8. Miedo

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El oso llegó de la nada propinándole un zarpazo que si bien no consiguió darle de lleno y lo hizo quedar boca arriba; el pensamiento de siempre acudió a su mente "no tiene la culpa, tú la has cagado, de alguna manera".

Otra parte de sí estaba preocupada por defenderse, luchando por subir los brazos en lugar de sujetarse el costado lastimado, a pesar de que sabía que con el tamaño de su atacante sería bastante inútil y otra, que le hubiera gustado acallar, le gritaba que no podía morir, era el guardabosque ¿Qué pasaría con los animales si él no estaba? Entre ello surgió la frase: Luzu está encerrado en casa.

Aquello se vio interrumpido por una especie de rugido que no creía haber oído antes.

Era el castaño. Reborn retrocedió un poco impulsándose con manos y piernas, viendo cómo el otro se lanzaba contra el oso y con movimientos ágiles se sujetaba a la parte trasera del cuello del animal, haciéndolo retroceder un poco para luego ponerse entre el otro hombre y el atacante.

Entonces Reborn sintió miedo.

Nunca tenía miedo al hacer su labor, ni siquiera de noche o días de tormenta, pero en ese momento tuvo miedo de ver frente a él a alguien destrozado por las garras de aquel enorme animal salvaje, alguien a quien conocía y se sentía con el deber de proteger.

Consiguió ponerse de pie, intentaría hacer algo, hacer retroceder a Luzu, pero sorprendentemente el castaño le sostenía la mirada al oso mientras soltaba aquellos bufidos y rugidos graves que estaba seguro no podían ser producidos por cuerdas bocales humanas al tiempo que se interponía entre él y el gran animal.

No dejó de hacer aquellos sonidos hasta que consiguió alejar al oso, incluso entonces tenía las garras listas y una posición de ataque hasta que Reborn estuvo seguro de que el oso no volvería; posó la mano en el hombro del castaño, quien volteó aun mostrando los caninos, sus ojos amarillos lucían las pupilas retraídas.

"Como un tigre a la defensiva" pensó.

—Eh, que es suficiente, volvamos a casa— dijo, descubriendo que estaba en realidad cansado y le costó hablar.

La respiración agitada del castaño comenzó a normalizarse, sus ojos volvieron a su apariencia usual y tomó una postura más relajada, poniendo cara de consternación mientras olfateaba, acercando el rostro al costado del guardabosque.

—Ah ¿esto? Esto no es nada, he pasado peores—

Luzu no parecía muy convencido, pero le dio un ligerocabezazo en el hombro para después seguirlo a su cabaña.

The Animal Inside of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora