Mi casa estaba llena de cintas donde se prohibía el paso por la policía, la luz de la sirena de la ambulancia inundaba todo el salón, y yo no podía articular palabra.
Un enfermero examinaba a Wyat que parecía feliz cuando le ofrecieron un caramelo, hasta que oí una voz:
-Señorita Miller, señorita Miller... ¿se encuentra bien? - Insistía un agente de policía
-Si, si... - contesté sin dejar de pensar en como me podía estar pasando todo esto
-Señorita Miller, se que es difícil pero es importante que no se le olvide ningún detalle
-Yo... yo solo volví a recoger un trabajo cuando... - No podía articular ni una sola palabra más
-Lo sé, lo sé... Pero cualquier detalle es importante para esclarecer los hechos... - Seguía insistiendo
-Un coche negro - balbuceé
-¿Un coche negro? - repitió a la vez que anotaba en una libreta pequeña - Le repito señorita Miller que es de vital importancia que nos diga cualquier detalle por extraño que le parezca
-Sólo, vi... un coche negro - Digo mientras cierro los ojos con fuerza pensando que esto debía ser una pesadilla
-¿Modelo? ¿Matricula? ¿Vio a alguien dentro?... - Continuaba el agente sin descanso
-Sólo vi un coche negro, no vi a nadie, ni se que modelo era, no recuerdo nada... - Continuaba con los ojos cerrados por el dolor tan agudo que sentía en el pecho...
-Pero Señorita Miller... - volvía a repetir
-Creo que la Señorita Miller tiene bastante por hoy, ¿no cree agente Harris?
Entonces levanté la mirada y abrí los ojos, pidiendo auxilio para que aquel tormento parase de una vez. La señora, que no vestía de agente ni parecía pertenecer al equipo médico me cogió cálidamente la mano, me sentó en el sofá y acercándome una pequeña botella de agua me dijo:
-Emma, soy la inspectora de Homicidios Peyton, debes estar aterrada y hoy debe ser el día más difícil de tu vida, y nosotros no vamos a ponértelo más difícil, toma - me dijo mientras me extendía una pequeña tarjeta - este es mi teléfono directo, no dudes en llamarme si recuerdas algo o sólo quieres hablar con alguien.
No pude evitar sentir el calor que la inspectora me hacía llegar y sin pensarlo las lágrimas volvieron a brotar de mis ojos.
-Tranquila, vamos a coger a quien le haya hecho esto a tu padre - me aseguro con energía
-Gracias, yo... siento no ser de más ayuda.... - Logré vocalizar
-Lo has hecho muy bien, hemos cogido todo lo que creemos que nos servirá para esclarecer que ha pasado. Tengo que decirte algo importante - me insistió apretándome la mano
-Si, dígame - dije intentando poner toda mi atención en aquella conversación
-Tienes 21 años y un hermano pequeño de tres. Entiendo que no quieras hacerte cargo de él, así que no te preocupes porque llamaremos a Asuntos Sociales y...
-¿Cómo? ¿Qué? No se pueden llevar a Wyat, por favor, Peyton no, mi hermano... - Dije casi volviéndome loca. Wyat era mi única familia y yo no lo iba a dejar tirado y menos con Asuntos Sociales
-Esta bien, tranquila, sólo era una opción, puedes encargarte de él porque eres mayor de edad.
Una hora y trece minutos después, todo el mundo había desaparecido y la casa volvía a estar en silencio. Wyat se había quedado dormido en el sofá con su manta de elefantes, y yo sólo pude tumbarme a su lado y llorar hasta que no me quedase ni una sola lágrima más.
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La mafia y él
RomanceEl mundo de Emma empieza a derrumbarse y se ve rodeada de problemas que nunca pensaba tener y a cargo de un hermano pequeño de cinco años. Jason es un narcotraficante, alejado del mundo real, caprichoso, celoso y compulsivo. Ambos se encuentran y y...