31. Dormir

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No quiso mostrar reacción cuando Luzu escribió lo de rastrear, pero si era verdad que no recordaba mucho le resultaba curioso que eso si estuviera entre sus memorias.

Le siguió la corriente con lo de la colada porque no podían salir y tampoco podía continuar con las reparaciones externas de la casa, aunque hubiera preferido que el castaño descansara, ayudó en todo lo que pudo, sin poder evitar sonreír cada vez que notaba que el otro estaba "cantando".

Era una especie de ronroneo mezclado con maullido a la que no se le podía llamar canto del todo, pero era relajante, quiso molestarlo al respecto, preguntarle si aceptaba peticiones, pero se detuvo al ver el rostro con expresión tranquila, concentrado por completo en su labor.

Él siguió con lo suyo de forma mecánica, pensando que era obvio que Luzu se podía valer muy bien por sí mismo y no tenía ninguna excusa para no dejarlo ir, solo tenía sus propias preocupaciones como argumento. Era un adulto, por mucho que no tuviera lenguaje humano ese no era un impedimento que no le dejase hacer una vida normal.

Terminaron con su labor, pudo ver al castaño estirándose, mostrando sus colmillos al bostezar profundamente, yendo hacia la ventana más cercana a la chimenea viendo al exterior de forma nostálgica. Ojala pudiera saber qué pensaba.

Por su lado hizo algo que no solía hacer a menudo, ir a revisar su móvil. JoseCristo le había enviado un mensaje preguntando cómo le había ido con la tormenta, el chat de Rubius estaba saturado con tonterías y memes hasta llegar a los más recientes que preguntaban si Luzu no había pasado mal.

El resto eran el de Pol de unos días antes (evitó a toda costa detenerse a ver otra vez las fotos que envió) y otros que ya era algo tarde como para responder. Auron no había llamado ni una sola vez, tampoco enviado mensajes, maldijo por lo bajo, preguntándose si debía intentar contactarlo, en teoría su grupo debía regresar en o 3 días.

Volteó a la ventana, viendo que el castaño había caído dormido. Iba a hacer lo que hubiera hecho con cualquiera, acercarse a moverlo para que se fuera a dormir a un sitio más propicio, pero en su lugar, después de revolver sus cabellos, oyendo cómo comenzaba a ronronear puso una manta sobre sus hombros, pretendía dejarlo allí un rato más, pero al final lo tomó en brazos para llevarlo hasta la cama.

The Animal Inside of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora