36. Heather

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Tenía que hablar con mis padres de Sam.
Era un lunes soleado en el cielo de California y sentía la necesidad se estar feliz. Pero simplemente no podía dejar de preocuparme por este asunto.
Yo sabía que mi mamá conocía a Sam. En el primer día ella y mi padre se sorprendieron de haber escuchado su nombre y antes de que nos quedáramos estacados en el tráfico mi madre se mostró muy simpática y feliz ante él.
Algo estaba pasando aquí.
¿Y si yo era adoptada? ...no..no tiene sentido.
Además, estoy igualita a mi mamá. Idea descartada.

-shh -llamó Bailey detrás mío.
Dejé un par de libros en mi casillero y lo cerré para luego voltearme a ella.

-¿qué pasó?

-¿has averiguado sobre esto?
Suspiré.

-¡yo sé que vi ese logo en una parte de mi casa! -repliqué- no estoy loca. Sé que vi algo... Pero no recuerdo en dónde y cuándo...

-Bueno, ¿qué harás en Biología?, ¿te sentarás con él?

-No tenemos que hacer sospechas, lo sabes ¿no?
Ella hizo una mueca.

-sí, pero tú no eres buena actuando frente a Sam.

-¿qué? Soy la maestra de las mentiras, ¡todos caen en mis excusas!

-menos Sam. -aclaró- Heather, ¿qué pasó la última vez con la que te sentaste a su lado?

-cállate. Eso era diferente. -bajé la mirada un poco- desde ese entonces estaba alterada, ahora... Al menos sé que no me matará. Creo.

-crees.

-Cierra el pico, Bailey y apóyame en esto.

-bueno, bueno. ¿Tienes idea de lo que le dirás? El chico en verdad está perdido en ti.
Alcé mi cejas.

-Espero primeramente que no nos hablemos. Tengo que resolver este rompecabezas. Luego, hablaré con él.

-wow, lento... ¿Hablarás con él?
Volteé los ojos como si fuera obvio.

-¡tengo qué! -exclamé- pero eso será después de que volvamos a Maryvale y descubramos...

-¿¡Qué?! -gritó ella - ¿quieres regresar? ¿Cuándo?

-hoy, si se puede.

-hoy no puedo, Heather. Mi mamá quiere que cuide a su estúpido sobrino.

-¿por qué?

-no sé. Pero será horrible, odio a los niños.

-cállate. -reí sin ganas- ¿al menos podremos hablarnos?

-claro que sí. Nos mandaremos cartitas como si estuviéramos en clase.
Carta. Eso era. Una puta carta.

-Hija de la madre -dije en perdición- Bailey eres mi mundo.

-Gracias.... ¿Pero por qué?

-¡era una carta! ¡Una maldita carta en donde había visto el logo!

-¿y ahora qué?
Realmente no sé.
Hice una mueca y miré a mi derecha. Los demás adolescentes normales estaban riendo y hablando de temas estúpidos. Yo deseaba ser así.

-Cambio de planes. Bailey, vamos a casa.

-¿se te ha salido el cerebro? ¿Estás pendeja o qué? ¡Ya estamos en la escuela!

-¡vamos! No han tocado.
Ella bufó y se acomodó la mochila. Luego nos encaminamos hacia la entrada de la escuela y salimos desapercibidas.

-¡No había hecho la tarea!

You Are My Best Gift.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora