48. Heather

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Creo que Sam y yo estábamos en otro nivel.
Era domingo por la noche y no había podido parar de sonreír. Mis mejillas dolían pero aún así no podía evitarlo, mi mamá me preguntaba qué me estaba pasando, y recordé lo que me había dicho el primer día sobre darle una oportunidad a Sam. Y luego eso me llevó a un largo viaje de recuerdos no tan viejos sobre cuando me negaba amar a Sam de esa manera y todos me decían que era algo como...
Como algo ya predicho.

Luego comencé a pensar en cómo reaccionaría Bailey ante esto, ella estaba totalmente loca cuando por fin le dije que Sam me gustaba y, siempre estuvo como al pendiente de que Sam y yo tuviéramos nuestros momentos juntos.
Aunque para eso era muy mentirosa. Pero la amaba por eso.

Y ni pensar en Bailey....sabía cuál sería la pregunta principal: ¿Es Sam mi novio?
Realmente no lo sabía.

No podía evitar pensar en él, en qué estaría haciendo en estos momentos... En qué estaría pensado... Era como ser una stalker pero a la vez no.
Y creo que me gustaba un poco, aunque era algo odioso para mí admitirlo, era como un pasatiempo nuevo totalmente culpable, pero a la vez tan satisfactorio...

Mi mente repetía el momento del beso una y otra vez como si fuera un video en Vine.
Nunca me cansaba, y cada vez que lo repetía, me hacía sonreír mucho más a pesar de que mis mejillas ya estaban entumecidas.

Recordaba todo. Podía imaginármelo hasta en cámara lenta. Se había sentido tan perfecto y tan hermoso que parecía como de película.
Sam se veía muy guapo con su camisa de manga corta gris y sus jeans negros con unos simples converse. Su pelo estaba radiante y alocado como siempre, sus ojos azules eran intensos que te dejaban sin aliento y su mirada era tranquila y atractiva de una manera natural...que me hacía quererlo aún más.

Me fui a la cama, puse mi despertador a las seis once de la mañana en mi celular y apagué la luz para después acomodarme y dormir hasta el día siguiente.

Hasta había soñado con él.

Sam tenía puesta una camisa manga larga azul cielo con una corbata negra que le hacía ver muy bien y llevaba un peinado diferente al suyo.

-Hay que ir al camino secreto.

Yo lo miré como si hubiera sido enserio su murmullo y no entendía por qué él decía eso si ya estábamos ahí, por la noche.

-Vamos. -contesté como pendeja, sabiendo que ya estábamos en el lugar.

Luego el sueño cambió y nos encontrábamos en las letras de Hollywood, yo estaba semidesnuda detrás de la W y Sam se estaba riendo de mí, aunque también él también estaba sin camisa y pantalones.

Podía oler la horrible combinación de licor y vómito.

-Saaaaaam, dame tu ropa.

Él me miró como si fuera un chiste irónico y luego de carcajeó.
-¡No sé dónde metí nuestra ropa!

-¡siempre pierdes todo, joder!

-shh...

BEEEP, BEEEP, BEEEP, BEEEEE.....
¡Crack!

Abrí mis ojos con dificultad y obligué a levantarme. Me puse mis sandalias, me dirigí al baño, tomé una ducha, me vestí y me di un retoque ligero de maquillaje porque hoy eran dos horas de biología.
Mi estómago volvió a enloquecer con sus cosquillas. Desde aquella pelea yo pensaba que se habían acabado las esperanzas por estar con Sam, pero no.
Creo que estábamos muriéndonos sin el uno con el otro. Había tenido como un colapso mental cuando él admitió que le gustaba.

You Are My Best Gift.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora