Rompiendo Cadenas

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Mina 2 de la Schnee Dust Company, seis años atrás

El trabajo esclavizado era algo repudiado por todo Remmant de manera pública, se consideraba como una fragante violación de los derechos de humanos y faunos por igual, cualquier político e industria respetable diría eso al público, pero sabemos que una cosa es lo dicho al público y otra cosa es la realidad.

En aquella mina en especial era uno de los complejos más grandes que había dónde se realizaba el trabajo forzado de decenas de faunos, si bien no era una gran parte de la mano de obra los trabajos más pesados y peligrosos les eran asignados y nadie se atrevía a decir nada.

Era un horror que se guardaba en secreto por un supuesto bien mayor, una y otra vez hablaban acerca de los derechos de los faunos, lavando sus manos de cualquier intento por culparlos de las atrocidades que se cometieron en ese sitio, el infierno bajo la tierra.

En ese lugar había familias enteras, por lo que los capataces, hombre crueles y sin escrúpulos, se deleitaban con la aparentemente impunidad que se les entrego, por lo que procedían como les era mejor, maltratando y violando cualquier convencionalismo social que la gente en el reino reprochará.

Cuando un obrero no alcanzaba su cuota diaria de trabajo podrían ocurrír varias cosas dependiendo su suerte, algunas veces no pasaba de golpizas o azotes con un látigo que tenía trozos de hierro, otras veces era mucho peor y eso llenaba de miedo el corazón de muchas personas, quebrando sus espíritu.

Había veces en que tomaban al azar a un trabajador y frente a otros obligaban a sus compañeros a sujetarlo o lo ataban, después procedían a tomar un hierro al rojo vivo para marcar al infeliz que estaba allí, el hierro quemaba la piel y carne, habiendo veces en que el daño se recorría hasta el hueso.

Otras veces tomaban a alguien y por el mero placer del sufrimiento ageno tomaban un machete y mutilaban una extremidad al trabajador, no tenía propósito alguno, solamente mantener a todos aterrados para que las rebeliones no pasaran.

La gente vivía con la cabeza agachada esperando la muerte por inanición, por alguna infección o por un accidente laboral, en varias ocasiones había derrumbes, dónde más de uno moría, los cuerpos no eran rescatados y el olor a muerto hacían imposible respirar sin tener náuseas.

El panorama general se podía reducir a interminables filas de mineros caminando de un lado a otro, muriendo uno tras otro por agotamiento, algunos solo se desplomaban en el piso, eran empujados a un lado y continuaban con su camino, arrojando los cuerpos a la basura para que no apestarán.

Los guardias vestían ropas blanca casi en su totalidad, tenían brillantes botas negras de piel, era ropa muy fina y sus abrigos blancos con el logo de SDC en la espalda, era un contraste completo con los trabajadores del lugar, sus cabezas protegidas por un casco y solían utilizar gafas oscuras aún en ese lugar tan oscuro.

Entre la multitud había una figura que resaltaba entre todos, su cabello negro largo cubría sus ojos azules, o mejor dicho ojo, ya que uno tenía una gran quemadura debido a que fue víctima de una de las prácticas de terror, pero no sé doblegaba por más que sufriera.

Caminaba erguido con su carga a cuestas, no tenía zapatos, su ropa era vieja y sucia, pero su vista siempre estaba fija en el frente, entre esa multitud de desesperación tenía un espíritu inquebrantable, teniendo una sola idea en mente, ser libre de ese infierno dónde vivo toda su vida conciente.

Marcus era un niño de 13 años que para ese punto ya había asesinado a uno o dos mineros que se volvieron locos y atacaron a sus compañeros, cuando aparecía alguien de los mandos de la mina solamente trabajaba y mantenía su mirada en la roca para no atacarlos de inmediato.

RWBY: Equipo GRYMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora