Capítulo Veinticuatro - En la mira.

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El día siguiente pasé la tarde con Lucy, después de salir del colegio al mediodía, caminamos juntas hasta su casa y almorzamos en su habitación, como hacíamos cada vez que yo iba a visitarla. 

- ¿Hoy no ves a Harry? - Preguntó ella entre una conversación y otra.

- Seguramente sí, pero solo un ratito, tiene una entrevista hoy. - Contesté tomando un poco de gaseosa de mi vaso.

La casa de Lucy era enorme, todos tenían su propia habitación y era una familia de cuatro hijos, ella era la más grande. Su cuarto estaba todo decorado con fotos, frases y luces, los pisos eran de alfombra color champagne y las paredes tenían un papel floreado, siempre me había fascinado su habitación, mucho más que la mía.

- Eso te pasa por salir con un famoso. - Dijo sacándome de mis pensamientos, le golpeé cariñosamente en el brazo y nos echamos a reír las dos. 

- Espera. -Dijo de repente. - ¿Qué pasó con la obra? ¿Nunca más llamaron?

Tome aire y dejé mi vaso donde estaba.

- No, nunca más llamaron, al parecer consiguieron a alguien más para el papel. - Encogí mis hombros para mostrar desinterés, algo que Lucy no creyó, obviamente. - Son cosas que pasan.

Lucy me miró de esa manera que siempre hacía cuando algo no iba bien, poniendo su cabeza hacia un costado con los labios apretados en una fina línea. Traté de sacar otro tema de conversación, no podíamos hablar de cosas tristes para siempre.

- Tu turno. - Dije sentándome más derecha. - ¿A quién tenés en la mira?

Estalló en risas, tirando su cabeza hacia atrás.

- ¿En la mira? - Preguntó recuperando el aliento. - No tengo a nadie en la mira.

- ¡No te creo! - Dije, conociéndola, siempre había un chico por la que se volvía loca. - Contame. Ya.

- Bueno... - Suspiró. - No hay nadie... Y aunque hubiera alguien... Los chicos nunca se fijan en mí.

- Pero sos hermosa... Seguro que los chicos se fijan en vos. - Dije, y tenía razón. Lucy era verdaderamente hermosa, con ojos grandes y dorados, del mismo color que su pelo, que le caía sobre los hombros formando rulos bien definidos. 

Pero tenía el mismo problema que yo, no sabía como acercarse a los chicos. 

- No, no es seguro. - Noté que de verdad eso la entristecía mucho, sus ojos lo reflejaban. - Nadie se fija en mí.

- Bueno eso no va a ser por mucho tiempo. - Dije mostrando seguridad en mis palabras. 

Después de un rato más hablando, volví a mi casa y traté de que el tiempo se me pase lo más rápido posible, sin estar esperando tan ansiosamente que llame Harry para que nos veamos. 

Faltaba una hora y media para que mis padres llegaran así que me recosté sobre mi cama a leer un libro. Por alguna razón no me podía concentrar, el tiempo pasaba y yo me sentía cada vez más nerviosa. Miraba mi celular cada dos minutos, sabiendo que no había sonado, solo esperando que él llamara. 

Pero no sonó. 

Los minutos pasaban, el tiempo para que mis papás vuelvan iba haciendose más y más corto, y yo estaba cada vez más ansiosa. 

Seguramente no había llamado aún por una razón importante, sería porque no había tenido tiempo de verme por la entrevista, no tendría que preocuparme tanto, pero aún así, me hacía sentir mal. 

Mis padres llegaron un rato después, trayendo con ellos los gritos de todos los días. Trayendo con ellos también un pensamiento a mi mente: Al parecer no nos íbamos a ver hoy entonces. 

Lost in your eyes. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora