4. Hora del baño

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Que tuviera a Luzu a su cuidado no significaba que pudiera ser negligente con su trabajo, llevarlo a hacer sus rondines con él le costaba el doble, pero temía que al llegar lo hubiera dejado sin colchón o, directamente, sin casa...también tuvo miedo de que saliera lastimado al buscar comida, entretención o querer salir.

Interrumpía su recorrido de cuando en cuando pues el castaño se perdía de su vista, intentaba cazar a algún pobre animalillo o se trepaba a un árbol demasiado alto y él tenía que bajarlo casi cargando.

Tenía conflictos decidiendo hasta qué punto estaba bien reñirlo por las cosas que hacía, es decir, en ese momento se creía y se veía parcialmente como un tigre, pero en algún lugar de su interior seguía el humano, creía firmemente que podía razonar con él.

—Tengo que hacer mi puto trabajo, got it? — suspiró de forma pesada, viendo cómo de nuevo se había trepado en un árbol, masajeándose el puente de la nariz, pensando que tendría que subir a por él de nuevo, pues Luzu se quedaba viéndolo desde una rama muy alta, quitecito, moviendo las orejas como intentando escuchar varias cosas al mismo tiempo—Si yo no trabajo, no hay comida ¿vale? Deja de hacer esto— acompañó las palabras con señas de manos para intentar darse a entender, en ese momento sí que el felino tenía ambas orejas apuntando al guardabosque.

En unos cuantos saltos agiles el semi-felino bajó de las ramas, provocando que Reborn diera un paso atrás.

—Eres un pequeño hijo de puta ¿no es así? Las veces anteriores que hiciste que fuera por ti no lo necesitabas, mamahuevo—

El castaño pareció entre burlarse e ignorarlo mientras se atusaba las orejas, por impulso el guardabosque alargó una mano, haciendo que el otro se pusiera en alerta, pero se relajó al notar que solo pretendía quitarle unas cuantas plumas de entre el cabello.

—Eres una mierdecilla desconfiada— el de ojos oscuros sonrió mientras Luzu se alejaba, reacomódense de forma compulsiva el cabello allá donde le habían quitado las plumas, mirando de reojo hacia atrás con rencor, por lo cual no vio a tiempo el desnivel frente a él, por el cual terminó cayendo.

Reborn corrió tras él, pero, menos mal, solo cayó a un charco de lodo. El guardabosque comenzó a reír, viendo el rostro mosqueado del castaño, claro, que la parte menos divertida de ello sería bañarlo.

Al inicio intentó hacer que tomase una ducha por él mismo, pero era obvio que Luzu solo se acicalaría y lamería para limpiarse, lo cual era inaceptable. La peor parte fue meterlo en el cuarto de baño, trató de no pensar mucho en el resto.

Ya había bañado a muchos animales cuando enfermaban y no podían asearse a sí mismos, el detalle era que el castaño no era un animal.

Cuando estuvieron con Zorman estaba más concentrado en evitar que el científico lastimase al felino, hasta ahora veía que en la espalda, torso, brazos, piernas tenía marcadas unas rayas casi invisibles, carraspeó, desviando la mirada al llegar al nacimiento de la cola.

—¿Ves que no pasa nada? — esperaba recibir bufidos o gruñidos, pero el castaño solo soltó unos cuantos maullidos lastimeros y resignados mientras el otro tallaba su cabello —¿te has dado por vencido? —.

La burla le salió cara al verse empapado menos de un minuto después, viendo cómo Luzu parecía divertirse de lo lindo viéndolo por completo empapado.

—Si, si, muy gracioso, gilipollas— le echó una toalla encima, sonriendo de lado, recordando tener cuidado con las orejas.

The Animal Inside of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora