Capítulo 28: Deseosa de información

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Note unos labios en mi boca y al aspirar me inundó ese olor tan confortable, tan perfecto, tan Jason. Abrí los ojos adormilada.

-Despierta pequeña, tenemos que irnos - me dijo susurrándome

Yo volví a cerrar los ojos y me acomodé encima suya

-¡Vamos dormilona! - me dijo a la vez que me sonreía al darme otro beso, esta vez, en la comisura de mis labios

Yo abrí los ojos, y ahí estaba recostado debajo mía, burlándose de mi

-Te quedaste dormida enseguida ¿cansada de la noche de jueguecitos? - me dijo con su ego por encima de él

-¿Tu no? - le dije con voz de dormida

-Venga anda son las 07:20 y tengo que llevarte a casa antes de que Wyat me odie por no estar a tu hora - me dijo con tono jocoso

-Wyat no está en casa este fin de semana, así que nadie me espera - le dije incorporándome ya más despierta

-¿No está en casa? ¿Dónde esta? - me preguntó interesado

Yo me senté ahorcajadas encima de él mientras continuábamos nuestra charla

-Se ha ido con un amigo del cole a la montaña. Así que hasta el domingo a última hora no vuelve - le informé

-Entonces ¿no tienes que irte a casa ahora no? - me dijo sonriéndome picaronamente mientras me ponía las manos en el culo

-Si quieres me puedo ir ¿Eh? - le dije haciendo el amago de bajarme de encima suya

Él me agarró aún más fuerte terminando de sonreír para acabar riéndose a carcajadas

-No, no. Lo he pensado mejor y te voy a querer un ratito más justo aquí - me indicó mientras me presionaba contra su polla, ya dura por nuestro roce.

Arrancó ha hacerme cosquillas y yo no podía parar de suplicarle mientras reía a carcajadas, hasta que me acerqué a su boca y le besé con ansias, con ganas y con una boca muy húmeda.

-No hagas eso porque voy a follarte de nuevo - me dijo con una voz ronca

Nos sentamos en la cama apoyados en el cabecero mientras veíamos despertar poco a poco la ciudad.

-¿Sabes? Aún no se nada de ti - le dije mirándole

-¿Qué más quieres saber además de que me gusta traerte a mi cama?- me dijo sonriéndome

-No seas idiota... - le bromeé

-En serio, ¿Qué quieres saber? - me dijo con un planta más seria

-Pues lo que te gusta, como eres, tu color preferido, tu comida preferida, si tienes más hermanos o en que trabajas, lo básico - le indiqué acariciando el borde de la sábana

-Así que lo básico ¿eh? Mi color preferido es el negro, mi comida favorita son tus magdalenas, soy hijo único y trabajo llevando mi propia empresa. Eso es todo de mi

-¿Mis magdalenas? - le dije riendo a carcajadas - Eres un idiota ¿lo sabías? - le dije dándole con un cojín en el pecho a modo de broma

Él lo paró y me lo quitó de las manos para evitar una futura guerra de almohadas

-¿Y que hay de ti? - me dijo volviendo esa seriedad a su rostro

-Mi color favorito es el azul, pero azul oscuro casi negro. Me encanta el café recién hecho y la lasaña. Tengo un solo hermano al que conoces ya y dejé de estudiar periodismo para trabajar poniendo copas de champagne a chicos como tu

-Perfecto, ya lo sé todo de ti - me dijo mirando hacia delante como si hubiéramos terminado de conocernos

Yo reí sin imaginarme que quizás lo mejor era haberse quedado aquí, en saber lo básico del hombre que empezaba a distraerme mañana, tarde y noche.

-Genial, ya sabemos lo básico. Vamos a avanzar hasta el nivel dos ¿no? - le dije apoyando mi cara en su hombro

-No se si vas a querer saber tanto de mi - me dijo haciéndome un hueco en su hombro

-¿No tienes curiosidad por saber algo más de mi? - le pregunté extrañada

-No, con lo que sé es suficiente - me dijo mientras me guiñaba un ojo - venga dispara 

-Esta bien... Tengo derecho a hacerte diez preguntas y no podrás dejar de contestarlas ni mentir en la respuesta ¿hecho? - le dije juguetona incorporándome para sentarme y mirarlo sin distracciones.

-¿Y que gano yo con esto? - me dijo él que seguía cómodamente tumbado

-Podrás hacerme otras diez preguntas a las que no podré negarme a contestar con sinceridad

-Venga empieza listilla - me dijo esta vez si incorporándose para jugar

Sabía que sólo tendría diez oportunidades para saber todo lo que quería saber, ¿Era cierto lo que me contó Gina sobre que estaba interesado en mi? ¿Era cierto eso de que se había puesto como un loco buscando al tío que me destrozó el coche? ¿Cuántos líos de falda había tenido? ¿Cuánto mayor que yo era? Tenía que pensar muy bien como jugar mis cartas para no dejarme nada en el tintero.

-Primera pregunta: ¿Cuántos años tienes? - le dije tachando una de los enigmas de mi lista

Él me miró de medio lado y se mordió el labio, no sabría si decir si de preocupación o de fastidio.

-Más de los que imaginas y menos de los que me echan - me soltó 

-¡Eh! ¡Eres un tramposo! Tienes que responder con sinceridad. Venga ya... - le dije hiriéndole

-Vale, vale... No valen evasivas... Está bien... - Me dijo con las manos en alto a modo de redición - Treinta y dos ¿contenta señorita? - me dijo acercándose a mi cara

¿Me había acostado con un tío que me sacaba doce años? ¿Por qué Gina no me lo había dicho? Ahora mismo no sabía si el jueguecito se me había ido de las manos...

-Segunda pregunta: ¿Con cuantas chicas has estado? - le solté pillándole completamente desprevenido

-Sólo he tenido dos relaciones serias - Me aclaró

-No me refería a cuantas novias has tenido... Me refería a otra cosa...

-Pequeña has preguntado otra cosa, haber formulado bien la pregunta. Siguiente pregunta

Touché. La cosa se estaba poniendo seria y ya había desperdiciado una pregunta. Así que fui directa 

-¿Con cuantas chicas te has acostado? - le dije mirándole  a los ojos

-Joder... no las cuento... No puedo contestar a eso... - me dijo sabiendo que se lo preguntaría

-Jason vamos... estoy segura que puedes ser más específico - le dije acercándome a sus labios dándole un beso muy rápido en los labios

Él me agarró con las dos manos la cara y me acercó a su boca para darme un beso muy húmedo

-No me distraigas Jason, contesta - le insistí

-Más de cuarenta mujeres - concluyó

¡¿Qué?! Genial, había ido a fijarme al tío más solicitado de toda Pensilvania. ¿Cuarenta mujeres habían estado aquí con él? Vale, acababa de darme un bajón emocional. Yo no era una chica especial, era la numero cuarenta y uno.

Iba a jugarme el resto de preguntas y no iba a dejar que se me escapase nada.

La mafia y élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora