36. Teléfono

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Estaba aún gritoneándole a Rubius cuando notó que la pantalla de su móvil brillaba, tomó el teléfono solo porque sabía que aquello no iba a ningún lado. Sintió la mandíbula endurecerse.

—Eh, mamahuevo, se de utilidad y ve a hacer un recado mientras yo atiendo un asunto—.

Consiguió que Luzu acompañara al noruego sin que se viera sospechoso, cuando estuvo seguro de que el par de híbridos estaban lo suficientemente lejos pulso el botón de llamar.

La primera vez lo envió a buzón, maldijo entre dientes, resistiéndose de arrojar el aparato. Lo recargó contra su frente, genial, ahora tenía tiempo para estar solo con sus pensamientos.

Cuando se hicieron un lío y cayeron fue apenas consciente de que habían entrelazado los dedos, su primer impulso fue detener su propio peso para no aplastar al otro. Estando encima de él, sintiendo su respiración cerca y los ojos tan próximos que era como ver una suerte de luna de sangre en el horizonte, estuvo a punto de cometer una tontería.

Lógico que el oso se hubiera alterado. A la vista de cualquiera él estaba atacando, sometiendo al castaño.

Mentira no era que estuvo a punto de bajar su rostro un poco más, solo unos centímetros para sanar su deseo de rozar los labios entreabiertos del otro con los suyos, aun en ese momento se preguntaba si serían tan suaves y cálidos como se veían.

Soltó un suspiro exasperado, pasándose la mano por el rostro, odiando estar solo con sus pensamientos volvió a marcar por tercera vez, el tono de respuesta saltó en esa ocasión, no dio tiempo a que la otra persona dijera una sola palabra.

—Necesito que me expliques por qué mierdas dices que tardarás más en regresar de tu jodida misión—.

The Animal Inside of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora