39. MI ÁNGEL

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Habían pasado dos horas de su fogoso encuentro, María dormía plácidamente en los brazos de aquel Dios, su cara reflejaba felicidad, ternura y calidez. Loki no podía dejar de mirarla, definitivamente era una imagen y una sensación que retendría por los restos en su memoria, sin duda, lo mejor que le había pasado en la vida. ¿Acaso era posible vivir junto a ella en paz?

- Mi Ángel....- susurró para no despertarla.

En unos instantes su mente se nubló de oscuros pensamientos, recordando quien era él, el Dios de las Mentiras, siervo de la oscuridad, gigante de hielo, ser odiado por su pueblo... enumeró mentalmente la larga lista de enemigos que tenía, la miró con miedo y sin quererlo lloraba en silencio, lloraba porque no quería nada malo para ella, aquel Dios fue testigo en aquel momento de que había una nuevo motor en su corazón: María.

Con una de sus manos acarició su rostro, a lo que María sólo podía murmurar -mmmmmmm, Loki...- el Dios sonrió. En pocos segundos Loki depositó un beso en su frente y en ella se dibujó el símbolo del amor y unión entre dos personas y susurrando en sus labios...

 En pocos segundos Loki depositó un beso en su frente y en ella se dibujó el símbolo del amor y unión entre dos personas y susurrando en sus labios

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- Mi ángel... con este beso tendrás mi amor para siempre. Es tuyo...- no pudo evitar emocionarse, aquello era demasiado intenso para él.

Loki no quería irse, pero sabía que la despedida sería peor si ella despertara, por lo que decidió abandonar el cuerpo de Tom para regresar a Asgard antes de cometer una locura de la cual pudiera arrepentirse.

- Thomas... despertarás en los brazos de la mujer que amo, lo siento, no pude evitarlo, devuélveme el favor que tantos años te llevo haciendo y ámala, hazla feliz, que nunca le falte una sonrisa, Gracias.- Loki decía al subconsciente de Tom  mientras formulaba su partida. La miró una vez más, se acercó lentamente a ella y dejó un suave beso en sus labios haciendo que parte de aquel aura verde y dorada los envolviera - Hasta siempre mi Reina- y Loki se marchó.

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Entraban los primeros rayos de sol por la ventana y Tom se despertó con María en brazos. No sabía que hacía allí con ella, no reconocía el sitio y miró debajo de las sábanas y ambos estaban desnudos. Observó sin moverse mucho su alrededor, pudiendo ver claramente la ropa de ambos en el suelo y un ramo de rosas.

- ¡LOKI!- Exclamó Tom El guapo inglés comenzó a recordar todo lo que había pactado con su Villano interno, sólo una noche pero al comprender que habían intimado la rabia se apoderaba de él.

No quiso moverse mucho de la cama para no despertar a María, necesitaba tiempo para pensar y meditar cual sería su actitud a partir de ahora

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No quiso moverse mucho de la cama para no despertar a María, necesitaba tiempo para pensar y meditar cual sería su actitud a partir de ahora. Pues, definitivamente hicieron un trato...

Al cabo de una hora la morena comenzó a moverse y se volvió a encajar en los brazos de Tom, pero ella seguía susurrando el nombre de su Dios...- Loki...- el ojiazul rechinaba dientes...-No soy Loki María.

De repente algo se activó en el cerebro de ella haciendo que diera un salto y quedara sentada en la cama mirando con cara de terror a Tom mientras arrugaba las sábanas de satén en el pecho.

- ¡¡Tom!! - la cara de sorpresa tornaba a terror.

- Sí, así me llamaron mis padres.- el pobre no sabía que decir pues la situación era bastante incómoda.

María miraba a Tom, Tom miraba a María y ninguno decía nada.

- ¿Lo pasaste bien anoche?- la pregunta de Tom hizo que María se sintiera muy mal.

- Mmmmm Tom... no sé muy bien todo esto...

- Tranquila- Tom se acercó a ella- no me tienes que dar explicaciones, era lo pactado, una noche.- él se hacía pequeño...

- Tom, lo siento... Yo... en fin, esto es algo incómodo. Creo que lo mejor será que nos vayamos de aquí.- él asintió algo triste y sin decir nada ambos se levantaron para tomar sus ropas y vestirse.

María notó una punzada en su interior cuando vio su ropa interior en el suelo, recordaba el tacto de la magia de Loki en su intimidad, estremeció. Se digirió hacia el baño y en el camino vio aquel ramo de rosas de asgard, se detuvo para admirarlas bajo los rayos del sol que dejaban pasar los cristales y quedó embelesada...

- Puedes llevártelo a casa, es un detalle muy bonito por su parte.- Tom intentó romper aquel maldito silencio tan incómodo pues estaba sufriendo por todo aquello. María se giró y su mirada pedía a gritos un abrazo, ella sabía que lo que sucedió anoche no volvería a repetirse, que ella quería a Tom y era la persona indicaba para ella, pero en el fondo sentía que lo que ayer tuvo lugar con Loki traspasaba algo más que sexo.

- Tom... ¿Puedo acercarme?- susurró ella.

- Por favor...- sus ojos cristalizaban.

María se acercaba a él despacio, como necesitando cada segundo de cada pisada para reconectar con Tom. Cuando llegó hasta él, no pudo evitar sonreír tiernamente, tomó delicadamente su mejilla y lo besó despacio esperando que le correspondiera en señal de reconciliación.

Tom apenas podía moverse pues aquel beso a pesar de ser tierno y dulce lo estaba partiendo en dos. Sin ser de gesto brusco la apartó de su lado.

- María... no puedo ahora mismo...- ella quiso preguntarle pero no hizo falta hablar porque sus ojos hablaban por ella. Le sonrió esperando que él le correspondiera pero no fue así, ella giró sobre sus pies y comenzó a andar cuando de repente sujetó la muñeca de la chica con fuerza haciendo que volviera a mirarle.

- María, ¿lo amas?- su voz era grave y seca.- ella tensó la mandíbula.

- Tom... sólo ha sido una noche.- respondió ella con una voz tímida.

- Eso no responde a mi pregunta.- soltó a María de la muñeca.

- Yo te quiero a ti, y la cita de anoche fue a que yo accedí para que Loki te dejara en paz, tuvimos un encuentro, si, obvio, mira a tu alrededor, míranos, estamos desnudos. Pero en todo momento, los labios que besé, las manos que tomé y el orgasmo que tuve fue con tu cuerpo.- María comenzó a llorar.- Ahora si me lo permites voy a darme una ducha.- dio media vuelta y se metió en la ducha mientras el llanto no cesaba en sus ojos.

Tom se quedó callado y meditando en las palabras de María pero su orgullo de hombre no le dejaba lidiar con aquello. Se vistió rápidamente y salió de aquella habitación dando tal portazo que ella pudo escucharlo perfectamente desde la ducha. Ella, no puedo más con la tensión y se quedó sentada en la ducha dejando que el agua cayera como si aquello fuera a limpiar el sentimiento de culpa que tenía en su interior.

ENTRE CLASE Y CLASE / TOM HIDDLESTON /LOKI LAUFEYSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora