Inconsciente

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Dylan 

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Dylan 

Había intentado regresar a la actitud que tenía antes de toparse con Kyle. No quería ni que su novio ni que sus amigos se dieran cuenta que algo de su conversación, o algo del chico lo había afectado. Había hecho un buen trabajo por un rato, pero luego de un par de horas simplemente no pudo seguir fingiendo.

A pesar de que insistió en irse solo para no arruinarle la fiesta a su novio, Erick no lo dejó y lo acompañó hasta su edificio. El muchacho también había preguntado si no prefería quedarse con él, pero Dylan se salvó a duras penas diciendo que se sentía con dolor de cabeza y prefería quedarse en su propia habitación.

Cuando llegó eran pasadas las doce, pero era viernes y que las luces estuviesen apagadas creyó que significaba que Joe también había salido. Así que una vez cerró la puerta, no se pensó dos veces en golpearla con el puño un par de veces, intentando desahogar su frustración.

—¡Vas a volverme loco! —le dijo a la puerta, pero dedicándole sus palabras a Kyle.

—¿Qué fue lo que hice? —escuchó que le decían desde atrás.

Dylan pegó un brinco, dándose la vuelta en el proceso.

Joe se encontraba recostado en su cama, con la espalda pegada a la pared y la computadora en las piernas. Tenía las sábanas hasta el cuello, por lo que a Dylan no se le hizo raro pasarlo por alto.

—Creí que no estabas —dijo mientras sentía que su corazón volvía a un ritmo normal.

—Me había ido, pero mi novia y yo peleamos, así que mejor regresé a ver una película —respondió, sin despegar sus ojos de la pantalla.

—¿Y no deberías estar arreglando las cosas con ella?

Esa vez, Joe sí apartó la mirada y pausó la película, para darle toda su atención a su compañero.

—Cuando me molesto suelo decir cosas muy hirientes —se encogió de hombros—. Puede que todo el mundo lo haga, pero lo que yo dijo de verdad lastima. Así que cuando discuto con ella, prefiero retirarme y hablarle al día siguiente. Ya sabes, «con la cabeza fría».

Dylan levantó ambas cejas. No esperaba que Joe fuera tan maduro, a decir verdad, pero aparentemente actuaba mucho mejor que Dylan, quien hacía exactamente lo mismo: decir cosas hirientes cuando estaba molesto. Kyle muy bien podía confirmar eso. Tal vez debería poner eso en práctica.

Terminó por echarse ruidosamente al lado de Joe, quien se deshizo de las sábanas y la computadora, para encender una de las lámparas.

—Hey, yo también quería ver la película —no era totalmente mentira, considerando que Dylan logró ver la escena en la que Joe la detuvo y reconoció a los actores de una de sus películas favoritas. Sin embargo, cuando se había dejado caer sobre el colchón, lo único que podía pensar era en que no quería irse a dormir. O bien el insomnio lo atacaría de nuevo o su cabeza tomaría la oportunidad para darle vuelta a un millón de pensamientos no deseados.

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