2. Heather

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Ya que mis padres hablaron con la directora me llevaron al auto e íbamos en camino.
Les pregunté sobre lo que les había dicho la directora pero ellos simplemente cambiaron el tema y me preguntaron por helado.

-creo que un helado estaría bien.- contesté, esperando la respuesta de mi pregunta, que nunca apareció.
Mi padre conducía a dirección de la tienda de helados y mi mama me dijo que se tomaría el día y me cuidaría. Quise alegar pero ella ganó.

-¿Y entonces quién fue el que te auxilió?- preguntó.
Mientras mi padre se estacionaba en la tienda yo y mi mamá sacamos tema de conversación:

-Se llamaba Sam. No me dijo su apellido.
Mis padres se miraron con asombro.

-¿Sam?- dijeron al unísono.

Hice una pausa rápida para tratar de captar la situación:
-¿lo conocen o algo parecido? Porque creo haberlo visto anteriormente.- pregunté.

Mi mamá trato de calmar el tema con desesperación.
-No, no.. Es que nunca has socializado con chicos.. Pensaba que era hora de que yo te enseñara carisma al modo de las mujeres.... ¿Entiendes? Es como...

Mi padre y yo estábamos ansiosos por interrumpir.
-¿Quién quiere un helado?- preguntó mientras se desabrochaba el cinturón que, se había atorado.

-¡YO!- dije rápidamente, mi papá se desabrochó por fin y salimos del auto lo antes posible. Mi mamá se quedó en media oración y tuvo que bajarse del auto también.
Luego de un rato me terminé mi helado y llegamos a la casa. Me cambié de ropa, mi papá se tuvo que ir a trabajar y mi mamá se quedó conmigo acostada en la cama de su cuarto.

Suspiré, y quise tocar el tema de nuevo:
-pienso que ese asunto del carisma es una farsa. Tú conoces a Sam.- La miré y ella hizo lo mismo.

-Yo no conozco a Sam- Me replicó.

Sonreí mirando al techo.

-Esta vez te creeré.- la abrazé y recargué mi barbilla sobre su pecho.- Me agradó el hecho de que haya sido muy tímido al hablarle. ¿Sabes que pasó? Estaba escribiendo en una libreta de piel marrón, le dije "hola" y literalmente brincó del susto. Tanto que, su libreta salió volando. -reí- ¡su libreta! Y usaba una chaqueta con pines y parches geniales. Aunque al final terminó un poco manchada por mi sangre -dije con algo de enojo por mí misma.

Mi mamá soltó una risita.
-no me imagino como debió ser. Sam suena muy interesante, ¿por qué no sales con él?
Hice una mueca de disgusto.

-lo acabo de conocer. Y además, no creo que quiera salir con el banco de sangre.

Mi mamá me miró con cara replicatoria.
-creo que suena como un buen chico. Intentar es tener. Debes de empezar a salir con alguien. Dime, ¿cómo es?

La conversación se estaba poniendo incómoda. Pero mi mamá es una de esas personas que leen y veen novelas y lloran con ellas, no le importa ser cursi, y menos de hablar del romance. Mi mamá es una fanática del romance.

-Bueno.., tiene unos ojos azules verdosos muy bonitos. Pero al mirarlo parecen que sus ojos son como los de un gato. Es rubio miel y su pelo se ve suave y brillante, y es extremadamente pecoso, tiene pecas en toda su cara y piel. Y es muy alto.- quise desilusionar a mi mamá a propósito. Sam y yo apenas sabemos nuestros nombres y ya me quiere casar porque me ayudó con mi hemorragia. - Pero no me gusta. Ni siquiera sé su apellido. Creo que es un bicho raro.- al haber dicho eso me hizo arrepentirme al momento porque yo no tengo ningún derecho de criticar a alguien y me disculpé conmigo misma por mi mente y seguí con la conversación: -Es muy callado y reservado. Si estuviéramos saliendo no duraríamos ni dos semanas porque somos perfectamente diferentes, Sam no mamá. Sam no.

Mi mamá me miró con enojo de broma y me pegó en la mano suavemente.
-¡esa descripción suena bien! ¿Bicho raro? ¿Y que clase de persona tiene derecho a decir eso de alguien que no conoce? ¡Esa es la clave! Conócelo, talvez sea genial y talvez lo encuentres más guapo... Déjame enseñarte carisma al estilo de las chicas...

Interrumpí.
-Sam no me gusta. -dije poniendo la mano en alto- ni siquiera sé si me cae bien. Se ve que es una buena persona. Enserio, y me disculpo por lo del bicho raro. Pero no me interesa en ese sentido.

Mi madre hizo un suspiro de decepción. ¿O de frustración?
-bueno, talvez con el paso del tiempo...

Volví a interrumpir.
-no sucederá. Te lo advierto desde ahora.

-de acuerdo...

Por la tarde llamé a Bailey por mi celular para que me pasara la tarea del día siguiente, ya desde ese rato estaba tirada en el suelo de mi cuarto:

-¿Y quién era ese pequitas?

-¿Sam? Es nuevo en la escuela, lo conocí gracias a ti.

-¿tengo que alegrarme porque gracias a mí mi mejor amiga podría tener un futuro pretendiente? -hizo una pausa un poco larga y esperé a otra estupidez:- ¿tendré que preocuparme por si el chico te engaña con otra? -preguntó con una risita

-ja, ja -reí sarcásticamente mientras aclaraba mi garganta:- no. Sam y yo apenas nos aprendimos nuestro nombres, y para serte sincera, no creo que quiera estar con Carrie.

-Talvez sea diferente...

-no lo será. Y si es así, pues que así sea. No creo que un chico como Sam pueda soportar a alguien como yo. Y no creo soportarlo a él. Es muy serio.

Y entonces ella dijo:

-aghh,¡lo olvidé! VOY TARDE, tengo que irme. Jackson y yo veremos una película. ¿Te veré mañana?

-por supuesto que sí.- confirmé

-Adiós, hasta entonces.

-Adiós.- hice una pausa - Y dile a Jackson que se ponga doble condón por si uno se rompe.

-pendeja.- dijo entre risas y luego colgó.

Suspiré y me levanté. Miré por la ventana y vi un atardecer naranja rosado. Los mejores atardeceres. Me miré por el espejo y acomode mi cabello castaño. Estaba hecha un asco. Y entonces pensé en Sam. ¿Soportaría a alguien como yo? Luego me estremecí al pensar en eso porque no tengo ninguna experiencia en el amor y soy muy delicada en ese sentido.

-no creo. -susurré para mí. - Lo acabo de conocer y no creo que le caiga muy bien porque manché su chaqueta genial de Inglaterra y alienígenas.

Decidí meterme al baño y darme una ducha larga y callada. Después de un rato salí y me cambié de ropa. Hice mi tarea y bajé a la cocina a buscar algo de comer. Entonces mi papá llegó del trabajo y corrí a abrazarlo. Después tomé una barra de cereal y volví a subirme a mi habitación.
Y volví a pensar en Sam. ¿Valdrá la pena volver a hablarle? ¿Querrá ser mi amigo?
Aveces no entiendo a la gente. Pero si lo hiciera, diría que todos somos iguales. Entonces comprendí de que Sam no me querría ver después de lo de hoy. Es obvio, es serio y reservado. No va a querer saber nada de mí.
De todos modos, a las personas les da igual darle la espalda a los demás.
Son siempre los mismos. Le daría una oportunidad a Sam para saber que no es un loco totalmente suicida que sabe de medidas preventivas de hemorragias nasales y con manos extra suaves.
Espero que Sam sea mejor de lo que pienso, valdría la pena lavarle la chaqueta.

You Are My Best Gift.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora