Capítulo Cuarenta y Ocho - Libertad.

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La semana siguiente a la entrevista fue más tranquila de que lo que pensé que sería. La única diferencia ahora era que la mayoría de la gente en la calle se daba cuenta de quién era, o se me quedaban mirando, o susurraban cosas entre ellos, o me venían a preguntar, y en esos momentos yo respondía "sí" con una sonrisa y dejaba que se alejaran, fue mucho más leve el cambio de lo que creí que sería. 
De no ser por el hecho de que mi papá se la pasaba de mal humor, primero criticándome a mí tanto como podía y después hablando mal de Harry o cualquier cosa que tenga que ver con él, incluyendo la banda, los conciertos o la música en general. Hacía mucho que no me despedía con una sonrisa cuando me iba a dormir.
Mi mamá parecía tan contenta como yo, una de las cosas que aún no podía creer, y Alec nunca se mostró en contra de todo lo que estaba pasando. 
Lucy estuvo siempre al tanto de todo y nos vimos la mayoría de los días cuando no estaba con Harry o haciendo cosas del colegio.
Y obviamente mi relación con Harry seguía mejorando cada día que pasaba, porque ahora ya nada nos corría. En esa semana salimos mucho más de lo que habíamos salido antes, sin tener que preocuparnos si nos veían. Muchas veces se nos acercaban chicas a pedir autógrafos o fotos con él pero solo ocupaban una pequeña parte de nuestro tiempo.  
Una tarde estaba Harry en mi casa, estábamos los dos solos, las paredes de la casa hacían rebotar el sonido de nuestras voces.
Estabamos haciendo muffins. O tratando de hacerlos, lo único que estabamos realmente haciendo era ahogarnos en risa y mancharnos la piel y la ropa con los ingredientes. Habíamos salido a comprar las cosas para cocinar un rato antes, ya que ahora teníamos el poder de caminar por las calles de la ciudad sin ninguna preocupación y queríamos hacer todas esas cosas que antes no pudimos.  
- ¡No! - Grité riéndome cuando ví que Harry se llevó un poco de crema a la boca.
- Vamos, no creo que lleguen a ser más que esto.
- Tiene sentido. - Dije y los dos empezamos a reírnos de nuevo, toda nuestra ropa y parte del piso y las paredes estaban manchadas con crema o chocolate. Nos iba a tomar bastante tiempo limpiar después el desastre que habíamos armado.
De repente sonó mi celular, y la pantalla me mostró un número desconocido, me limpié las manos y lo tomé apretando el botón para contestar.
- ¿Sí? - Dije al atenderlo, Harry me miraba y preguntaba sin emitir sonido quién me estaba llamando. 
- ¿Irina Jacers? - Dijo la voz de una mujer del otro lado. 
- Sí, soy yo. - Contesté. - ¿Quién habla?
- Hola, soy Miranda Waters... - Me dijo. - ¿Te acordás de mi nombre?
Traté de recordar lo mejor que pude, el nombre me sonaba pero no podía acordarme de quién era, o dónde lo había visto o leído.
- No, perdón, no me acuerdo. - Contesté avergonzada.
- No te hagas problema. - Dijo amablemente. - Soy la directora de la comedia musical a la que audicionaste hace unos meses.  

Lost in your eyes. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora