Capítulo 11: La sala del pánico

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Subí y me puse en la barra, quería respirar hondo pero parecía que no me entraba el aire, el aire en la sala era muy diferente al de abajo, parecía más lento, más húmedo.

La sala no era cómo imaginaba, era pequeña, con un sofá donde no cabían más de tres personas, y un par de sillones individuales enfrente con una pequeña mesita en medio, una barra donde bailaba una chica casi completamente desnuda y la barra de bebidas.

La sala era la sala del pánico: pequeña, húmeda y con ese maldito humo blanco que hacía el ambiente más cargado.

La chica de la barra seguía bailando como si no hubiera pasado nada y yo me moría de la vergüenza al haberme quedado mirándola más de lo estrictamente necesario.

Cuando entré en la barra intenté que no me cundiera el pánico pero debía de salirme por los poros de la piel, estaba acalorada, las manos me temblaban y no podía tragar porque tenía la boca seca.

Vi a varios tipos allí, esos que parecían diferentes a los que había abajo, gente muy sofisticada y con trajes que parecían muy caros, no parecían bebidos y no eran esa clase de tíos babosos que te pedían un whisky con refresco.

Intenté familiarizarme con la barra y el alcohol, pero aquello parecía ser de otro planeta. Botellas de champagne y bebidas que no tenía ni idea. Esperaba que esto fuera sencillo porque si no Drew me echaría a la calle por no saber las bebidas y eso iba a ser muy patético.

-Perdona ¿puedes servirme una copa de champagne? - Dijo una voz en la barra

Me giré, poniendo mi sonrisa ensayada y me dispuse a mirar todas las botellas que tenia en la barra.

Genial, ¿cuál queria? Había más de 6 botellas diferentes

-Buenas noches, ¿cuál de ellos quiere señor? - Le dije manteniendo esa sonrisa

- El que tu tomes - me soltó con una sonrisa ladeada

Yo empecé a mirar y cogí una botella sin que pareciera que no tenía ni idea, porque jamás había probado el champagne.

-Excelente elección - dijo

Le puse la copa y el posavasos (que como pude comprobar eran de mármol y no de cartón como el que tenía en mi barra)

- Aquí tiene señor - le dije acercándole la copa en la barra con esa sonrisa que siempre ponía

- Gracias, espero que también me guste la ginebra porque es lo que me acabas de servir - me dijo mientras se esfumó en esa pequeña sala

No podía creérmelo, Drew acabaría echándome esa noche por ponerle una copa equivocada un cliente que seguramente se dejaba allí miles de dólares en una sola noche.

En la sala había ocho hombres, de ellos solo dos parecían reír o pasarlo bien, el resto, parecían estar hablando seriamente sobre negocios o sobre algún asunto de seriedad, yo me prometí a mi misma cumplir las dos normas y la de "no oír" era una de ellas.

El resto de hombres pedían copas y no me equivoqué en ninguna de ellas o al menos, eso creía yo. Todos fueron muy educados y las propinas a las seis de las mañanas ascendían a más de 400$, así que empezaba gustarme aquella sala, porque sería más fácil irme antes de aquel bar si empezaba a ganar tanto dinero.

A las seis y media de la mañana, los hombres empezaron a reír alegremente y a felicitarse, y empezaron a pedir más copas, el último en pedir una fue el señor al que le di ginebra en vez de Champagne.

-¿Podrías ponerme una copa de champagne, por favor? - me dijo él

-Claro, siento mi error anterior... yo... - empecé a escusarme

-No te preocupes, no te había visto por aquí nunca - me respondió

Yo con mucha cautela leí las etiquetas de lo que esta vez si, era champagne y mientras le servía le contesté

-Si, solo llevo unas semanas, pero al reservado nunca había subido. Drew no quiere que ande aquí - le acerqué la copa

-Gracias - tomó un sorbo y me dejó un billete de 100 dólares - Espero verte la próxima...

-Emma, mi nombre en Emma. - le dije recogiendo el resto de copas vacías

-Emma... - Sonrió y volvió a esfumarse

A las siete de la mañana Drew no me dio mi sobre como lo hacía habitualmente y cuando el resto de chicas se fueron me dijo

-Emma, ven quiero hablar contigo -

Yo fui a su lado, y me dijo:

- Gracias por cubrir a Gina hoy, toma tu sobre. Arriba se cobra un suplemento y espero que las propinas hayan sido mayores, gracias niña - me dijo con aire cansado

Iba a contestarle, pero se marchó y yo tras él. Subí a mi coche y sabía que tenía 620$ de propina y al abrir el sobre de Drew vi 560$, así que no pude evitar reír de alegría. Tenía dinero para ir tirando y darle a Wyat lo que se merecía.

La mafia y élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora