme si seguís abrazándome. - Dije contra su cuello. Podía sentir el latido de su corazón contra mi pecho, el aroma de su perfume en su piel. 

- Exacto. 

Finalmente, me liberó de sus brazos pero me prohibió ayudarlo a acomodar su casa para poder estar un rato más juntos. Acepté porque obviamente no me quedaba opción, y además era una gran idea.

Me puse mi abrigo de vuelta y caminé tomada de su mano hasta la puerta principal.  Antes de que pudiera decir algo para despedirme su brazo derecho rodeó mi cintura y poco a poco me acercó a la pared, hasta que mi espalda chocó contra ella. Lo único que iluminaba el pasillo era la tenue luz que venía desde la ventana con forma de medio circulo que había sobre la puerta. Era una luz fría, típica de un día lluvioso, que hacía que los ojos de Harry sean lo más luminoso que hubiera en la habitación. 

- Quiero que me prometas algo. - Susurró apoyando su brazo izquierdo en la pared, mirándome fijamente a los ojos. 

- Depende de qué sea... - Dije con una sonrisa. - Si vas a pedirme que te prometa que voy a bailar la macarena todos los días para que mires mientras desayunás no creo que lo quiera prometer.

Soltó una risita.

- Estás loca... - Dijo riéndose.

- Lo sé. - Afirmé con confianza y le dí un pequeño beso en la mejilla. 

Se acercó más, nuestros rostros casi se rozaban.

- Nunca te haría hacer algo que no quisieras. - Empezó a decir, ahora estaba completamente serio, pero con esa chispa de picardía en los ojos. 

- Lo sé... Pero, Harry, ¿Qué pasa? - Pregunté confundida todavía por lo que estaba diciendo.

- Es muy probable que no pueda verte los próximos días, porque seguramente se enteran de que estuvimos juntos hoy y hacen algo para que no me pueda comunicar. - Su voz era un susurro que se mezclaba con el sonido de nuestras respiraciones.

En ese momento, un sentimiento horrible me invadió haciéndome sentir enferma. ¿Cuánto tiempo pasaría para que nos podamos volver a ver? ¿Cuántos días más tendríamos que estar sin saber nada uno del otro hasta que haya alguna forma de reencontrarnos?

- Voy a hacer todo lo posible para que podamos vernos de nuevo, voy a tratar de convencerlos, lo prometo. - Dijo con la mirada fija sobre mis ojos. - Pero no quiero que pienses que si no te hablo, te estoy olvidando, o que no me acuerdo de vos, o que no pienso en vos.

Suspiró, desvió su mirada un momento pero después volvió a posarse sobre mis ojos. 

- Es sólo que... No sé si vas a querer pasar por esto, quiero decir, vamos a tener que estar separados y tal vez te lleguen muchos rumores que...

Antes de que pudiera decir nada mas, tomé su cara entre mis manos, acercándome más a él y lo besé suavemente en los labios.

- Te prometo que no voy a creer nada de eso. Y te prometo que voy a esperar hasta que podamos estar juntos. - Susurré mientras él me rodeaba la cintura con los brazos. - Vale la pena. 

- Te prometo que voy a lograr que podamos estar juntos de verdad, sin tener que escondernos de nadie.  

Lost in your eyes. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora