Capítulo Sesenta y Siete - Cuando quieras.

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Después de una hermosa noche de larguísimas conversaciones susurradas, dedos entrelazados y besos inesperados, despedí a Harry antes de que el sol saliera por completo. 

Antes de que pudiera cerrar la puerta completamente, sentí que la presión desde el otro lado me hacía volver a abrirla.

- ¿Cuándo nos vemos de nuevo? - Dijo Harry, apoyado sobre su brazo izquierdo sobre mi puerta, con un color en los ojos particularmente brilloso. 

Reprimí una risita y me acerqué a él tanto como pude. 

- Cuando quieras. - Dije susurrando, casi rozando sus labios. 

Me dio un beso rápido, luego otro más, y otro más, sin dejar de mirarme a los ojos. 

- Esta noche. - Contestó. - O mañana a la mañana, pero no más tarde que eso ¿Sí? No aguanto tanto sin verte. 

Me mordí el labio, observando los suyos. Era increíble la cantidad de sensaciones que me causaba con solo pararse delante mío. Y ni hablar de cuando me decía todas esas cosas hermosas. Ni en mis sueños más locos pasaba esto, que un chico tan perfecto como Harry estuviera enamorado de mí. Era, sin dudas, mucho mejor que cualquier sueño que hubiera tenido jamás.

- No hagas eso. - Susurró. 

- ¿Qué cosa? 

- Morderte el labio. No es el mejor incentivo para irme. 

Me mordí el labio exageradamente mientras me reía. 

- ¿Entonces así te convenzo de que te quedes?

Se tapó los ojos, riéndose. Lo besé rápidamente apartándole las manos de la cara. 

- Nos vemos después. - Susurré al separarme. - Te amo. 

Y después de susurrarme lo mismo, se fue mientras yo cerraba la puerta y apoyaba mi espalda en ella, repasando mentalmente todos los momentos hermosos de esa noche. 

Una tos exagerada me sacó de mis pensamientos. 

- ¿Sabías algo Iri? - El corazón se me aceleró a un doscientos por ciento mientras mi mamá emergía de entre las sombras de la cocina. - Uno nunca puede engañar a su propia madre por mucho tiempo. 

- Eh... mamá... yo... - No tenía la menor idea de  qué excusa poner. Seguramente ya sabía todo. - ¿Vas a castigarme o algo parecido? 

- No hija. - Dijo, y en ese momento me dí cuenta de que me esperaba esa respuesta. Últimamente nuestra relación madre-hija estuvo mejorando. Tal vez ahora no va a ser tan dura conmigo, tal vez está empezando a comprenderme. 

- Perdón por no haberte pedido permiso. 

- No tenías por qué pedir permiso tampoco. - Dijo acercándose y sentándose en la escalera. Me senté junto a ella. - Me pone muy contenta que hayas encontrado a alguien como él. 

- Gracias. - Susurré con una sonrisa, apoyando mi  cabeza en su hombro. 

- Y perdoname. 

- ¿Por qué?

- Por las veces en que fui dura con vos. O con él. Por todo lo que Alec y vos tuvieron que pasar por cosas que eran entre tu papá y yo. - Confesó mientras su mano izquierda me acariciaba el pelo. - Nunca fue nuestra intención que ustedes sufrieran por nosotros.

Con un nudo en la garganta, traté de que las lágrimas no llenaran mis ojos y dije tan segura como pude: 

- Por supuesto que te perdono mamá. 

Lost in your eyes. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora