15. Fotografías

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Al final del octavo día de su papel como cuidador, el felino ya no tenía ni una herida más que los pequeños rasguños que se hacía al trepar árboles o meterse entre los arbustos, el rasguño provocado por el oso al guardabosque ya era casi nada y ambos hacían rondines regulares.

El tigre seguía buscando la cercanía del otro para tomar la siesta y cuando veía aves en el comedero sus ojos se dilataban, haciendo los ruiditos propios de uno de su especie preparándose para ir tras una presa, aunque se viera detenido por Reborn.

Y Reborn notó que Luzu ya no hacía a un lado los pocos vegetales que ponía en su plato, que ya era capaz de ponerse casi toda su vestimenta él mismo y su andar parecía más humano. No lo conocía de antes de su puesto como cuidador de los bosques de los Pueblos, pero ese tono color mocha que se asomaba en sus ojos al estar atentos al atardecer eran distintos del amarillo del tigre y a la vez distinto del rojo que conoció.

Entonces la tarde del noveno día, en lugar de enroscarse en el sillón y dormir pegado a él, se sentó a su lado, viendo cómo llenaba los papeles sobre la reserva con auténtica curiosidad, apoyando la mejilla en su hombro para después caer dormido.

Su teléfono sonó, dejó los documentos a un lado, sacándolo con cuidado de su bolsillo, era un mensaje de Pol.

«Me he paseado por la reserva pero no me he parado a saludar, solo estaba tomando algunas fotos, si te interesa que imprima alguna para ti dime con confianza»

Agradecía a su propio autocontrol, odiaba lo casual del mensaje y las obvias buenas intenciones.

Entre todas las foto de paisajes y vida salvaje había una en la que se detuvo, era una foto del día en que Luzu se quedó dormido en su regazo mientras estaban bajo un árbol. Claro que la foto era grandiosa, era Pol quien la había tomado, una escena pacífica, serena. Observó la imagen por un tiempo que le pareció excesivo antes de bloquear la pantalla y pasarse una mano por el rostro en gesto exasperado

¿Por qué le molestaba?

Al bajar la vista exhalando fuerte notó que el felino llevaba puestas las zapatillas con los cordones en un perfecto moño.

The Animal Inside of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora