Los problemas volvían a surgir hace como unos meses atrás.
Pensaba que Cole tomaría todo a la ligera y soportaría a Ginger durante el resto de mis salidas. Pero nunca pudo ser así.
-te escapas de nuevo y te reporto -aclaró ella. Su melena rizada y rubia me hacía olvidarme de lo que sea, incluso en el momento.
-Ginger...
-Sam, ahora no puedo hacer nada... - y se volvió hacia el pasillo, pero la detuve con la mano y puse una cara triste.
-Por favor...
-Sam, solo serán unos días. - Ella se volvió a mí y me dio una sonrisa de ánimo - Sabemos que tú...
-No me gusta estar encerrado. -alegué- tú lo sabes. El señor francés dejó de enseñarme el idioma porque se enfermó y ahora está en el hospital. - Ginger suspiró y me miró como si quisiera ayudarme, pero sabía que no podía.
Y yo también lo sabía.
-Una semana y media, Sam. -replicó con cansancio - solo una semana y media y serás libre. - Señaló y después se fue.
No sabía distinguir si una semana y media de castigo era mucho o poco, creo que nunca había sido castigado pero... Podría ahorrar durante el plazo del castigo para una nueva película para la cámara. O morir de aburrimiento.
Me volví al cuarto. Cerré la puerta y Cole estaba leyendo un libro de Biología marina.
-Una semana y media -anuncié y me acosté en mi cama en perdición.
-¿una semana y media? -se preguntó Cole con asombro.
Me aventé a la cama y caí boca abajo sobre el colchón para luego levantar mi cabeza y mirar a Cole con duda.
-¿es mucho? -pregunté sin entusiasmo - ¿o muy poco?
Cole hizo una mueca.
-no lo sé... Creo que es justo. O incluso... Podrías haberte merecido más que eso.
-¿justo? -pregunté con cansancio- ¿me merecía más tiempo que eso? Cole, ¡Voy a estar una semana y media encerrado en este lugar! - me di vuelta para mirar el techo e ignorar la voz de mi amigo.
-es justo, Sam. - se oyó un cambio de página en el libro - Estuviste cuánto: ¿casi veintidós horas? ¿Mas de un día? -Dijo como si no lo reconociera- Samuel, te metiste en un tráfico urbano por unas casi diez horas y te emborrachaste con Heather para luego llegar aquí a las seis y media de la tarde como si nada...
-¡Shhh! -lo callé - Ginger no sabe -susurré con desesperación
-¡Ah! Sí. -dijo con una mirada a la ventana para después regresarse a su libro- Tengo que cerrar la boca para que no estés en problemas. -Cole se llevó una mano a la cabeza, actuando con asombro fingido- El sábado también te saliste a verla. AL IGUAL QUE CASI TODA LA MALDITA SEMANA PASADA...
-Ok, ok ya entendí. - y luego callé con incomodidad
Iba a estar castigado el mismo plazo de tiempo como Heather.
-Casi me acabo la película de la cámara -comenté para mí mismo.
-¿En la aventura que tuviste con tu novia? -Dijo en un tono irónico.
Suspiré.
-Ella no es mi novia -repliqué con una sonrisa fingida
-Pero desearías que lo fuera.
Me volteé hacia Cole y lo miré: cabello negro, ojos azules como los míos. Y una mirada perdida que te decía todo sobre él. Un nerd de quince años viviendo con su mejor amigo de la infancia.
-Cole -él levantó la vista hacia mí- ¿tú crees que le guste?- pregunté con sinceridad
Él hizo una mueca mientras me examinaba con la vista en distancia.
-¿quién no querría a un francés malcriado?-dijo con una sonrisa.
Reí.
-Ella es muy bonita -dije en un tono soñador.
-Sí, sí, Romeo. - él pasó otra página de su libro y tenía una expresión de aburrimiento.
-Es enserio, Cole. Me gusta
-Ya lo sé, Sam. -dijo él - es obvio que te gusta.
Sonreí. Y me volví hacia el techo.
Una semana y media... El primero de abril era mi cumpleaños. Y también el aniversario.
Cerré mis ojos y me imaginé a la Heather del primer día de escuela: linda y amistosa. Era el tipo de chica con la que había soñado: sin tendencia, sin vanidad. Solo una chica simpática a la que cualquier persona puede caer bien. Ella era la persona con la que había soñado, con la que había estado esperando, y me hizo sentir genial, vivo y lleno de amor. Y no me había dado cuenta.
Abrí mis ojos. Y tomé una libreta y un lápiz con goma a la mano. Me levanté y encaminé hacia la puerta y antes de abrirla, Cole me detuvo:
-¿adónde vas? -él cerró el libro
Hice una mueca inocente
-Voy afuera - dije secamente
-¿vas a tardar? -preguntó él, como si fuera importante.
Lo miré con recelo.
-¿por qué...?
-sólo quería saber.
-de acuerdo... -dije con inconformidad
-de acuerdo. -dijo él con inocencia
Salí del cuarto y di un recorrido por el pasillo y miré una pintura paisajista: se trataba de una casa campestre en medio de un bosque y un lago otoñal lleno de hojas naranjas cayendo con la brisa del aire mientras el agua hacía ondas circulares. Me acerqué a la obra y leí: Warren Race, 1999. El año en que nací y visité América con mis padres.
Me volteé y miré hacia la puerta que daba al patio. Encaminé hacia ella y pisé el pasto verde. Busqué un lugar solo y mis ojos miraron un árbol sombrío al que nadie estaba. Hice una mueca y me dirigí hacia el árbol para después sentarme recargado en su tronco para luego abrir mi libreta y escribir un poco.
Quería hacer un relato bueno y con un recuerdo genial así que traté de tomar fuerzas y escribir la mejor anécdota que pasé con Heather. Pero terminé dibujando la historia: Heather no tenía lentes y se estaba comiendo una oreo. Yo estaba riendo con una mano en la boca y una galleta de arándano en la otra. No estaba muy seguro de que esta parte de la noche en Hollywood haya ocurrido. No recuerdo reírme con una mano en la boca... Aunque Heather sí se quitó los lentes y se comió varias oreo. Así que seguí dibujando hasta que terminé. Admito que me sorprende cómo nos dibujé: Heather estaba idéntica y ¿yo? Pues yo me basé en una polaroid que Cole me había tomado en donde yo me estaba riendo. Solo que agregué la mano. Esa foto fue una de las primeras cuando me regalaron la cámara hace casi un año. El uno de abril, mi cumpleaños.
Cerré mi libreta y observé las hojas del árbol que se reflejaban en el sol del día. Era relajante...era como... Ser la única persona en el mundo y ver la evolución de las cosas cada minuto, solo para ti y especialmente para ti.
Oí los gritos de los niños y me arruinaron el momento. Decidí volverme a la habitación antes de que Ginger me cachara... La verdad no tenía definido si podía estar en el patio... Tendría que hablar con ella sobre eso más al rato.
Subí y abrí la puerta lentamente y accidentalmente me encontré a Cole en un rincón con un espejo a la mano mientras posaba de forma "atractiva" para sí mismo. Pero él no se había dado cuenta de mi presencia y le seguí la corriente.
Sonreí y cerré la puerta lo más callado posible mientras me estaba riendo de él silenciosamente.
-¿te gusta eso? -le preguntó al espejo- Oh, sí. -Se acomodó el cabello que estaba mojado y peinado hacia atrás.
Lo miré calladamente. Me causaba un ataque de risa al estar frente a él y sin darse la más mínima cuenta.
-¿qué estás haciendo?- pregunté entre risas.
Cole literalmente brincó del susto y se guardó el espejo detrás de él mientras su cara se ponía cada vez más roja.
-NADA -Cole estaba rojísimo. Y yo estaba riendo cada vez más.
Me limpié una lágrima que había salido de tanto reír.
-¿te gusta eso? - Reí - Oye, ¿qué sientes? -Pregunté cruzando los brazos
Cole se levantó con un rostro humillado y me miró.
-practico -dijo seriamente. Su tono de voz hacía notar lo avergonzado que estaba, pero a la vez sonaba tranquilo y tímido. Su cara me hacía llorar de la risa.
-¿para qué estás practicando?
-¡Para tener chicas! -Él extendió los brazos como si fuera obvio- No es fácil, Sam.
-No, por supuesto que no es fácil
-Tú cállate -dijo con envidia- eres francés y tienes a Heather. ¿Pero yo? Soy solo un chico humilde de quince años.
-Con un nivel intelectual alto.
Cole me miró como si no captara
-¿Y?
-Y... A las chicas les gusta un niño listo y no estúpido. -sonreí como si fuera sencillo- o al menos eso creo...
-Sam, nunca podré tener una vida normal
-Yo tampoco, ¿y qué? Vamos, talvez te quede un cambio de apariencia -lo animé
-Pero Sam....
-Deja esas mismas garras que siempre llevas -sugerí - Hazte mirar como si tuvieras la vida que no tienes.
Cole hizo una mueca.
-¿cómo tú, Sam?-preguntó con un tono sincero.
-Sí, Cole. Exactamente como yo.---
Uy, hay cosas malas que pasarán.
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Teorías teorías teorías teorías....
-Michelle xx.

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You Are My Best Gift.
Подростковая литератураHeather siempre se preguntó cómo sería su vida si fuera normal. Ella es apasionada y aventurera, siempre quiere hacer algo nuevo y vanguardista en su vida junto a su única y mejor amiga, Bailey. Una chica popular y reconocida por su belleza, igual d...