6. Heather

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Nunca había invitado a un chico a mi casa.
Siempre invitaba a Bailey con mis primas y hacíamos maratones de Netflix todo el día. Pero esto era diferente. Y mi madre lo sabía.

-entonces, ¿a qué hora llega?-preguntaba ansiosa.-Haré una limonada con agua mineral y galletas de chocolate.

-¡mamá! No es para tanto

-¡claro que es para tanto! -hizo una pausa- ¿qué clase de madre no quiere una historia de amor a parte de su propio matrimonio? ¿Por qué no me dejas enseñarte coquetear? Yo aprendí sola, y tu padre me rogaba para que estuviera con él. Debes de hacerte la difícil ¿sabes? Así se notará si realmente te quiere.

-mamá, Sam y yo no estamos...

Entonces el timbre sonó y mi mamá enloqueció.

-¡Abre!- me ordenó. Yo la miré con rogación. -Ok, ok ya entendí, me voy..- dijo emocionada entre sus susurros, tanto que; me dio un empujoncito con una nalgada suave al final y se fue corriendo dando brinquitos.
Encaminé hacia la puerta y la abrí. Era un cartero.

-Disculpe, tengo este paquete para....¿Bob Nelson?

Yo sabía falsificar la firma de mis padres.
-¿dónde firmo?

-aquí y ... Aquí- señaló el cartero. Ni le dio importancia de que no lo firmara mi padre. Creo que está rezando para que lo despidan.
Y firmé. El cartero me dio el paquete, que era una caja de treinta centímetros por quince centímetros.

-¡Mamáaa! TE LLEGÓ UN PAQUETEEEE -le grité y lo puse sobre la mesa. Comencé a desgarrar el papel cartón y mi mamá salió corriendo y me gritó:

-NO AAAABRAAS ESOOOO

Se trataba de una caja de cartón con un logo pequeño grabado en la esquina que consistía triángulo circular azul con tres personas de blanco. ¿Qué demonios era eso? No pude ver más porque mi mamá me arrebató la caja y se fue corriendo.
Entonces el timbre volvió a sonar y abrí la puerta con duda sobre lo que acababa de pasar. Esta vez, era Sam. Misteriosamente con la misma chaqueta que manché de sangre y su mochila de escuela.
Sonreí y evité ver su chaqueta. Tenía los mismos pins y parches. ¿Qué demonios era eso?
Lo saludé y lo invité a pasar. Como mi madre me arrebató el paquete, decidí ir a trabajar en la maqueta de los cromosomas en mi casa del árbol. Sam y yo subimos y entramos en mi casa del árbol. Dejamos las cosas ahí y le di la bienvenida a mi casita.
Mi casita es de madera pintada de café claro, con dos ventanas por los lados y un techo rojo. Por dentro, tengo una mesa bajita y sillones puf con una alfombra café oscuro.

-woah - murmuró Sam admirando el interior de la casa. -¿acaso vives aquí?-dijo en broma

Solté una risita.
-No. Aveces paso el rato aquí cuando me canso del internet y la televisión; aquí leo y aveces hago mis tareas. Me ayuda a despejar mi mente.

Se escuchó unas patitas en el techo.
-Y supongo que tienes amigos ardillas.

-Ellos cuidan de mi casita cuando yo no estoy - guiñé mi ojo derecho y en un cajón de una mesita auxiliar saqué el material que ocuparíamos. Sam y yo hablamos sobre los materiales que traeríamos. Yo puse la plastilina y el puso los alambres con una cartulina dura pequeña para soporte.
Nos sentamos en los sillones puf y cuando él se sentó, me miró como si nunca se había sentado en algo así. Me miró de manera asombrada y luego se rió y dijo:

-¡Siento los malvaviscos en mi trasero!- exclamó

Y no pude evitar una carcajada.
-¿cómo no pude pensar en eso antes? -dije entre risas ahogadas

Y él también se rió.
-pensé que eso pensaba todo mundo -hizo una pausa para calmarse- son de ese tipo de cosas que siempre pasan o piensan. Pero nunca lo comentas porque crees que eres el único que se le ha ocurrido, pero en realidad todos están en ese mismo caso.

You Are My Best Gift.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora