56. Casa sola

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Se concentró en hacer su trabajo, se dijo que entre más rápido terminase sus asuntos con éxito más rápido podría ir con Luzu.

Recibió una llamada de Rubius que había resultado redundante y casi molesta. Le reclamó por haber dejado ir solo así al castaño, cuestionó sus motivos y sentimientos, picándolo, provocándolo.

—¡Lo sé! ¡Cierra la puta boca! — colgó, solo colgó.

¿Se sinceraría?

Lucharía por hacerlo, entre más lo pensaba sentarse y charlar con él como era debido era lo más maduro de hacer, no tenían que vivir juntos para hacer funcionar algo entre ambos, quizás era mejor saber si lo que sentía era recíproco, aun a riesgo de no verse correspondido; haber seguido viviendo con él hubiera sido insincero y, para él, tortuoso al tener que reprimir sus reacciones.

Aunque la perspectiva de regresar a casa para encontrarla sola, un sofá vacío, un dormitorio desierto y ambiente frío en general, era deprimente.

Pero ahora debía centrarse, después de pasar gran parte de la mañana retirando más trampas para aves en una zona alejada logró encontrar un rastro del oso (la osa), era extraño, gracias a las recientes lluvias y humedad sus huellas estaban muy marcadas en el suelo, lo cual le permitió seguirlas, pero en cierto punto las huellas se borraban, apareciendo señales de arrastre marcadas en el barro, como si hubieran remolcado algo pesado.

—¿Qué cojones...?—

The Animal Inside of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora