10. Compañía

333 73 0
                                    

—¿No me vas a dejar salir?— le preguntó más divertido que otra cosa, pero el tigre pareció plantar más los pies en el suelo —Joder, que solo voy a dar un rondín, es mi puto deber ¿Sabes?—.

Luzu soltó una exhalación fastidiada, no pretendía ceder.

—Si no quieres que salga solo pues vente conmigo, coño— el felino no parecía muy convencido, pero accedió...aún y cuando Reborn le advirtió que no lo dejaría salir sin zapatos.

Ponérselos, así como convencerlo de bañarse y que no se quitase la ropa por ahí, fue mucho más sencillo que el primer día, el guardabosque esperaba que fuera una especie de señal de que había un avance, de que su lado humano comenzaba a resurgir, mas luego lo veía olfateando, haciendo ruidos de maullidos o bufidos y creía estar de nuevo en el punto de inicio.

Menos mal fue un paseo casi tranquilo, exceptuando el hecho de que cualquier animal que quisiera acercársele en lo más mínimo era tomado como una amenaza por parte del castaño, sobraba decir que al final del recorrido todo rastro de fauna parecía evitarlos a más de 100 metros.

Durante el recorrido Luzu parecía estar pendiente a cualquier seña de dolor o molestia de su parte mientras él observaba posibles problemas o confrontaciones para evitarle al felino.

Al llegar de regreso sentía de nuevo el dolorcillo venir de su costado, al comenzar a revisar las heridas del castaño, cambiando sus vendajes, éste veía con insistencia a la repisa donde tenía los analgésicos.

—¿Te duele? ¿Quieres uno?— negó profusamente, apuntándolo con la nariz.

Aunque se negó al final sí que necesitaba un par, aun y cuando odiaba que lo harían dormir de nuevo, se hundió en la almohada, creyendo ver los ojos curiosos del otro antes de que los suyos se cerraran.

Diría que tuvo un despertar agradable, dado que sentía que había descansado como no lo había hecho en mucho, pero a un palmo de su nariz había algo acomodado, un conejo muerto, como si fuera un chocolate de los que dejan en los hoteles.

Estuvo a punto de fruncir el ceño para comenzar a vociferar, si una parte racional de Luzu seguía allí debía hacerlo saber lo inadecuado (cruel, asqueroso, desagradable) de tales acciones, además de averiguar cómo demonios había salido de casa, las huellas de lodo evidenciaban que había salido a cazar, pero por otro lado...

—Pedazo de cazador que estás hecho ¿verdad? Hijo de puta— el par de orejas que se asomaban por el lado contrario de la cama se agitaron, dejándolo ver sus ojos, parecía contento. Pasó su mano por la cabeza del felino, revolviendo su cabello, la expresión del castaño lucía muy satisfecha, incluso restregándose contra la mano que lo achuchaba —la próxima vez que sea una patata ¿vale? —.

Aquello provocó una mirada que parecía decirle "Debes estar de coña", provocando risas en el guardabosque. Un rato después suspiró al escuchar pasos descalzos de nuevo en la planta baja, sabiendo que debía cocinar la cena para ambos (conejo para el tigre), bañarlo nuevamente...además de convencerlo de usar sus zapatos ¿no estaba pensando mucho en su huésped como si fuera una mascota?

Por la noche, sabiendo que no podría dormir y tampoco parecía prudente salir, revisó las heridas de Luzu que eran casi nada, mientras la suya parecía sanar lento pero seguro. Se sentó el sofá a ver alguna chorrada que tuvieran por TV, para cuando acordó el tigre se había acomodado también, quedándose dormido del otro extremo del asiento, respirando profundamente.

En lugar de salir para no volver en cuanto encontró por donde salir se quedó allí, vigilando las ventanas, observándolo cuando intentaba vendarse a sí mismo.

Reborn se puso de pie con cuidado de no despertarlo,poniéndole una manta encima. Se sentía incluso mal de acostumbrarse tan rápidoa la compañía.

The Animal Inside of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora