3. Sam

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Mi día se iba de mal en peor: me inscribo en una escuela porque tengo qué y conozco a Heather que, me hace poner más nervioso de lo que ya estoy.
Había hecho mi tarea de Biología y pensaba llevar a la lavandería mi ropa manchada de sangre de la nariz de Heather, pero pensarían muy mal de mí. Así que decidí lavarla yo mismo luego.
Recuerdo voltear a la izquierda y ver una gota de sangre saliendo de su nariz, pero antes de eso, la estaba contemplando mientras ella y todos los demás contemplaban al maestro de Biología solo porque era atractivo. Por favor, yo puedo ser más guapo que eso. Solo que no me interesa ser buscado por todas las chicas del colegio.
Miraba disimuladamente el rostro perfil de Heather: una piel ligeramente bronceada, un cabello castaño lacio corto cayendo a cascadas en su hombro, unos ojos verdes avellana y unos lentes rectangulares que la hacían ver intelectual. Lo cual quería alegar sobre que se sentara enfrente para que no usara los lentes, pensaba que su vista se cansaría. Quería comentárselo, volteé y estaba sangrando, y fue entonces en donde recordé mis clases de emergencias.
No podía creer que Heather se haya sentado conmigo y haya hablado conmigo. Ella me pone nervioso, no puedo describir ese sentimiento. No podía creer el hecho de que hubiera bromeado sobre mi sorpresa al que me hablara y mi libreta sagrada saliera volando.

Me encerré en mi cuarto porque Cole había salido a la biblioteca y saqué mi cámara instantánea. Saqué la película que se había terminado y coloqué una nueva. Prendí la cámara y acomodé la ropa manchada: acomodé la playera y la chaqueta en el suelo y tomé una foto, que salió de inmediato y después de que revelara completamente, le escribí como descripción:
"Día 13 de 03 del 14, Mi ropa queda manchada por Heather"

Guardé la foto y escondí la ropa rápidamente.
Me encerré en el baño limpiando la sangre de mi ropa y logré que luciera casi normal gracias al agua fría y a los hielos que ponía constantemente.
La puse a secar y una vez terminada, salí y la guardé. Luego me acosté en mi cama.
Recuerdo cuando Sarah me dio esta cámara instantánea con una película nueva como regalo de cumpleaños. Quedé muy feliz y desde ahí, comencé a ahorrar cada día de la semana para comprar películas y tomar las fotos de mi trabajo y pasatiempo especial sumamente importante.
Se abrió la puerta y Cole apareció con hojas de árbol con ramitas en su cabello y ropa.
Reí. Y me senté en mi cama.

-hombre, ¿qué diablos te ha pasado? -le dije señalando.

Cole se acostó a la cama y se quitó una hoja de su cuello.
-Mi vida es horrible.- comentó

-¿por qué lo dices?

Cole puso las manos en alto.
-¡Esos chicos son unos fenómenos! ¿Sabes que hicieron? Iban con su patineta super asombrosa y mientras andaban, me empujaron. -hizo una pausa dramática- ¿sabes la fuerza que se debe poner para hacer algo así mientras patinas? ¡Ese tipo de equilibro y habilidad!- Cole se estaba quitando una rama que se le había atorado en el pelo.
-Demonios.. Está atorado.- Cole se llevó la mano a su nuca y exclamó:- ¡aaaghh! ¿QUÉ ES ESTO?- por su cara, supe que era algo asqueroso.

-Venga hombre, déjame ayudarte.- lo volteé y noté que su mano y su cabello estaban atorados en una goma de mascar rosada y súper pegajosa. -Cole, no te muevas -advertí-Saca tu mano, ven yo te ayudo.- Y eso hicimos, pero Cole no dejaba de lloriquear, lo cual me ponía en pánico. -Dios, ya ¡tranquilízate! -le ordené algo frustrado. Y el se calló. -Iré por las tijeras. Y Cole, Cole ¡mírame! -Él se obligó a voltear- Cállate. Cállate o sino olvídate de la tarea de Artes. -Y él asintió.

A los pocos minutos, tenía unas tijeras en la mano y en la otra, un pedazo de chicle y un mechón enorme de cabello negro de Cole.
Traté de animarlo.

-Me alegra el hecho de que pienses que ellos son los fenómenos, Cole eso es ser genial.
Cole me miró con timidez por lo de la tarea y terminamos la frase:

-Aunque los verdaderos fenómenos seamos nosotros.- dijimos al unísono y nos reímos.

-Voy al parque, ¿quieres venir?
No lo dudé. Tenía que salir de aquí.

-Claro. Vamos, sólo déjame traer mi cámara.

-Ah, claro. El fotógrafo nunca deja sus posesiones, por eso siempre me pides dinero del trabajo. ¡Porque siempre te gastas trece dólares cada domingo!

No quise alegar.
-Es un pasatiempo. Es como algo terapéutico para mí. Tú lo entiendes con tus libros de filosofía y ajedrez.

El puso una cara pensativa. Y después de medio minuto contestó.
-Tienes razón, cada persona es un Universo distinto. -Admitió- Talvez el mío sea aburrido para los demás. Pero para mí... Bueno. Eso no se puede describir.

Lo miré y sonreí. Cole era mi único y mejor amigo que literalmente he tenido en toda mi vida, realmente entendía las cosas y reflexionaba sobre ellas. Ojalá yo fuera así de listo y filosófico. Pero en cambio yo tenía mis fotos y eso me ponía feliz.
-Vamos, se nos hace tarde para una tarde llena de Polaroids.

You Are My Best Gift.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora