38. Heather

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Sam y yo no nos habíamos hablado desde hace aquella pelea.
Bailey y yo habíamos intercambiado lugares en biología y ahora me sentaba al lado de Nancy mientras ella estaba raramente con Sam.
Me había concentrado más en mis notas que estar preocupada por un chico de dieciséis años que me había mentido. Aunque yo también hice algunos peros.
No le dije nada a mis padres porque reconocí que Sam tenía razón en que empeoraría todo y además, días después descubrí que la cuarta persona era mi papá. ¿Por qué no lo había pensado desde ese entonces?

Bailey me estaba dejando sola en este asunto, estaba nuevamente loca por otro chico que no era de esta escuela y sólo me hablaba de dos temas en el celular: de la épica fiesta que haría para su cumpleaños, de su primo odioso que tuvo que cuidar y de su nuevo amado, Denis.

Ahora yo no estaba de humor para hablar de chicos y de amor.
Lo único que hacía desde entonces era lo que solía hacer antes de entrar a noveno: leer, practicar carisma, subirme a dormir en mi casita del árbol y preocuparme por todo.
En especial por saber que mis padres me mintieron y más por no saber por qué.
No tiene sentido, nada de esto tiene sentido.

Me sentía triste, sola y tonta. Sam me hizo sentir y hacer cosas que nunca había experimentado, y demasiadas cosas hicimos juntos durante este tiempo como para decir que somos el uno para el otro. Y no tenerlo conmigo era como si no tuvieras con nadie con quién hablar, reír o llorar.
Bailey estaba planeando su fiesta y estaba coqueteando con Denis.
¿Mamá? No. ¿Papá? Tampoco.
Estaba furiosa con él, pero a la vez sentía la necesidad de correr y abrazarlo sin que nada me importe. Porque a pesar de que descubriera la verdad y de que él fuera un idiota al mentirme no podía borrar el pasado, no podía eliminar todo como si fuera la basura que tengo debajo de la cama.
Me gustaba Sam, y era un placer que no podía controlar.
Sam es el primer chico que enserio me ha gustado. Él fue el primer con el que me emborraché, con el que me perdí en el tráfico, con el que lo oculté de mis padres mientras estaban en mi cuarto, con el que pasamos la cruda juntos, con el que nos tomamos muchas Polaroids juntas, con el que nos vengamos de Jackson, con el que soñé que en verdad lo besaba.
Y él era un francés idiota y mentiroso. Pero era mi francés idiota y mentiroso.
Y no sabía cómo traerlo de vuelta.

You Are My Best Gift.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora