Capítulo 1: El comienzo del caos

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Como un día más sonó la alarma a las 05:00 de la mañana y jamás imaginé que ese 4 de Febrero mi vida iba a cambiar de manera tan radical.

No era de esas personas que remoloneaban en la cama, así que en cuanto note la vibración del teléfono me levanté. Hacía frío y podía ver como la nieve había ocupado gran parte del jardín delantero de casa. Me calcé mis deportivas y mi ropa más cómoda.

Por supuesto, al bajar las escaleras ya olía a café y se podía oír el frío ruido de las teclas del ordenador de papá.

- ¿Saldrás hoy con el frío que hace? - me preguntó él casi sin levantar la mirada de la pantalla

- Sabes que si papá - Le susurré al oído mientras le besaba en la mejilla - No tardaré - Le dije sin más y salí de casa como hubiera hecho cualquier otro día.

Me encantaba salir a correr, respirar el aire cuando el sol aún no se había puesto, sentir el rocío y la humedad en mi cara. A mitad del recorrido, siempre paraba en el mirador y podías ver como la ciudad aún se estaba empezando a despertar, no había coches en las carreteras y las casas aún seguían a oscuras.

Volví a casa, exhausta y sudada. Cuando abrí la puerta principal, ahí seguía él y su característico traqueteo con las teclas.

-No pensé que harías una hora completa con tanta nieve - me dijo con esa sonrisa socarrona

- Papá, ¿aún dudas de mi? - Le dije mientras ponía los brazos en jarra e intentaba respirar más pausadamente

- Eso jamás - lo oí cuando ya subía por las escaleras directa a la ducha

Cuando ya había terminado de arreglarme para ir al campus, antes de marcharme me pasé por el dormitorio de mi hermano pequeño, Wyat, dormía plácidamente sin saber que su vida también se iría al traste en poco más de una hora.

Bajé directa a la cocina y mientras preparaba el desayuno para los dos le pregunté a mi padre

-¿No has dormido mucho, no?

- Sabes que me gusta la tranquilidad de la noche para trabajar - Me dijo él ya comiéndose un trozo de tostada francesa

-Hoy no llegaré a tiempo para cenar con Wyat tengo clase a última hora - Le dije sabiendo que era lo que menos gracia le hacía a papá

-Esta bien - me dijo sin más

Una vez terminé de desayunar me abrigué todo lo que pude y salí de casa dispuesta a terminar un día más como estudiante de Periodismo.

Cuando ya había alcanzado la autopista intenté alcanzar del bolso el trabajo que debía exponer pero... ¿Cómo iba yo a no olvidarme algo?... Pensé seguir hacia la Universidad pero no me valdría de nada sin la exposición, así que volví conduciendo más rápido de la cuenta a casa, al girar la calle pude ver aparcado en el jardín de casa un coche negro, que no era de papá, hasta que 3 segundos más tarde que desapareció.

Decidí entrar en casa sin saludar a mi padre, porque no tenía tiempo hasta que un frío recorrió mi cuerpo... 

-¿Papá?... ¿Estás aquí? - Dije entrando en casa lo más despacio que podía ir, mi padre jamás dejaría la puerta abierta y más cuando Wyat dormía

-¿Papá?... Se... me... ha... olvidado... ¡¡¡¡PAPÁ!!!! ¡¡¡ PAPÁ!!! ¡¡¡NOOOO!!!

Agité el cuerpo de mi padre inerte en el suelo, le toqué la cara y le besé el pelo, sólo para que me dijera como siempre "todo va a salir bien".

Grité y grité hasta que me quedé sin voz pidiendo ayuda hasta que volví en mi, y escuche a Wyat llorar sin consuelo, subí las escaleras de tres en tres peldaños, sin ni siquiera tomar aire, sólo necesitaba ver que no le había pasado nada.

Abrí la puerta corriendo hasta que lo vi en en su pequeña cama, asustado y tiritando de miedo. Rápidamente me metí con él en su cama acunándolo y mientras mis lagrimas corrían por mis mejillas solo pude decirle: "Wyat, todo va a salir bien". 

La mafia y élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora