33. Sam

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La detención no era bonita.
Deseé tanto haber traído mi libreta para haber escrito algo mientras estaba sentado en un pupitre haciendo NADA.
Estaba rodeado de emos, jugadores de los Tomahawks y de algunas chicas que no eran presentables a simple vista.
Enserio me sentía en un trato injusto. Pero no podía hacer nada al respecto.

-Richard, deja de rayar la mesa o te obligaré a lavar los baños. -Rugió la maestra Vee.
Ella era la tutora de octavo grado, estaba feliz de que ella no me enseñara.
Me recordaba a la Sra. Federick. Mi maestra de sexto grado. Esa mujer tenía problemas neuróticos.
De repente, la puerta se abrió y Haden asomó ligeramente la cabeza con una sonrisa tímida.

-Maestra... ¿Me permite a Sam?
La profesora Vee se acomodó en su silla.

-¿para qué lo quiere solicitar?

-tengo que... Asignarle un castigo especial por parte de la directora.
Temblé de los nervios y se escucharon siseos en burla por parte de todos.

-bueno, si la directora lo desea... Samuel, ya oíste al profesor. -La señora Vee tomó su bebida de sabor y le dio un trago.
Yo tomé mi mochila casi vacía con rapidez y me salí del salón con Haden a mi lado.

-¿ahora qué hice? -dije exhausto mientras me acomodaba la mochila en los hombros.
Haden sonrió de lado.

-vamos. -Él me hizo un gesto para seguirlo y encaminé a su lado.
No tenía idea de lo que estaba pasando.

-...¿puede decirme a dónde vamos? -pregunté con voz temblorosa.

-tranquilo. Tuve que echar una excusa para sacarte de ahí. Perdón por hacer esto de esta manera, fue muy de repente.

-¿a qué se refiere?

-lo de la detención... Es que tengo que hablar contigo.

-¿conmigo?

-vamos. -Y nos dirigimos hacia la biblioteca.
Haden abrió la puerta y pasamos. No pude evitar soltar un respiro nervioso.
Supuse de lo que hablaríamos.

-...¿hay alguien aquí? -dije mientras toqueteaba el primer librero que mis ojos captaron.

-No. -Haden cerró la puerta y aclaró su garganta. - Sabes... Yo solía ser como tú, Sam.

-...¿como yo?
Él asintió en una sonrisa grande y me tomó el hombro izquierdo.

-Vamos, te quiero enseñar mi parte favorita de la biblioteca. -Él me encaminó hacía una sala en la que nunca había visto, incluso no recuerdo salas como éstas en mi otra escuela.
Se trataba de una sala hexagonal rodeada de libreros, había dos sillas de madera y entre ellas, una mesita auxiliar con un globo terráqueo antiguo. Era simple, pero lo simple era perfecto.

-woah... -dije sin palabras. Cientos de libros de todos los colores, de todos los géneros y de todos los tamaños estaban ahí. Era fantástico.

-genial, ¿no? -Haden tomó una de las sillas y la colocó enfrente de la otra silla en la que estaba en su lugar original. Él se sentó en la que estaba al lado de la mesita y después le dio vuelta al globo terráqueo.
Él hizo un gesto para acompañarlo y fui a sentarme en la otra silla.

-...tan poco tiempo en esta escuela y me estoy enamorando cada vez más de sus secretos.. -Haden suspiró con la sonrisa en la cara y luego se volvió a mí. - Sam... ¿Por qué saliste corriendo aquél día?

O no. Mátenme.
Cambié de tema.
-...¿Y lee mucho...?

-Sam...

-A mí me gustan los clásicos. Pero no he tenido mucho tiempo de leer... Antes lo hacía, y mucho...

You Are My Best Gift.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora