17. Habrá tormenta

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—¿Estás intentando hablar? — se burló del felino, al principio creyó que algo malo le pasaba, pero entonces se dio cuenta de que intentaba pronunciar algo, claro que fueron solo sonidos gatunos sin sentido alguno, a lo mucho como esos videos de mascotas supuestamente gritaban "mamá" o "Raúl".

Luzu parecía mosqueado por sus burlas ante sus pobres intentos.

Reborn pensaba que seguro aquello era por la visita de Rubius y luego JoseCristo más temprano, el león se había marchado antes, el oso se despidió de él con unos cuantos improperios mientras que al tigre le daba un abrazo apretado.

Le molestaban esas actitudes, convenciéndose de que el noruego lo hacía por joder...lo cual era lo que más le jodía, pues no debía molestarse por esas estupideces y actitudes empalagosas del oso hacia Luzu, pero aun así lo hacía, por alguna razón.

—Ya, ya, no te rayes— revolvió sus cabellos, deteniéndose para acariciar una de sus orejas —no te fuerces a hacer algo que no puedes—.

Le dio algo de pena notarlo tan desanimado, notando como aun intentaba vocalizar a espaldas de él, pero era lo que había, quizás con el tiempo pudiera volver a hablar, pero en ese momento él debía preparar materiales, JoseCristo volvería a ayudarlo con unas cuantas reparaciones y mejoras en la cabaña que no había solucionado antes por el tema de su herida.

Si antes Rubius había distraído a Luzu mientras él hablaba con el león, cuando éste volvió para comenzar a trabajar el tigre no dejó de seguirlos a todas partes, pero no sabía cómo usar con propiedad un martillo y mucho menos un serrucho, por lo cual aunque intentaba ayudar terminaba estorbando en cada cosa que querían hacer.

Entonces, mientras sustituían unas partes del techo que estaban dañadas, al intentar subir con ellos, tiró unos tablones que pudieron hacerle daño, llegando Reborn justo a tiempo para desviar uno de éstos y que no le diera en pleno rostro al felino.

—¡¿Sabes lo que pudo haber pasado?! ¡Pudiste haber quedado aplastado! ¡Coño! —

El castaño lo miraba espantado, centrando la vista en su hombro, el guardabosque notó entonces el ardor, el tablón que había hecho atajado para que no golpeara al tigre, le había roto la camisa, raspándole toda la piel de la zona, comenzaba a sangrar.

El felino alargó la mano, pero el de ojos oscuros le dio un manotazo.

—¿No has hecho suficiente? Déjanos trabajar en paz, joder—

El rostro del castaño lució primero herido, después molesto, huyendo del sitio al instante.

—¿No vas a ir a buscarlo? — preguntó el león, pretendiendo no interesarse mucho en el tema mientras seguía martillando con un par de clavos en la boca.

—No, ya se le pasará...—

Dijo eso, pero internamente comenzaba a arrepentirse de haberle hablado así a Luzu, de haber gritado reprendiéndolo cuando debió hablarle con calma, después de todo solo intentaba ayudar y se había preocupado por el estado de su hombro.

Solo esperaba que no fuera lejos o se hubiera escondido en algún lugar de la cabaña, densos nubarrones oscuros comenzaban a poblar el cielo.

The Animal Inside of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora