¿Podría explicárselo? ¿Lo entendería?
Si le daban nervios decírselo a Rubius ni hablar de alguien más...de "ese" alguien.
Y es que sonaba muy infantil, más que infantil, desesperado.
Cuando más solo se sentía y su cerebro (o la espora) le decían que no valía la pena intentar conectar con el resto, que era mejor quedarse aislado, comenzó a escuchar, porque la espora estaba por doquier y escuchaba muchas cosas. La mayoría no valían la pena o eran un ruido de muchos lugares, una cacofonía que lo aturdía.
Pero encontró a alguien preguntando, alguien interesado:
¿Qué le gusta? ¿Qué ha dicho? ¿Qué colores prefiere?
El castaño se preguntó por qué alguien estaría interesado en él. Al principio se sintió atacado, la espora le decía que podía estar intentando emboscarlo, aprender sobre él para dañarlo, pero a él no se lo parecía. Aquella persona incluso sonó exasperada diciendo que no le dijeran cosas que pensaban que le gustarían a él "Quiero cosas que le gusten a Luzu".
Y era muy bobo que aquello le conmoviera tanto, después de todo era una actividad organizada por los líderes de cada pueblo, una versión agrandad del amigo secreto, no debía emocionarse por algo tan bobo.
La espora le advertía de ello, que no se ilusionara con otros seres, pues al final sólo tenía a la espora y ésta siempre estaría allí para él. Aun así la parte que le quedaba de humanidad no pudo evitar sonreír en silencio, emocionado por la expectativa de recibir un regalo.
Comenzó a interesarse por esa persona, qué hacía, cómo había llegado allí. Era un guardabosque, celoso de su labor y protector de la reserva. Parecía tener un mal carácter, pero en realidad era muy paciente, no que mostrase un lado tierno o suave, era amable a su manera.
Se atrevió a saludarlo en un par de ocasiones, a intentar entablar charlas con él, pero casi siempre su voz se veía opacaba por la del resto. Sentía ilusión de verlo, de toparse con él, algo se estrujaba en su pecho cuando entendía que era como un chiquillo haciéndose ilusiones bobas.
Cuando su regalo estuvo finalizado y fue a verlo, mentiría si dijese que no se sintió precisamente como eso, como un niño pequeño yendo de un lado a otro apreciando desde la estructura hasta los pequeños detalles. Quería jugar, usar todo el espacio a su antojo al mismo tiempo que temía ensuciarlo o dañarlo. Aquella noche (y otras) durmió allí, sonriendo ante la idea de tener algo así para él.
Pero no significaba nada quese hubiera tomado esas molestias, al final era porque era un hombrecomprometido con sus responsabilidades, probablemente hubiera hecho lo mismopor cualquiera que le hubiera tocado y, aun así, él presumió con alegría suregalo cuando tuvo oportunidad e, incluso cuando la espora estaba apoderándosepor completo de su cerebro, fue uno de los únicos lugares donde se sentíaseguro.
ESTÁS LEYENDO
The Animal Inside of You
RomanceEn un intento por librarlo de la espora algo salió bastante mal, lógico que lo dejen en manos de la persona más capacitada para controlar animales salvajes. AU Luzuborn (Aquí shipeamos cubitos, no personas)