2. Comida para conejos y esas m...

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Despertó al escuchar cosas romperse en la planta baja, enseguida se puso en estado de alerta, tomando un arma improvisada, bajando de forma sigilosa.

Había todo un espectáculo fragmentos de cosas que antes tenía puestas sobre la chimenea o en alguna mesita, iba dispuesto a atacar cuando vio la manta en el suelo, recordando el día anterior, viendo un par de orejas sobresalir detrás del sillón y una cola enroscarse y desenroscarse.

—Are you fucking serious? —

Unos ojillos curiosos se asomaron, fue hasta ese instante que el guardabosque se preguntó qué tanto de tigre tendría Luzu...o qué tanto de Luzu tendría el tigre.

El castaño se movía casi siempre en dos piernas, lo cual agradeció, lo contrario hubiera sido rarísimo, pero no vocalizaba ni parecía en general entender lo que se le decía. La mañana se le fue en ello y en hacerle entender que no podía afilar las uñas (garras) en los cojines y tampoco podía morder los sillones, ganándose una mirada molesta del "tigre" y un par de bufidos, pero enseguida se irguió, usando su mejor pose amenazadora, advirtiéndole que no podía usar sus, aparentemente, recién adquiridas garras y colmillos ni contra los muebles ni contra la gente.

—Joder, que no comas eso así, te vas a quemar te estoy diciendo— suspiró, le tomó más de lo que pensaba sentar al otro en la mesa, antes intentó probar al castaño, preguntarle cosas, aun inseguro de que todo aquello fuese una broma...pero la verdadera broma era toda aquella situación.

Para su mala suerte parecía querer llevar la dieta de un típico felino depredador, lo cual iba en contra de sus principios, pero no podía obligar a un carnívoro a comer zanahorias...se pasó la mano por el rostro, dándose cuenta de que estaba pensando en Luzu como un animal salvaje.

Rio, viendo al otro sacar la lengua que se había quemado, que se comportara así no cambiaba que fuera un humano y que quizás Luzu no estaría contento de haber sido alimentado con carne cruda.

Respiró hondo, intentando ignorar las náuseas, concentrándose en su tortilla de calabacín, pensando en las opciones que tenía, recordando los estropicios que tuvo que recoger más temprano, teniendo frente a sí una versión que chocaba con la que estaba en su cabeza, no había convivido tanto con Luzu, pero en definitiva era extraño tener su apariencia con un comportamiento así, comiendo como salvaje un trozo apenas cocido de carne, no podía estar dos semanas así.

Abrió los ojos al venir a su mente la persona indicada; en ese justo instante sintió que algo rozaba su mano, era el plato del otro, siendo empujado de manera torpe a través de la mesa.

—¿Qué? — lo miraba atento, Reborn observó el trozo de carne restante —¿Me lo estás ofreciendo? — las orejas del otro se sacudieron, eso debía ser un si —No, joder, no, eso es tuyo— dijo haciéndole señas para hacerse entender.

El semi-felino pareció triste con la respuesta, agachando las orejas, haciendo un gruñido extraño, Reborn tuvo que contener una risa.

—Gracias, de verdad, pero— señaló el plato —tu comes carne término medio y...— señaló los resto de su tortilla —yo como garbanzos, patatas, comida para conejos y estas mierdas, respeto tu dieta y tú la mía ¿vale? —

No pareció del todo contento, dando coletazos para demostrar que estaba molesto, pero terminando lo que había en su plato después de que el de ojos oscuros lo regresó a su lado de la mesa. Igualmente removió el hombro cuando Reborn se lo palmeó cuando terminó su comida.

Resopló, con algo de suerte lo acompañaría de buena gana a donde planeaba llevarlo y regresaría a Pueblo 1 con su forma completamente humana.

The Animal Inside of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora