You Are My Best Gift.

27. Sam

Deseaba estar muerto.
Ya no tenía mi castigo, pero esto era peor que estar en un castigo.
Cole no me dirigía la palabra desde el viernes del partido y sabía que en cualquier momento Ginger podría enterarse. Entonces, sería pez frito.
Hice mi tarea y me fui a sentar en la esquina del cuarto porque quería darle espacio a Cole, que estaba haciendo su tarea de historia sobre su cama.
Sentir el ambiente del cuarto era como estar quemándote por dentro.
<<-Tienes que salir de aquí, ¿sabes? A él no le importará un pico. ->>
Estaba enojado conmigo y no podía descifrar cómo perdonarme.
Por fin me había dado cuenta de que soy un imbécil y aprovechado.
Era el tipo de persona que más odiaba. Y eso me hacía enojar.
¿Por qué tengo que ser así? ¿Por qué mi vida es muy diferente? ¿Por qué todo no puede ser normal? ¿Por qué tuve que nacer? ¿Por qué tuve que vivir?
<<-Te has pasado de la raya y lo sabes muy bien.->>
Imbécil.
<<-Cállate.->>
Mentiroso.
<<-Para.->>
ENFERMO MENTAL.
<<-Soy sensible, pero no estoy enfermo.->>
ESTÁS HABLANDO CONTIGO MISMO, SAM.
<<-Debo de parar, ahora.->>

Recargué mis codos en mis rodillas y bajé la mirada.
¿Ahora qué iba a hacer? Lo había arruinado todo y creo que no hay remedio.
¿Por qué siempre tengo que ser un tonto en todo?
Siempre llego a un punto a que no me importa nada y después de un rato me arrepiento gravemente. Siempre es lo mismo.

Me levanté y salí del cuarto camino al parque en donde Heather y yo nos la pasábamos. El día era nublado y hacía un poco de frío. El viento helado pegaba a mi cara, haciéndome estremecerme. Podía ver con dificultad mis exhalaciones y mi nariz estaba totalmente harta de respirar aire helado.
Sin suéter, en bermudas y sin nada con qué cubrirme. Genial.
No iba a volver con Cole, y no quería estar aquí expuesto al exterior. Temblando y haciendo sonar mis dientes mientras frotaba mis manos en busca de calor corporal.
Pero lo ignoré. Lo ignoré por completo y me fui del parque.
No tenía idea por dónde me dirigía y no sabía si estaba cuerdo, era como dejar llevar el rato e ir por donde el viento te indica.
Después de diez minutos de estar caminando en la orilla de la calle decidí ir al árbol.
No me importó que estuviera a cuarenta minutos de la última manzana más cercana al vecindario en dónde vivía. Sentía la necesidad extrema de ir ahí.

Mi garganta estaba seca, mi nariz helada y mi piel estaba como la de una gallina. Creí que estaba temblando de lo frío que estaba, pero no. Mis talones dolían en cada paso que hacía y estaba muy cansado.
Finalmente, logré llegar al lugar: se trataba de un pequeño y sencillo parque exclusivo para hacer ejercicio, o pasear a tus mascotas.
Busqué el árbol que estaba en la orilla de todo el área verde y me senté en él. Solté un suspiro y traté de calcular el tiempo en el que no había venido aquí.
Fue desde enero.

-Perdón por no haber venido, Árbol. Han pasado muchas cosas desde la última vez que te vine a ver y.... Creo que no he tenido uno de esos momentos en los que te he necesitado.... ¿Sabes por qué estoy aquí?

El árbol no contestó.

-Sí, así es. -afirmé- Otra crisis está pasando. Ésta vez es con Cole. -dije recargando mis brazos en mis rodillas para tener una posición cómoda- ahora fui demasiado lejos. No me habla. Y tampoco le hablo, y cuando lo hago, es por necesidad.... ¿Tú crees que se resuelva? Me refiero a que si todo volverá a ser normal... O al menos lo más normal posible...

El árbol no contestó.

-Bueno, pues. Tú sabes cómo están las cosas... Ginger se esfuerza mucho y yo... Yo sigo dándole problemas. A ella, a Cole... Y a Heather...

Él crujido de las hojas sonaron por el lugar y una brisa fría pasó lentamente por mi cara.

-Dios, trato de reflexionar sobre mis problemas. ¿Por qué no se callan y me dejan continuar?

Al poco tiempo la brisa bajó de intensidad y el crujido de las hojas no fue muy fuerte.
Yo proseguí:
-Mira; sé que probablemente me salí de control durante estas últimas semanas... Pero.. ¿Acaso de eso no se trata? -Tosí un poco y aclaré mi garganta. - quiero vivir la vida de la manera en que siempre soñé vivirla: quiero ser aventurero y divertido como Heather.. ¡Pero no! En cambio soy un chico extraño y sensible que se la pasa tomando fotos ¡con su estúpida cámara instantánea!

Cálmate. Te estás presionando.
Exhalé con gentileza. Tenía que recuperar a mi mejor amigo. Tenía que ser sincero. Tenía que revelar todo... Todo.
Me levanté y me despedí del Árbol para después salir disparado de regreso a casa.

Mi corazón no dejaba de palpitar y mi frente sudaba...
¿Cómo fregados podía sudar con semejante clima? Como sea.
Después de casi media hora llegué y me encontré un carro raramente familiar en el estacionamiento. No logré descifrar de quién era, pero decidí entrar lo antes posible para averiguarlo.
Abrí la puerta y entré. Al instante noté a una mujer blanca, pelirroja e igual de pecosa como yo.
-¡Míralos, Paul! -exclamaba con entusiasmo- ¿cómo poder elegir?

¿Paul? ¿Acaso ese no es....?

-¿SAMUEL?-gritó Ginger con alivio- ¿dónde estabas...? ¿Por qué no me dijiste que...?

Trágame, Tierra. Trágame hasta el fondo.

-Perdón... Yo... Tuve que salir... Pero ahora estoy aquí... Me voy.

La pelirroja clavó los ojos en mí.

-espera... ¿Te llamas Samuel?

Enserio, alguien que me pase una pistola.

-eh.. Sí. Supongo.

La pelirroja sonrió con felicidad pura. Ella tenía unos ojos avellana similares a los de Heather, y tenía unas mejillas adorablemente rosadas. Ésta mujer era simpática e imposible de no amar a simple vista.

Jesucristo.

-¡Paul! ¡Paul, mira ven! -ella jaló ligeramente el brazo del hombre, que estaba detrás de ella, ocupado en ver la pintura de las hojas.

-¿qué pasó, Denisse? -el hombre se volteó hacia ella y luego paró los ojos en mí.

¿Ahora qué será de mí?

-¿S-s-s-Sam? -Haden abrió muy bien sus ojos azules.

Estaba muerto. Mi vida, mi reputación, todo. Lo único que me permití hacer en ese momento fue disculparme y salir corriendo hacia mi cuarto.
¿Ahora qué iba ser de mí?
Ahora Haden sabía mi secreto de manera accidental.
Estaba muriendo lentamente... Lentamente.
Porque definitivamente la crisis estaba iniciando con más intensidad.

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