Capítulo Setenta y Ocho - Desayunar.

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Desde el día de la entrevista de Niall y Lucy en televisión, todo fue color de rosas para ellos. La mayoría de las fans la aceptaron con una sonrisa, de no ser por algunas pocas que reaccionaron mal y se lo hicieron saber, pero todo estaba en dejar correr el tiempo. Las cosas se calman día tras día. 
Las semanas pasaron, mis papás aceptaron que Harry cene con nosotros unos cuantos días, y ellos mismos pudieron conocerlo mejor y dejar que se esfume la primera impresion que les había dado... o unas cuantas segundas y terceras que tal vez no les habían agradado demasiado. Pero él, con unas cuantas palabras y sonrisas supo caerles bien y logró que lo trataran como a uno más de la familia. 
Una mañana, mi teléfono sonó demasiado temprano, haciéndome despertar de repente. Era él quien me llamaba.
- Harry - Dije ni bien atendí, tratando de no confundirme al hablar ni dejarme engañar por el sueño.  - ¿es una venganza por despertarte el otro día o algo así?
- No, tontita. - Me contestó riendose. - Necesito que me acompañes a un lugar. 
- ¿Cuándo?
- Ahora. - Me informó, haciéndome sentar súbitamente en la cama. - Dale, vestite que te paso a buscar. 
- Okay, ¡pero no te vayas sin mí!
- Nunca. - Me dijo. - Ya salgo para allá, así que en veinte minutos estoy más o menos, ¿sí?
- Sí. - Le dije. Ese día estaba en mi casa, la que ahora llamaba como "la casa de mi mamá", así que el inconveniente de no tenerlo tan cerca, en este caso, fue un punto a favor. - Te amo, nos vemos. 
Me bañé prácticamente en diez minutos, y usé los otros diez para cambiarme, peinarme y perfumarme, así que exactamente veinte minutos después de la llamada sorpresa de Harry, yo estaba mirándolo llegar a mi casa, esperándolo en la puerta. 
Entre al auto y lo saludé con un beso en los labios. 
- Hola preciosa. - Me dijo cuando entré.
- ¿A dónde estamos yendo? - Le pregunté después de saludarlo yo también. 
- A un lugar. - Me dedicó una sonrisa. - Tranquila, te va a encantar. 
Harry condució alrededor de media hora hasta que llegamos a una de las calles principales de la ciudad. Miré confundida hacia mi alrededor, tratando de descifrar qué era lo que mi novio me estaba llevando a hacer. 
- ¿Te parece si vamos a desayunar antes? - Me dijo cuando bajamos del auto, y sin esperar mi respuesta, nos condujo dentro de un café donde pedimos nuestra orden para el desayuno. 
- Harry, me estás asustando. 
Soltó una risa y entrelazó sus dedos con los míos sobre la mesa. Sabía que algo me ocultaba, su sonrisa lo delataba. 
- Bueno, hay algo que te tengo que decir. - Soltó finalmente. - Pero me tenés que prometer que no te vas a enojar conmigo. 
- Harry...
- Está bien, está bien... voy al grano. - Tomó aire profundamente, y entrelazó nuestros dedos con más fuerza. - Sabés cuánto te amo y cuánto quiero que tus sueños se hagan realidad. 
- Sí... - Dije, tratando de contener los nervios. 
- Bien. Entonces, me entenderías si te digo que, algunas veces que estuvimos en tu casa o en la mía, mientras vos cantabas y bailabas como si nadie te viera, yo te filmaba con mi celular. 
Abrí los ojos por la sorpresa, esos videos debían ser lo más vergonzoso alguna vez grabado en toda mi vida. 
- ¡¿Por qué hiciste eso?!
- Todavía no terminé... - Continuó, sin soltarme la mano. - De todos los videos, que eran bastantes, elegí los que mostraban mejor tu voz, y la forma en que bailás.
- Sí...
- Y los mandé a los directores de una comedia musical que se está preparando para estar en el teatro el año que viene. 
- ¡¿Qué hiciste qué?! - Le pregunté, no con tono de enojo sino cegada por la sorpresa. No entendía por qué lo había hecho. - ¡Harry! Ya sabés que no quiero aceptar papeles de esa manera, basta con que vean quien lo manda para que quieran que audicione. Y tal vez, ni siquiera eso, tal vez ni me llaman para que audicione porque hago el ridículo en esos videos...
- Irina. - Me llamó, tranquilo. - Me aseguré de que los directores no estuvieran al tanto de la relación que tenés conmigo. Y ellos ni siquiera saben quien soy yo, viven en el mundo del teatro, mi amor... solo hablan de eso. Además, los videos los mandé como anónimo. 
Lo miré con una sonrisa, dejando escapar un suspiro. Había hecho todo eso para que yo tenga la oportunidad de audicionar para una comedia musical. Era uno de los tantos gestos tiernos y llenos de amor que él me dedicaba. 
- Sos muy hermoso. - Le dije. - Es muy lindo lo que hiciste. Pero, mi amor, con todos los talentos que hay en esta ciudad, hay pocas posibilidades de que a mí me llamen solo viendo unos videos... ojalá fuera así. Es hermoso lo que hiciste por mí. 
- Te merecés eso y muchó más. 
- Te amo. - Le dije antes de darle un beso en la mano. 
- Yo mucho más. Y, Iri... 
- ¿Sí?
- Se contactaron conmigo. - Me dijo, y yo no era capaz de asimilar sus palabras. - En dos horas es tu primera audición. 

Lost in your eyes. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora